Pedro Paulet

Una tarde de otoño del año 1940, un viejo señor conversando con su hijita le decía: “Cuando seas grande tú y yo viajaremos a la Luna. No lo olvides, un día volaremos al espacio”. La niña imaginaba ese día y se animaba dibujando la nave espacial en la que ella y su padre viajarían a la Luna, para ella esa promesa era sólo una fantasía y no sospechaba que su padre hablaba en serio.

Hablar de cohetes es una cosa tan frecuente en nuestros días que hasta los niños juegan con estas palabras. Estos poderosos artefactos son la expresión más avanzada de la tecnología de nuestro siglo. Para poder saber cómo comenzó todo es necesario retroceder a una época en que estos aparatos eran sólo un sueño en la mente de un hombre que los vio nacer primero en su imaginación y luego los fue diseñando poco a poco hasta convertirlos en una realidad científica.

Don Pedro Paulet Mostajo, fue un arequipeño que hizo de todo en la vida, menos rendirse a la indiferencia. Nació en Tiabaya el 2 de julio de 1874. Sus estudios primarios y secundarios los llevo en el colegio que regentaba la orden lazarista. Mientras sus compañeros jugaban a la pelota en el patio del colegio, él se extasiaba mirando las locomotoras “¿Sería posible construir alguna vez una máquina más rápida que esta, tan rápida que parezca que no toca el suelo sino que vuela?” Se preguntaba el joven Pedro admirado ante el poder y la fuerza de los motores aunque eran los cohetes quienes atraían aún más su atención.

En la Universidad de San Agustín despierta expectativas entre sus maestros, pero temen que su modesta situación económica no le permita seguir adelante, sin embargo, el destino le fue favorable ya que el gobierno del presidente Remigio Morales le concedió una beca para estudiar en Francia, la tierra soñada de todo estudiante de ese tiempo.

A cada lugar al que tuvo que ir, siempre llevaba los planos de su nave espacial. Nunca dejo de buscar financiamiento para su construcción, algunos empresarios lo escuchaban con atención pero nunca logro un apoyo decidido, en esa época solo se creía en el desarrollo de la aviación, lo que el proponía, el cohete tripulado para viajar en el espacio era algo demasiado audaz.

La modernidad que ve en los países que visita, la piensa, la sueña para el Perú. ¿Cuántos de esos inventos podían servir para el desarrollo de su lejano país? En el año 1941 la diplomacia lo obliga a un nuevo traslado, esta vez era Argentina, allí esperaba con ansias una carta de Lima o de Londres ya que había mandado su nunca olvidado proyecto de la nave espacial, había solicitado financiamiento para la construcción de su primer modelo, pero nunca llego ninguna respuesta, lo cual lo deprimió. En abril de 1944, Paulet leyó en un diario la noticia del vuelo del capitán Inglés Frank Whittle quien había volado en un avión sin hélices, impulsado por un motor de reacción; como

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