Pensamiento Politico Latinoamericano Y Caribeño
Enviado por shannika • 26 de Septiembre de 2011 • 1.132 Palabras (5 Páginas) • 2.626 Visitas
El sujeto histórico puede ser entendido como quien, desde sí mismo produce y determina el curso de la historia; es más, no existe esta última fuera del sujeto o al margen de este, como tampoco se da un sujeto sin historia.
Este sujeto, visto como hacedor de historia es una abstracción indeterminada que se historiza propiamente en el de un sentido totalmente determinado por su intencionalidad. Cuando hablamos de sujeto histórico en el sentido relativo de la política es entendido como una articulación de sujetos específicos, cuya especificidad está dada por condiciones objetivas que ellos no eligieron y que constituyen condición necesaria de su articulación. Al articularse ponen en vías de efectualización un proyecto.
La expresión sujeto histórico designa una articulación constitutiva de sujetos específicos que, en función del desarrollo de una capacidad material y espiritual, logra poner bajo su control y en consonancia con el proyecto que da sentido a su propia articulación, tanto a los sujetos con intereses y proyectos contrapuestos, como a la tendencialidad no intencional que resulta de la compleja combinación de proyectos y conductas de sentidos diversos. El sujeto histórico no es algo homogéneo, está compuesto por la diversidad que genera la vida, pero que confluyen temporal, parcialmente en un proyecto, no puede verse de manera absoluta. Están condicionados por la dinámica de la propia realidad de la que forma parte él mismo.
Constituirse en sujeto histórico implica controlar y tener bajo su dominio la dinámica y la tendencia del desarrollo de una sociedad histórica concreta, por lo que la construcción de un sujeto histórico es excluyente o desconstituyente de otro sujeto previamente existente, el que, como viejo sujeto histórico, se verá desplazado por quien en esa relación será un nuevo sujeto histórico. También puede darse que no sea desplazado, sino superado o reintegrado a una nueva relación de sujetos. Lo más significativo aquí es la necesidad de comprender el proceso real de interrelación entre el viejo y el nuevo sujeto, que puede darse, y de hecho así se presenta, en una gran complejidad y multiplicidad de acciones y reacciones que dan por resultante el predominio de aquella que logra imponer su tendencia de desarrollo. Esto se concreta en la determinación del sujeto histórico real y no con el abstracto, que no siempre coincide con el deseado.
La diversidad de estas relaciones exponen al sujeto de la historia, inevitablemente, en el campo de lo político, en el que se interpelan los intereses contrapuestos y se determinan intencional y no intencionalmente los procesos de la historia humana. De esta forma, dentro de todo sistema de dominación, encontraremos al sujeto histórico de la dominación y el sujeto histórico de la emancipación que se disputan la capacidad material y espiritual de otorgar sentido a la movilización del conjunto de una sociedad concreta. El estatuto político que poseen los sujetos reales es la clave que los determina y que posibilita la autoidentificación que los determina subjetivamente. La clave oligarquía-pueblo ayuda a ganar a los sujetos políticos latinoamericanos la identidad dinámica que implica un protagonismo ya sea de dominación o de liberación.
La conformación del nuevo sujeto que exige la realidad de hoy necesita de una lógica de las mayorías, esa es su novedad, tendiente a ser de inclusión universal, viéndose eventualmente compelida a excluir aquellas minorías que en función de los intereses de su particularidad rechazan toda posible universalidad de lo humano, así tendrá que librarse de pseudo sujetos o falsos sujetos. También el nuevo sujeto tiene que librarse de lo que antaño constituyó en u contexto el sujeto revolucionario (identificado como pueblo-sujeto, vanguardia-masas) o el vanguardismo-protagonismo
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