PANORAMA SOCIO ECONOMICO Y POLITICO DE COLOMBIA A PARTIR DE 1.950
Enviado por jamesmejia • 22 de Agosto de 2013 • 5.640 Palabras (23 Páginas) • 859 Visitas
PRESENTACION
La actual situación de Colombia tiene que ver, en gran parte con la crisis generalizada y agudizada en la década de los años ochenta, resultado, no sólo del desarrollo de ciertas variables coyunturales, entre otras, la del narcotráfico, sino de transformaciones estructurales que tienen sus raíces fundamentalmente en los años siguientes a la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Esta ubicación en el tiempo de las causalidades de la crisis del país, no pretende desconocer, de ninguna manera, antecedentes que vienen determinando la configuración de la historia de la nacionalidad colombiana, desde el mismo momento de la independencia en el siglo pasado. La definición del Estado sobre la base de una nacionalidad inexistente, donde territorio y sociedad eran más una suma de individuos que una realidad integrada alrededor de proyectos socio económicos, políticos y culturales comunes, no puede ser desconocida al momento de explicar científicamente nuestro acontecer histórico pasado y presente. Los problemas propios de la conformación de una verdadera sociedad civil y de la legitimidad del Estado frente a ésta, que están a la base de la actual situación crítica colombiana, están presentes a lo largo de nuestra historia desde el siglo pasado. Por ello, será necesario hacer referencia en muchas oportunidades a asuntos anteriores a los que se dan a partir de la mitad del siglo XX.
Pero la crisis de cualquiera de las regiones particulares de Colombia, no es comprensible absolutamente desde este contexto general. Este es fundamental, pero las regiones presentan en sus desarrollos especificidades que requieren explicaciones también particulares. En los campos económico, social, político, religioso, etc. es posible encontrar importantes diferencias frente a lo acontecido en el resto del país (Cfr. Uribe y Alvarez, 1987). Es el caso singular de Antioquia. A pesar de ser una región de difícil interconexión con el resto de la nación y con los mercados mundiales, se convierte, hasta los años 60, en la capital industrial del país. Con base en el café, el comercio y la industria, la clase dirigente antioqueña conquista el poder político y traza sus pautas a lo largo de este siglo. Las características de su modelo de desarrollo económico llevan a que la crisis de la sustitución de las importaciones repercuta, de manera más acentuada, en Antioquia y, sobre todo, en Medellín.
El entrecruzamiento de múltiples formas de violencia, convierte a Medellín en objeto del "señalamiento", no sólo nacional, sino mundial. Esas particularidades que permiten la diferenciación de esta región frente a las demás, posibilitan también comprender por qué habrá de encontrarse un terreno abonado para el nacimiento y crecimiento del narcotráfico.
Pero las regiones también son particularizables por las posibilidades que construyan en función de la superación de una etapa de crisis. Medellín, por ejemplo, es hoy una ciudad que ha comenzado a pensarse a sí misma; desde muy diferentes ámbitos como los sociales, religiosos, políticos, se ha iniciado un proceso de toma de conciencia sobre los caminos y las posibilidades que la misma ciudad y toda Antioquia tienen para superar la crisis y construir alternativas de futuro hacia la estructuración de una democracia como modo de vida. La ciudad ha comenzado a mostrarle al país, y precisamente desde los sectores que habían sido más excluidos de los beneficios del desarrollo, como los sectores sociales medio bajos y bajos, y los sectores juveniles, que es posible construir la democracia mediante la integración comunitaria y la participación ciudadana. Las muy variadas y numerosísimas organizaciones juveniles existentes en Medellín, son una buena esperanza de ello. La correcta comprensión de los procesos de transformación del país debe, pues, tener en cuenta, además del panorama general, los desarrollos históricos específicos de cada una de las regiones. En este documento, precisaremos lo relativo al primer aspecto, el general.
1. LOS COMIENZOS DE LA MODERNIZACION
Desde mediados del siglo XX Colombia ha sido objeto de profundas transformaciones. Al comparar el país actual con el de los comienzos de la década de 1.950, en muy poco, el de hoy, es similar a aquel. El desarrollo económico desde un modelo de sustitución de importaciones hasta los inicios de la apertura económica, la urbanización acelerada, la universalización de parámetros culturales mediante la expansión de los medios de comunicación, la ampliación de la cobertura educativa en todos los niveles, el surgimiento de nuevos y variados actores sociales, la esperanza de democratización que abre la Constitución de 1991, todo ello marca una gran diferencia con el país de 1950, en un período de tiempo muy corto, si se le compara con el que han tenido los países europeos para llevar a cabo los mismos procesos. En términos de Leal Buitrago (1991) y Consuelo Corredor (1992), el país ha tenido un amplio y acelerado proceso de modernización.
Ya en los años veinte, con base en el aumento de los precios del café, importantes empréstitos y la indemnización por el canal de Panamá, se da una monetarización de la economía que marca para Colombia, según Leal Buitrago, el surgimiento de "un clima de modernización" (1991: 399). Y sobre esta base se produce el primer intento de modernización del Estado. "Fue el experimento de la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo a mediados de los años treinta. En contra de la mayoría de los grupos dominantes, básicamente terratenientes, exportadores de café y emergentes industriales, los cuales se unificaron en torno a un proyecto autoritario contra la intervención que frenó la mayor parte de reformas, se logró un avance hacia la autonomía económica, la liberalización y la secularización del Estado" (: 399). Son éstos los antecedentes de lo que Corredor (1992: 23) denomina un proceso de modernización sin modernidad, contradicción que es ubicada como una de las causas de la crisis nacional a partir de la década de 1980.
López Pumarejo intenta reformas que podrían haber facilitado más tempranamente un amplio proceso de modernización. Piensa la educación como una condición importante para desarrollar las capacidades técnicas y laborales en el país, poniéndola así al servicio del desarrollo del proceso industrial y recuperando, de paso, para el Estado la capacidad de vigilancia y control sobre la misma. Más que una real redistribución de tierras, lo que la ley 200 de 1936 pretendía era obligar a los grandes terratenientes a convertir el campo en una gran empresa capitalista cuya productividad pudiera suplir las necesidades de materias primas de la naciente industria y alimentar
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