Porfirio Díaz
Enviado por milojas33 • 21 de Marzo de 2021 • Ensayo • 1.247 Palabras (5 Páginas) • 190 Visitas
No, Porfirio Díaz no fue un buen presidente.
El porfiriato es sin duda una de las épocas más controvertidas en la historia mexicana. Las grandes avenidas, hermosos museos y extensas vías férreas construidas bajo el mandato de Porfirio Díaz contrastan de manera evidente con las tristes condiciones en las que los mexicanos vivían en ese entonces. Ante esto, un sector pequeño de la población mexicana ha intentado rescatar la memoria del “General Porfirio Díaz”, intentando limpiar su imagen, alegando que fue un buen presidente que sentó las bases para el progreso de México como país en el siglo XX. Estas opiniones están erradas.
Para comenzar a hablar de Porfirio Díaz, es importante tomar en cuenta el contexto económico en el que su gobierno se desarrolló. El final del siglo XIX y el comienzo del siglo XX fueron épocas en donde globalmente los países en vías de desarrollo se estaban industrializando. No sólo México, sino también países como Rusia, Brasil, Estados Unidos y Argentina estaban intentando seguir los pasos de las potencias europeas, instalando fábricas y ampliando infraestructura con el fin de generar riqueza. En otras palabras, el desarrollo económico y la industrialización fueron características de esa época, así como la globalización es una característica del siglo XXI. Es por esto que, cuando se responsabiliza a Porfirio Díaz de ser el arquitecto de la industrialización en México, se está ignorando por completo un contexto que ya estaba avanzando, con Porfirio Díaz o sin él, hacia un desarrollo económico en México. La industrialización en México habría sucedido sin Porfirio Díaz.
Por supuesto, el PIB y las exportaciones de México crecieron exponencialmente, pero, como lo expliqué anteriormente, esto no puede ser achacado al gobierno de Porfirio Díaz. Ahora bien, es cierto que el porfiriato creó condiciones económicas que favorecían la inversión extranjera en el país, pero vinieron acompañadas de un alto costo social y económico. Durante la dictadura, se redujeron las regulaciones que impedían la atracción de capitales extranjeros, provocando que grandes industrias y empresas empezaran a voltear hacia México para la explotación de sus recursos naturales y mano de obra. Sí, las exportaciones crecieron con Porfirio, pero no beneficiaron de ninguna manera al país, porque eran producto de empresas extranjeras, utilizando los recursos y la mano de obra mexicana (que el gobierno había regalado) para hacerlo, generando beneficios sólo para los burgueses y nunca para los trabajadores. Las exportaciones, que generaron el incremento en el PIB, fueron producto de empresas extranjeras, trabajando con recursos naturales regalados, explotando a trabajadores mexicanos, para sólo generar capital que iba directamente a los bolsillos de los dueños.
Ahora que se sabe que el desarrollo económico, lo único “bueno” del porfiriato, no es en realidad algo de lo que sentirse orgulloso; es hora de pasar a hablar de lo malo. Porfirio Díaz fue un dictador autoritario, racista, clasista y que odiaba a México. En sus 31 años de poder ininterrumpido, en el que concentró y diseñó al gobierno mexicano para que fuera directamente dirigido por él, el pueblo mexicano sufrió.
Primero que todo, el Porfiriato estuvo completamente desprovisto de democracia, concepto que ya existía en México y fue eliminado por el dictador. Díaz borró por completo el legado de Benito Juárez, no sólo cuando ignoró a la democracia, sino que también regresó a la iglesia a un lugar privilegiado en el poder político, permitiendo a la institución religiosa incluso volver a cobrar diezmo obligatorio.
Culturalmente, Porfirio Díaz quería modificar las bases de la cultura ancestral mexicana. Siendo un francófilo declarado, Porfirio Díaz intentó diseñar ciudades mexicanas con componentes europeos, intentando copiar la configuración de las ciudades francesas en Mérida y la CDMX. Esto se hizo desde un punto de vista extremadamente colonialista, denigrando el pasado de México y glorificando la cultura de una potencia extranjera que no tiene nada que ver con México. De hecho, esto se evidenció en el momento en el que estalló la Revolución, puesto que Porfirio Díaz no dudó ni un segundo en huir de su “amado” México para ir a morir con todas sus riquezas en París.
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