RESEÑA HISTÓRICA DE SABANA DE MENDOZA
Enviado por oscarlito45 • 29 de Noviembre de 2014 • 4.396 Palabras (18 Páginas) • 384 Visitas
PATRIMONIO CULTURAL
INTRODUCCIÓN
El estado sociocultural de la comunidad sucrense se ha caracterizado, a través de los anales de la historia, en haber adoptado las tradiciones y costumbres de otros municipios, estados y hasta de otros países. Debemos recordar que las primeras manifestaciones culturales de las que se tiene conocimiento fueron las que llegaron con los circos que venían de otras latitudes, atravesando el lago de Maracaibo y toda la Zona Baja usando el Ferrocarril. Así nos lo cuenta el ya fallecido Cronista Emérito Don Tulio Montilla, en su libro Lo Contó El Abuelo.
Fueron muchas las tradiciones que se fueron aunando a las ya existentes en nuestra Sabana de Mendoza, para aquellos tiempos nuestros niños se entretenían con cualquier pasatiempo inventado por ellos o sólo admirando la llegada y la partida de la Anita, la Tum-Tum, o cualquier otra de las locomotoras que tenía en su haber nuestro Sistema Ferroviario. Los jóvenes participaban en carreras de burros, competencias de natación en las lagunas que se formaban, y las mujeres armaban sus tertulias y hasta sus aquelarres, por así decirlo. Los más viejos se dedicaban a la cura de enfermedades usando yerbas y menjurges y uno que otro le metía a la santería. Pero según nos cuentan Don Tulio, Eliazar Montilla y uno que otro historiador, la fundación del municipio Sucre fue de la Siguiente manera:
HISTÓRICO SOCIOCULTURAL DEL MUNICIPIO SUCRE
Fueron muchas las tradiciones que se fueron aunando a las ya existentes en nuestra Sabana de Mendoza, para aquellos tiempos nuestros niños se entretenían con cualquier pasatiempo inventado por ellos o sólo admirando la llegada y la partida de la Anita, la Tum-Tum, o cualquier otra de las locomotoras que tenía en su haber nuestro Sistema Ferroviario. Los jóvenes participaban en carreras de burros, competencias de natación en las lagunas que se formaban, y las mujeres armaban sus tertulias y hasta sus aquelarres, por así decirlo. Los más viejos se dedicaban a la cura de enfermedades usando yerbas y menjurges y uno que otro le metía a la santería. Pero según nos cuentan Don Tulio, Eliazar Montilla y uno que otro historiador, la fundación del municipio Sucre fue de la Siguiente manera:
En 1605, el Obispo Fray Antonio Alcega establece las doctrinas y enumera las encomiendas para la región de la Provincia de Trujillo. Una de ellas es asignada al Capitán Hernando Hurtado de Mendoza; encomienda que comprendía desde los llanos de Monay hasta las vegas del Río Pocó. Tenía la responsabilidad de adoctrinar, bautizar y evangelizar a 174 aborígenes dispersos en estas sabanas (se designa a este militar, con esta misión evangelizadora, por la carencia de frailes para ese momento en la región).
Para entonces existía el comienzo de una aldea enclavada en las riveras de la quebrada La Vichú y otra en la parte alta llamada Cerro Pedro Felipe; pueblitos éstos muy prósperos en la producción de rubros agrícolas y alguna ganadería doméstica, además de la laboriosa actividad de la artesanía con elementos naturales.
En un mal momento, La Vichú aumenta su caudal, penetra a la aldea y arrasa todo a su paso. Sus pobladores se refugian en la parte alta (Cerro Pedro Felipe); damnificados que se unen a las familias asentadas aquí y se establecen en lo que hoy se conoce como Sabana de Mendoza.
Aquellos incipientes pioneros convertidos en pobladores de las rancherías comienzan entonces a designar al sitio como las Sabanas de Mendoza (la extensión del terreno era plana y su administrador, Mendoza).
En 1870 – sin fecha exacta- el entonces Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, General Antonio Guzmán Blanco, firma en Caracas el convenio para la construcción del Gran Ferrocarril de La Ceiba (trayecto La Ceiba-Motatán) por un monto de ocho millones de bolívares con una longitud de ochenta y un kilómetros y medio. Esto trajo como secuela el que muchos trabajadores agrarios se dedicaran a la tala y venta de maderos para los “durmientes del tren” (nueva fuente de trabajo) y por consiguiente, construir ranchos a la orilla del camino de hierro. El convenio establecía la construcción de una estación intermedia en la hoy capital del municipio y que se llamaría Estación Guzmán Blanco.
Comienzan entonces los trabajadores ferrocarrileros a construir sus chozas-viviendas en las cercanías de lo que sería la estación o terminal del tren. Aquellas viviendas eran de bahareque, barro, palma, arcilla y caña brava. Para 1886 hace su triunfal entrada la primera locomotora al pueblo, convirtiendo su estruendosa llegada en motivo de alegría, suspicacia, esperanza y miedo.
Esto motivó a las relaciones comerciales con Maracaibo y sus puertos más cercanos. Se asientan, entonces, importantes casas comerciales como la Broyer & Cómpani, Casa Boulton, Comercial Arjona, Casa París y Méndez. Se construye un “camellón” donde los viajeros y productores rurales venidos de La Ceiba, Moporo, Betijoque, Motatán, Pampanito, podían intercambiar las bestias de carga (burros, mulas, caballos) para darles descanso. Diez años después (1896) las locomotoras llegan hasta la Estación Roncajolo en Motatán.
El funcionamiento de las locomotoras, al acelerar, causan problemas comunales pues sus chimeneas lanzan carbones encendidos que al caer en los techos de paja provocaban incendios en las viviendas. Esto trajo algo positivo: Las viviendas fueron mejoradas en su construcción con otros elementos, entre estos, los techos de zinc.
El primero de Junio de 1887 (17 años después) se reúne el Concejo Municipal del Distrito Betijoque; su presidente (Sr. Ángel La Riva) propone nombrar una comisión que estudie la posibilidad de reglamentar lo concerniente a la creación jurídica de una población que comienza a establecerse en los predios de Sabana de Mendoza; proposición que fue aprobada unánimemente por los munícipes Ángel La Riva (Presidente); Fernando Jugo (Secretario) y Sres. Chuecos, Arjona, Méndez y Peña (Concejales).
El 26 de Octubre de 1887, se reúne una veintena de propietarios de la posesión del Cerro Pedro Felipe con la intención de donar 30 hectáreas de terreno en el sitio Sabana de Mendoza con la única finalidad de crear allí el primer conglomerado con visos de población y ornato. El encargado, por aceptación unánime, para esta importante y noble misión, sería el artesano don Ignacio Rigores. Esta fecha, se toma como oficial de la fundación de la capital del
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