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Relación Entre El Hombre Y El Mundo


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2014  •  1.479 Palabras (6 Páginas)  •  410 Visitas

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a) LA RELACION DEL HOMBRE CON EL MUNDO

La condición material del hombre, estrechamente unida con su pluralidad y con su carácter sexuado, es a la vez principio de su mundanidad. La vida humana en su dependencia del cuerpo se encuentra en un entorno material en el que esa vida es posible, y fuera de ese entorno no es siquiera concebible. Aunque el cuerpo humano es una unidad bien definida, su funcionamiento incluye necesariamente elementos externos. El hombre, si es esencialmente corporal es esencialmente mundano, es un ser en el mundo. Por tanto, la creación del hombre en su condición plural sexuada, corporal, supone la constitución de un mundo en el que esa vida es posible.

El mundo, y toda la multiplicidad de procesos y de criaturas que se dan en él, han sido queridos en un único designio de creación, al servicio del hombre; sólo al hombre lo encontramos absolutamente valioso, querido por sí mismo. El mundo es un mundo para el hombre, porque el hombre es un ser en el mundo. En este sentido, la relación entre el hombre y el mundo es necesaria; sin relacionarse y "metabolizar" con el mundo el hombre no puede ejercer su existencia.

La relación del hombre con el mundo será constituida por intercambios naturales, que pueden ser estudiados como cualquier otro tipo de relación material y fisiológica, regulada por las leyes científicas naturales (las leyes de la gravedad, de la tensión superficial, de la presión osmótica o de los gases..., y, en general, todas las leyes de la Física y de la Fisiología rigen tanto para el cuerpo humano como para los demás cuerpos del mundo). Pero entre el hombre y el mundo se dan también otras influencias que de ninguna manera son reducibles a los intercambios fisiológicos o a las influencias físicas, aunque se desarrollen a través de éstas. En el curso del funcionamiento natural del mundo, el hombre es un factor de novedad. Sin el hombre, el mundo sería puro despliegue de causas y efectos naturales. El hombre da lugar a "comienzos", es decir a procesos o acciones que no pueden reducirse a desarrollo natural de la situación previa: la relación entre el hombre y el mundo es libre.

La libertad del hombre, en su relación con el mundo, se manifiesta de un modo patente en la construcción de artificios, en los que la forma o estructura no se deriva de la materia que lo constituyen, ni del obrar, sino del pensamiento humano. El conocimiento espontáneo distingue lo natural de lo artificial, porque implícitamente advierte en éste una configuración que no se copertenece con la materia en la que está, sino que es inducida desde fuera. De este modo, los artificios no son resultado de las fuerzas naturales, sino de la inteligencia encarnada del hombre que puede influir, por medio principalmente de las manos, en el mundo.

La libertad tiene una enorme capacidad de modificación del entorno mundano del hombre. No obstante, mientras esa capacidad estaba poco desarrollada técnicamente, la interferencia del hombre en los procesos naturales resultaba irrelevante, y la naturaleza, contemplada en su imponente grandeza y fuerza material, aparecía como el ámbito en que el hombre nacía, vivía y moría, recibiendo de ella inexorablemente beneficios o dolores, según el curso de las fuerzas naturales. La potencia física de la naturaleza se presentaba a los ojos de la pequeña y vulnerable criatura humana como muy superior, y, por tanto, objeto de veneración. Las manifestaciones más directas de las fuerzas de la naturaleza -sol, lluvia, fuego, fecundidad, etc.- han sido divinizadas en muchas culturas; mediante la magia se buscaba su favor. Incluso, cuando se aceptaba a un creador supremo de todo, de la naturaleza y del hombre, las más importantes manifestaciones de la naturaleza eran contempladas con un cierto carácter teofánico, o de manifestación sensible de la infinitud divina. En ese ámbito, la actitud más noble del hombre era conocer la naturaleza, el ideal era el homo sapiens. El desarrollo progresivo de la técnica ha permitido al hombre dominar cada vez más las fuerzas naturales, y configurar ámbitos más según sus proyectos y menos según los condicionamientos que la naturaleza suponía. El resultado es que el "mundo", como entorno de la vida del hombre, ya no remite tanto a una naturaleza superior o a un creador divino, cuanto al hombre mismo en su libertad. No habla tanto de Dios, cuanto del mismo hombre y su capacidad de manipulación libre. Ese "mundo" habla, y es entendido por el

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