REPRESENTACION LAUREANISTA DEL PARTIDO LIBERAL

REPRESENTACION LAUREANISTA DEL PARTIDO LIBERAL

El presente texto, aborda la figura del basilisco como una representación del liberalismo recreada por el expresidente de Colombia, entre 1950 y 1953, Laureano Gómez que supone una serie de características que permiten distinguir los debates en torno a las diferentes concepciones y posturas de los partidos de los años 40. Ahora bien, el escrito se centra en la discusión con respecto a la Democracia, de la que ciertamente ambos partidos tenían posturas diversas y plantea el obstáculo que sugiere la supremacía de los intereses particulares sobre los comunitarios en la consolidación de una verdadera Democracia, necesaria en los tiempos "modernos".

Desde los años 30 hasta su muerte, Laureano Gómez figuró como el jefe de mayor influencia en el partido conservador. Poseía tal atracción sobre las masas conservadoras, que lo seguían con una fe ciega, con el poder de restarle votos al conservatismo y aumentárselos al liberalismo. Este hecho le ocasionó, en no pocas ocasiones, enfrentamientos con importantes dirigentes. Parte de la opinión pública vio en Laureano Gómez un individuo beligerante, sectario y polémico, que alteró la convivencia partidista. Los medios de información lo vieron como una figura que había conducido al país político al desangre total. Laureano Gómez ha sido calificado de nefasto para la nación, pero debe reconocerse su intensa labor política, que es necesario conocer a fondo para develar los motivos que configuraron su pensamiento, sus palabras y su extensa obra escrita.

La memoria colectiva ha guardado el recuerdo de un Laureano culpable de la violencia de mitad de siglo. Sin embargo, dejando de lado los prejuicios, esto nos coloca frente a un Laureano vigente, actual, histórico y estadista, analizando, en este caso, el movimiento liberal en los 40.

De este modo, Laureano Gómez, personifica al partido liberal como la más temible de las bestias mitológicas, en tanto que este se encuentra articulado por pies de confusión e ingenuidad producto del caos mental resultante de su concepción democrática, piernas de atropello y violencia, reflejadas en los sucesos homicidas protagonizados por estos, estomago oligárquico, por su pretensión de acaparar el poder en pocas manos, pecho de ira, expresado en sus posiciones radicalistas; brazos masónicos, por su oposición a la moral cristiana y su influencia en las políticas, y finalmente cabeza comunista, debido a su interés en la injerencia del Estado en los asuntos económicos y por ende del trabajo.

Para el conservatismo, principalmente para la corriente laureanista, el concepto de Democracia podía ser entendido en tres sentidos. En el primero, esta es concebida como una tendencia social que consiste en dar a las clases trabajadoras, generalmente oprimidas, condiciones de vida razonables y humanas, exigidas por la caridad y la justicia. En el segundo, la Democracia política es comprendida por Aristóteles y Santo Tomas de Aquino como forma de gobierno indicada para los pueblos según sus condiciones y las leyes que rigen la formación de su nacionalismo. Y por último, el Democratísimo o Democracia Rousseauniana, en la que esta significa una participación política verdadera que supone la integración de toda la sociedad sin distinción de clase social, raza, etnia o género.

En vista de ello, este tipo de conservatismo aceptara los dos primeros sentidos en tanto que estos no presentan una contradicción a su ideología y no suponen una amenaza a la supremacía de la clase virtuosa regida por una moral cristiana. Sin embargo, el Democratísimo será severamente rechazado dado que este conduce al gobierno de la clase "ignorante e inculta", a “las teorías y practicas totalitarias que inmolan la libertad y la dignidad humanas ante un ídolo no menos insaciable que el sangriento Moloch de la antigüedad: el Estado dios” , que ciertamente se opone a la Democracia cristiana proferida por sus creencias eclesiásticas.

Dado lo anterior, es posible evidenciar como dichas creencias coartan la libertad del individuo y suponen un obstáculo en la conformación de un Estado igualitario, donde la pluralidad sea un factor incipiente y los intereses públicos prevalezcan sobre los privados; característica fundamental que evita un totalitarismo.

Por otra parte, el liberalismo de la época, representado principalmente en la figura de Alfonso López Pumarejo (Honda, Tolima 1886 - Londres, 1959; Periodo Presidencial 1934-1938 y 1942-1945; Partido Liberal) promulgaba la Democracia representativa y participativa para todos los miembros de la sociedad, en otras palabras, el sufragio universal, la participación popular, como medida necesaria a los procesos de modernización que venían desarrollándose en el país desde el siglo XX.

"No es, ciertamente por mera necesidad demagógica, que los políticos, el clero, los intelectuales, los hombres de ciencia,

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