REPORTE PODER POLITICO

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Durante el siglo III en Roma se buscó integrar todas las religiones por el Estado, mezclando dioses de una forma que estuvieran relacionados y los ciudadanos lo aceptaran. Sin embargo, nadie lo hizo pero al contrario que los judíos, que redujeron su Dios único a algo nacional, los cristianos fueron un poco más allá. Así comenzó la persecución a cristianos, ya que se les atribuía las desgracias del imperio. Los primeros fueron perseguidos por un incendio, aquellos que fueron apresados fueron torturados; en años posteriores ocurrieron persecuciones en diferentes regiones, limitando la libertad de practicar su fe a estos.

El imperio romano se caracterizó porque la organización política al frente se encargaba de imponer la religión. Gracias al politeísmo y los múltiples cultos en otras provincias, los emperadores y el poder político fueron divinizados. Los emperadores comenzaron a resaltar esto a través de su vestimenta  y ritos, definiendo su cercanía con Júpiter, su dios, quien le inspiraba; así el pueblo romano debía mostrar su agradecimiento con leatad.

El ideal cristiano de vida no respetó la tradición descrita ni los cultos nacionales, haciendo peligrar uno de los fundamentos más sólidos del Imperio romano. Según el filósofo platónico Celso el cristianismo representaba una ruptura con la ideología en que se apoyaba el orden social y político del Imperio. De esta forma, otros escribieron contra el cristianismo basándose en la tradición romana. El conflicto entre el cristianismo y el poder político se encontraba en la incompatibilidad manifiesta entre los cultos tradicionales y la nueva religión cuya doctrina se asentó en tres puntos fundamentales: el monoteísmo absoluto, la noción de trascendencia de Dios respecto al mundo, y el rechazo más abierto al sincretismo. Posteriormente, surgió otro tipo de cristianismo ingenuo que consideraba al imperio como un instrumento al servicio del cristianismo.

En el año 313, Constantino Augusto confirmó en Milán la libertad de practicar la religión que prefirieran a los cristianos y al resto. Este emperador no elevó nunca el cristianismo a religión oficial y única del Imperio; simplemente la reconoció como una más y la equiparó a las demás religiones existentes. Concedió a los cristianos la libertad de que hasta entonces no gozaban, y se limitó a corregir la legislación en lo desfavorable a los mismos. En el período comprendido desde Constantino hasta la muerte de San Agustín (año 430), la Iglesia dejó de ser una secta para convertirse en una organización extendida por todo el Imperio, actuando como un factor de poder. Nacieron así, los obispos que ejercían la religión en diferentes regiones, para luego reunirse y hablar de la religión nacional.

Durante el imperio de Constancio, hijo y sucesor de Constantino, exigió a los obispos obediencia, dándoles a cambio una serie de privilegios convirtiéndolos en funcionarios imperiales a su servicio, dejando al emperador como máxima autoridad religiosa.

Durante el siglo IV, la Iglesia mantuvo en general una posición de lealtad para con el Imperio, lo que no excluyó la existencia de una actitud crítica hacia el mismo y una toma de conciencia en los aspectos sociales. Teodosio I (años 379-395) fue el último de los emperadores del Imperio cristiano unificado que, frente a sus predecesores, eliminó la tolerancia religiosa, estableciendo la obligatoriedad del cristianismo, declarada como religión del Imperio. De esta forma, la fe se presentó no sólo como el fermento de la sociedad, sino también como el principio político que informaba todo el orden terreno. La política religiosa de Teodosio se orientó fundamentalmente en dos frentes: lucha contra las herejías y lucha contra el paganismo. Con la muerte de Teodosio se produjo la división material del Imperio en dos partes -Oriental y Occidental-, uno de los más importantes fue el religioso.

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