Pensamiento Bolivariano
Enviado por Karina062 • 25 de Septiembre de 2013 • 4.881 Palabras (20 Páginas) • 310 Visitas
EL PENSAMIENTO POLITICO INDIGENA.
Cosmovisión del Mundo Indígena.
Cosmovisión Indígena, forma particular de ver el mundo, la vida, la naturaleza y todo lo que habita en ella.
La cosmovisión de los pueblos indígenas se basa en la relación armónica y holística en todos los elementos de la Madre Tierra al cual el ser humano pertenece pero no la domina.
De esta forma el concepto de la acumulación es muchas veces ajeno a la cultura indígena, y de hecho la mayoría de los idiomas indígenas carecen de conceptos como ‘desarrollo’, ‘riqueza’ o ‘pobreza’.
Por ello, muchas veces en el diálogo entre indígenas y no indígenas, los indígenas cuestionan el uso del término “pobreza” como calificador de su situación frente a otros sectores de la sociedad. Más bien, suelen enfatizar la “riqueza” que constituyen sus territorios, recursos naturales y su patrimonio cultural.
Los pueblos indígenas tienen una concepción muy particular de la naturaleza: todos los que habitan en ella son parte de una misma sociedad. Es decir: Una visión muy diferente a la occidental, que considera al ser humano como superior a todo lo que existe en la naturaleza, y que ésta debe ser transformada para servir al hombre.
En la cosmovisión indígena considera a los seres humanos, recursos naturales, seres o espíritus de la naturaleza como miembros y actores de un mismo universo sociocultural.
Existe una relación de reciprocidad entre los seres o espíritus de la naturaleza y los seres humanos.
Para los indígenas muchos animales y plantas son más que recursos que sirven al hombre para satisfacer sus necesidades, “son gente”, son parte de “los seres” con quienes tienen que convivir en armonía.
Como decía la carta del líder indio al presidente de Estados Unidos: “la tierra no le pertenece al hombre, al ser humano, el ser humano pertenece a la tierra”.
Esta concepción se manifiesta en muchas de las actividades sociales y productivas: el pago a la tierra, pachamama, el pedir permiso a la “madre del monte” para ir a cazar, a la “madre del río” para pescar, al “espíritu del viento” para que te ayude en la quema de la chacra, entre otras.
El éxito o fracaso en muchas de nuestras actividades depende del grado y el tipo de relación que las personas establecemos con los apus y con las madres o espíritus de la naturaleza.
Muchas de las enfermedades y los fenómenos naturales que afectan la producción y la salud de las personas, como la granizada y las “cutipas” que sufre la gente en la selva, así como la falta de habilidad para desarrollar algunas actividades, están asociadas a una mala relación con los seres de la naturaleza.
Confederación Indígena;
a.- Guaicaipuro:
Cacique de los teques, pueblo aborigen asentado en la actual región de Caracas (Venezuela), que ofreció larga resistencia a la conquista española en la segunda mitad del siglo XVI. Considerado por la historia de Venezuela como el mayor símbolo de la bravura e ingenio nativos, desbarató en numerosas ocasiones los intentos de los conquistadores de someter la región, en la que se habían descubierto minas de oro.
Guaicaipuro logró formar una poderosa confederación de tribus, con la que se enfrentó a los españoles por el control del valle de Caracas. Dirigió las operaciones guerreras contra Pedro de Miranda, a quien obligó a abandonar el territorio. El gobernador de la región, Pablo Collado, envió para someterlo a Juan Rodríguez Suárez, que consiguió su objetivo. Sin embargo, poco después, Guaicaipuro encabezó una sublevación indígena que terminó con la vida de los colonos españoles que explotaban las minas de la zona.
Rodríguez Suárez volvió a dirigir una campaña punitiva contra los teques, en el transcurso de la cual fundó la villa de San Francisco (1560), antes de morir en combate. Francisco Fajardo pasó a comandar los efectivos militares españoles. En enero de 1562 Collado envió una hueste de cien hombres, bajo el mando de Luis de Narváez, para apoyarle, pero fueron vencidos antes de unirse al grueso de las tropas; los españoles, ante la violencia de los ataques de los indígenas, se vieron obligados a refugiarse en la isla Margarita.
Collado fue substituido por Bernáldez, pero tampoco éste no pudo socorrer a Fajardo, que fue derrotado por Guaicaipuro y, posteriormente, asesinado por Alonso Cobos (1564). Tanto la villa de Collado como la de San Francisco fueron saqueadas por los teques, que siguieron controlando la región a pesar de las distintas tentativas españolas para desalojarlos. Pero Guaicaipuro no pudo repetir este éxito contra Diego de Losada en su intento de apoderarse de la ciudad de Caracas, fundada por el propio Losada, quien contraatacó y derrotó a Guaicaipuro en el valle de San Pedro, el 25 de marzo de 1567.
Todavía en 1568, Guaicaipuro organizó una nueva confederación de caciques, que fue derrotada por Pedro Alonso Galeas en la batalla de Maracapana. Después de la derrota indígena, Losada envió en su busca al alcalde Francisco Infante, quien pudo determinar el paradero de Guaicaipuro con la ayuda de indígenas aliados de los españoles. Acorralado en su vivienda, el caudillo teque se enfrentó a sus atacantes, a los que opuso una desesperada resistencia hasta la muerte.
b.-Túpac Amaru.
Túpac Amaru (quechua: Túpac Amaru ) (n. 1545, f. 24 de septiembre de 1572) fue el último líder nativo moderno del Imperio inca en el Perú. El hijo de Manco Inca Yupanqui, también conocido como Manco Capac II, fue hecho sacerdote y guardián del cuerpo de su padre.
Túpac Amaru asumió la dignidad imperial luego de que su medio hermano el Uari Inca Titu Cusi muriera en 1570. Los incas creían que su medio hermano se había visto forzado a admitir a los sacerdotes misioneros en Vilcabamba y que los españoles lo habían envenenado. En estos tiempos los españoles todavía no estaban advertidos de la muerte del anterior Uari Inca y habían enviado rutinariamente dos embajadores para continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el conquistador Atilano de Anaya quien, tras cruzar el puente de Chuquichaca, fue capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi Paucar.1 Al ser confirmada esta noticia por el cura de Amaibamba el nuevo virrey Francisco Álvarez de Toledo decidió someter por la fuerza al reino de Vilcabamba.
Apelando a la justificación de que los incas habían roto "la inviolable ley de todas las naciones del mundo: el respeto a los embajadores" el virrey declaró formalmente la guerra el 14 de abril de 1572.
La expedición de conquista fue encarga al encomendero y regidor Martín Hurtado de Arbieto, como maestre de campo fue designado Juan Álvarez
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