Reflexiones
Enviado por betmy • 31 de Octubre de 2012 • 779 Palabras (4 Páginas) • 357 Visitas
Cuando la pasión se vuelve aprensión
Ella construyó su propio trampolín. Usó una tabla de madera fuerte y flexible. La colocó sobre rocas en una saliente sobre la laguna. Ahí aprendió a arrojarse al agua. Con el tiempo se hizo clavadista. Sus inusitadas habilidades la llevaron a alcanzar grandes metas. Disfrutó el proceso. Era apasionada. Amaba entrenar y competir. Cada triunfo logrado representaba una pequeña perla para su collar del éxito. Al fin consiguió el reto máximo. Obtuvo una medalla olímpica. Entonces su pasión se volvió aprensión y su humildad presunción. Cámaras escondidas la filmaban a todas horas. La gente le pedía autógrafos. Los comentaristas de deportes la llamaban por teléfono y le hacían entrevistas improvisadas. Nunca pensó que una medalla de oro pudiera llegar a pesar como si fuera de plomo. Dejó de disfrutar lo que tanto la entusiasmaba, porque su actividad favorita se convirtió en trabajo.
Nunca pensó que una medalla de oro pudiera llegar a pesar como si fuera de plomo. Dejó de disfrutar lo que tanto la entusiasmaba, porque su actividad favorita se convirtió en trabajo. Ante cada competencia, se ponía nerviosa. Le sucedía como a muchos deportistas que se vuelven celebridades: No quieren participar en cualquier certamen. Primero se aseguran de que sea “de altura” y después de que puedan ganarlo. Pero su falta de modestia les hace calcular mal. Usan lentes negros y caminan como artistas. Desprecian a otros colegas, y tarde o temprano pierden. Entonces le echan la culpa a una lesión o a los malos organizadores del comité olímpico. La atleta decayó. Perdió la chispa, la efervescencia, la magia de dar lo mejor que la caracterizaba. Su historia es triste, pero real. Observe a las personas que salen en televisión. Algunas se inflan tanto que acaban estallando. Cuando pierden el contrato, quieren seguir siendo notoriedades. Se aferran a la idea de que todos deben continuar aplaudiéndoles y con frecuencia acaban sin prestigio, sin dinero y sin familia. Después de ganar fama, grandes catedráticos dejan de preparar las clases que dan. Cantantes dejan de vocalizar y ensayar. Personas en crisis económica siguen gastando dinero como si todavía tuvieran.
Todos ellos se creen tan “ilustres” que entran en decadencia. Para lograr metas extraordinarias es necesario mantener una actitud humilde y apasionada sin aferrarnos a títulos, diplomas o prerrogativas pasadas. La actitud presuntuosa nos pone en decadencia. Usted conoce sus títulos, capacidades y fortalezas, pero no presuma. Demuestre quien es con hechos. Si cuenta con un currículum impresionante, escríbalo y muéstrelo sólo cuando vaya a presentarse en público o a solicitar un trabajo. Si desea, échele un ojo también para sentir seguridad al recordar su respaldo técnico, pero en cuanto llegue su turno, por favor olvídese del historial y actúe libremente, disfrutando, sirviendo siendo usted mismo con
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