Razon y fe. Sin duda, uno de los problemas existentes en el renacimiento, fue la manifestación del eterno conflicto

Razón y Fe

Sin duda, uno de los problemas existentes en el renacimiento, fue la manifestación del eterno conflicto entre ciencia y religión, ya que en esta época regía una ideología de carácter teocéntrica, la iglesia católica controlaba cada aspecto del estado y ejercía una presión coercitiva en la vida social y personal de cada individuo, en esta época, la iglesia tenia poder jurídico para enjuiciar a través de la santa inquisición, a aquellos que consideraba infieles a la doctrina católica, un claro ejemplo de esto es el caso de Giordano Bruno, filósofo, poeta y astrónomo italiano, quien por desarrollar un pensamiento crítico a la doctrina de los dominicos, fue enjuiciado como hereje y quemado en la hoguera.

El pensamiento teocentrista se basa en que Dios es el creador de todo y todo es dirigido por Él, impone la fe sobre la ciencia, todo acontecimiento o fenómeno es atribuido a la voluntad divina y mística, todo pensamiento que difiere de esta premisa es considerado blasfemo y un ataque directo en contra de la iglesia católica y la deidad misma, para resolver esto, existía un tribunal compuesto por sacerdotes pertenecientes a la iglesia, quienes tenían una suerte de “llamado divino”, característica que les permitía levantar cargos y enjuiciar a sus pares.

En tanto, la doctrina católica se presentaba como algo preestablecido e imperante en el desarrollo de la persona, ya que no había libertad de culto, por tanto, el catolicismo se imponía a la persona, esto provocaba a los sacerdotes una sensación de preocupación latente por el pensamiento crítico a la iglesia, ya que si este se propagaba y tomaba fuerza, la doctrina católica podía comenzar a ser cuestionada por el pueblo.

La religión tenía cánones establecidos, los cuales debían ser seguidos por las personas, ya que debían intentar cumplir de manera optima lo que la iglesia demandaba sobre el comportamiento en sociedad, quienes estaban capacitados para aplicar los parámetros y decidir quiénes eran considerados, “buenos cristianos” y “malos cristianos”, eran los sacerdotes, lo cual le daba una subjetividad evidente a las reglas establecidas, una simple acusación de ser una persona alejada de la iglesia era razón suficiente para ser arrestado y dar inicio a un juicio, tal cual es el caso del ya mencionado filósofo, Giordano Bruno.

“Únicamente sabe vivir bien, quien bien sabe rezar”^[1] 

Giordano Bruno rechazó lo establecido por la iglesia y los dogmas de la santa trinidad, se opuso a la teoría de la transubstanción de las almas, pero fueron sus afirmaciones astronómicas las cuales lo llevaron al encarcelamiento y posterior muerte.

“Hay un solo espacio general, una vasta inmensidad única la que podemos llamar libremente vacío: En él están los orbes innumerables como este en el que vivimos y crecemos, declaramos que este espacio es infinito, ya que ninguna razón, conveniencia, percepción sensorial ni la naturaleza le asigna un límite.”^[2] 

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