PROBLEMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO MEXICANO DESDE SU ORIGEN Y HASTA EL SIGLO XIX

"PROBLEMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO MEXICANO DESDE SU ORIGEN Y HASTA EL SIGLO XIX"

INTRODUCCIÓN

La Guerra de Independencia se presenta como un conflicto de gran importancia para la Historia de México. Gracias a esto, se logró que México se identificara como una nación independiente, que estuviera bajo su propio gobierno y que, por consiguiente, fuera autónomo. Desde 1824 México viene siendo una República y se organiza en estado nacional, además de que México entra, en parte, a la modernidad a partir de la Guerra de Independencia.

En 1821, la situación económica de México, luego de más de una década de conflictos, no era “brillante”, evidentemente. La guerra había afectado su equilibrio minero, agrícola y urbano, es decir, sus principales actividades económicas. El bandolerismo, (o como se conoce cotidianamente en la actualidad “delincuencia”) era muy activo, aún en las cercanías de las ciudades, sin que el gobierno central o estatal tuviera medios sufi¬cientes para erradicarlo. La ruptura del sistema productivo de fines de la Colonia, a causa de la guerra de independencia, se entiende si tomáramos en cuenta el hecho de que ésta, peleó justamente en las regio¬nes vitales de la economía colonial.

México pasa de ser una colonia dependiente de España a un país que decide por sí mismo, es decir, es autónomo, como se ha mencionado. Esto “costó mucho trabajo”, ya que, España, después de 1821, trató de reconquistar México, la consumación de la Independencia.

En 1825 se da el origen de la marina mexicana, expulsaron a los penínsulares; y los españoles mandaban barcos desde Cuba hasta México para reconquistarlo. De 1825 a 1827 el gobierno mexicano lleva a cabo una “aventura maravillosa”. Se llegó un acuerdo de invadir Cuba y quitárselo a España, esto se concreta en 1827 en la “Batalla de Mariel”. España tarda hasta 1836 para reconocer la Independencia de México.

Otro efecto de la guerra de independencia fue la falta constante de recursos para el gobierno hizo que empezara entonces el endeudamien¬to del país; y, por si fuera poco, el país sufrió una serie de intervenciones extranjeras desastrosas, que culminaron en la pérdida de más de la mitad del territorio nacional en manos de Estados Unidos.

La Independencia trajo una etapa de deriva y falta de protección. Cuando México era una Colonia gozaba de la protección pero a la hora de independizarse se enfrentó a otros problemas.

La Independencia en el siglo XIX se ve muy comprometida ya que México queda en riesgo de disgregarse y de reducir más su territorio. Al final de cuentas, el país va a lograr salir adelante.

A partir de estos problemas, se genera una crisis y una serie de protestas que derivan en la guerra. Los objetivos no eran malos, sin embargo, aplicarlos se llevaba consigo privilegios que existían para algunos.

DESARROLLO

El proceso que llevo a la independencia fue largo, de 1808 a 1821, y muy complejo. En él cabe destacar tres etapas, a raíz del vacío de poder que creó la invasión de la península por las tropas napoleónicas. En México se organizó un movimiento, como un fuerte carácter autonomista. Sin embargo, el proyecto fue “eliminado” por un “golpe” de la elite española absolutista (Miembros del Consulado de México, la Audiencia y el arzobispado). Seguidamente, a consecuencia de la reacción española, se organizaron núcleos conspirativos de los criollos en diferentes puntos del país, pero sobre todo en el Bajío.

La insurrección estallo precipitadamente en septiembre de 1810, dirigida por el cura Miguel Hidalgo bajo un programa ambiguo que arrastro a los sectores populares sumándose así hasta ochenta mil alzados.

Los historiadores del Porfiriato nos legaron una imagen del gran arco temporal que transcurre entre 1821 y 1864 con el nombre de "período de la anarquía". Para consolidar esta idea, resultaron los continuos cambios de gobierno, las rebeliones militares, las apresuradas imposiciones de federalistas fenómenos que aparecen en esta fase de la historia de México. En sí, el "período de la anarquía" albergó causas y facto¬res que tendieron a restaurar el viejo orden económico-social hereda¬do de la colonia, al tiempo que también se incubaron en él procesos de cambio en la vida económica y política del país. Así, la construcción del nuevo Estado tuvo que partir de la realidad so¬cial heredada de la Colonia, y se inició la decadencia de los antiguos grupos de propietarios, dis¬minuyendo su capacidad de seguir controlando los circuitos de comercialización internos.

Los grupos regionales de comerciantes-hacendados, aprovecharon este debilitamiento del control sobre los circuitos internos de comercialización, iniciando un fuerte desarrollo que sólo pudo lograrse mediante una lucha continua contra la antigua oligarquía novohispana. Por tanto, el re establecimiento de la estabilidad política dependía de la lucha o alianza entre tales grupos y del triunfo final de alguno de ellos sobre los demás.

La previa derro¬ta de los ejércitos campesinos de Hidalgo y Morelos facilitó el hecho de que el nuevo Estado fuese resultado directo de un compromiso político entre las oligarquías regionales, las altas jerarquías eclesiásticas y mi¬litares, los restos de la burocracia colonial y el poderoso grupo de peninsulares. La Constitución de 1824 fue, antes que nada, el nuevo documento polí¬tico donde se trató de consagrar el compromiso y la alianza entre los centros de poder resultantes del último período de la Colonia.

El nuevo Estado no tuvo, por tanto, condiciones políticas para con¬centrar el poder de las distintas fracciones propietarias en su seno, y tampoco oportunidades efectivas para fortalecerse a sí mismo económica¬mente. Así, el 4 de agosto de 1824, cuando los intereses locales dominaban ampliamente el Congreso Federal, se decretó una ley que decidió repartir los ingresos de la federación entre los estados, exigiéndolos como contraparte el pago de un "contingente" que rara vez fue apor¬tado. También en 1824 el Congreso Federal decidió otorgar la novena parte de los diezmos a los esta¬dos, lo que anteriormente correspondía a la Corona. De este modo, la dispersión del poder político era correspondida con la dispersión de las fuen¬tes de ingresos estatales.

La lucha política fue de manera prioritaria un enfrentamiento entre los intereses divergen¬tes de los grupos de propietarios. Una lucha de minorías que correspondía totalmente con la fase pre capitalista de la economía mexicana de este periodo.

Sobre esta base, entre 1824 y 1829, la naciente vida política nacional que albergaba de manera predominante

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