Principios Politicos De La Democrasia Cristiana

Principios Políticos de la Democracia Cristiana

Lucas Riestra

Lunes, 12 de marzo de 2007

Hemos venido señalando en entregas anteriores que frente a la arremetida ideológica desarrollada en el seno de quienes detentan el poder, que quiere imponer, por las buenas y por las malas, un pensamiento único, es necesario oponerle otra forma de pensamiento que le haga frente al socialismo trasnochado, cuya aplicación en los países que lamentablemente lo aplicaron como modelo, solo produjo pobreza, destrucción del aparato productivo y atentados a la integridad de las personas, prevaleciendo el estado sobre los ciudadanos y desencadenando en regímenes totalitarios.

El pensamiento de la Democracia Cristiana, sustenta sus principios sobre el humanismo que promueve la Doctrina Social de la Iglesia, dándole preminencia al ser humano y la defensa de su dignidad, así como a la búsqueda permanente del Bien Común y la Perfectibilidad de la Sociedad. En otras palabras es el Humanismo Cristiano el soporte ideológico de esta forma de pensamiento y se contrapone al modelo socialista totalitario, que en Venezuela parece avanzar “a paso de vencedores”. Sobre esta base de principios se fundamenta la Ideología Social Cristiana en su sentido más amplio. De estos Principios Básicos, derivan luego los principios políticos, tales como el Orden Democrático y el Estado Democrático; el Pluralismo y la Solidaridad Hay dos maneras de gobernar un país: con la dictadura o con la democracia. La dictadura es el gobierno en manos de una sola persona o de un grupo. La DEMOCRACIA CRISITIANA adhiere la democracia como sistema de gobierno. Pero se adhiere a la democracia de una manera que pudiéramos llamar total, es decir haciéndola “una actitud ante la vida” o”un estado de espíritu”. El Estado democrático no pude estar metido en todas las actividades e iniciativas privadas e individuales para ahogarlas, antes por el contrario, debe ser un estado que empuje, aporte y apoye iniciativas y que adelante oportunidades, para que el hombre se desarrolle y participe, junto con los demás hombres, en el desarrollo individual que le permita tener acceso a los bienes materiales y culturales.

Este principio se conjuga con el de la subsidiaridad. El principio de subsidiaridad debe ser tenido en cuenta siempre por la autoridad estatal, en el entendido que el papel del estado debe ser mas bien supletorio y complementario, de manera que intervenga solo donde las iniciativas particulares no se basten para realizar sus objetivos o donde las necesidad sociales hagan indispensable la intervención estatal. Este es un principio que protege a la sociedad de las injusticias que pudiera producir una acción del estado invasora de los derechos particulares. Tanta participación privada como sea posible, tanto Estado como sea necesario.

Faltan por describir el pluralismo

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