Reina del sur, La Reina del Sur se integra en una literatura de bandidos admirables,
Enviado por isiv1234 • 22 de Mayo de 2018 • Apuntes • 979 Palabras (4 Páginas) • 183 Visitas
La Reina del Sur se integra en una literatura de bandidos admirables, admirables por su fuerte carga trágica y épica, y por una enorme capacidad de conectar con la tradición clásica del tempus fugit, que han creado, sobre todo, los nuevos escritores latinoamericanos: Plata quemada (Anagrama), del argentino Ricardo Piglia; Rosario Tijeras (Mondadori), del colombiano Jorge Franco Ramos; Bolero (Mondadori), del argentino Lázaro Covadlo o, con una tremenda brutalidad, La virgende los sicarios (Alfaguara), del colombiano Fernando Vallejo. (No sería difícil encontrar películas que comparten la misma atmósfera, como Profundo carmesí, del mexicano Arturo Ripstein.) Quizá porque Latinoamérica, si se busca determinada épica, determinada actitud, guarda un territorio especial para la ficción, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) ha tenido que ir a México para encontrar a su protagonista, Teresa Mendoza, una adolescente analfabeta a la que la vida, con la intervención de algo que difícilmente puede llamarse azar, conducirá al éxito social a través de su acelerada carrera de narcotraficante.
No sólo a la tradición de la literatura de bandidos se agarra Pérez-Reverte, que ya desde la primera frase de La Reina del Sur se sitúa bajo la sombra protectora de Juan Rulfo: «Sonó el teléfono y supo que la iban a matar» trae a la cabeza inmediatamente el comienzo de Pedro Páramo: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo». Pedro Páramo funciona en La Reina del Sur como clave que se muestra pero que sirve para ocultar (una pista para iluminar un panorama de muertos, de fantasmas), mientras que El conde de Montecristo, otro de los referentes explícitos, funciona como clave de simetría, que repite en la realidad de Teresa Mendoza la trama de ficción de Dumas (encierro en la cárcel, amparo de otro recluso, aparición del secreto, descubrimiento del tesoro, transformación en «otro»...).
Arturo Pérez-Reverte nunca ha renunciado a cierta erudición (esa no renuncia realmente significa una no renuncia a determinados lectores) y ha utilizado el aparato cultural en sus ficciones, marcadamente aventureras. Si en la novela artúrica se buscaba el Santo Grial, en las novelas de Arturo Pérez-Reverte son búsquedas más menudas: un libro en El club Dumas (Alfaguara), un tesoro en La carta esférica (Alfaguara), un cuadro y la solución a una partida de ajedrez en La tabla deFlandes (Alfaguara) o el legado de un pirata en La piel del tambor (Alfaguara). Los mcguffins de Pérez-Reverte proceden de la cultura (una cultura del objeto más que la representación de un sistema cultural) que le sirven para articular una trama de intriga y acción. Esa obsesión por el objeto hacía que sus personajes sufrieran un proceso de cosificación, que ha pretendido limar en La Reina del Sur. En esta novela desaparece por completo ese mcguffin cultural: lo que busca Pérez-Reverte es una mujer, o por qué una mujer se convierte en esa mujer.
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