Relación historia - historiografía

RELACIÓN HISTORIA - HISTORIOGRAFÍA

La Historiografía son las formas de hacer la historia; es pensar como se hace la historia y en que contexto se escribe; es la construcción del discurso y la estilización de la escritura del historiador. Para el historiador son las teorías de la historia, la forma en que la historia concibe sus nociones básicas. Por otra parte, la historia es artificial; es el conjunto de hechos en su totalidad o el texto y narración de esos hechos; varía según el tiempo y el espacio en que esos sucesos ocurren y en el que son narrados; en otras palabras, la historia es un producto cultural que produce efectos en el lenguaje, es decir, la escritura de la historia afecta a la historia misma. La historiografía es, además, un lugar; la escritura no es neutral, siempre tiene una intencionalidad, al trabajo historiográfico lo penetran, atraviesan y cruzan las fuerzas políticas, religiosas, militares, filosóficas, económicas, estéticas, geográficas, medicas, psicológicas; etc; generando una permanente y continua inquietud por el sentido e interpretación de las cosas, sus fenómenos y vínculos. La acción de escribir se ubica en el presente, cuando se escribe historia se ubica el pasado en el aquí y ahora; es decir se cumple la función espacial de la historiografía como el plano donde se esculpe el cuerpo de la historia.

El nuevo historiador pone en evidencia la necesidad moderna de imbricar todas las otras ciencias sociales con la historia, con el fin de ser eficaz en el acercamiento a las formas de pensar populares y a las múltiples culturas humanas. Debe explicar el cambio en el transcurso del tiempo, que solo se logra vinculando la historia económica con la social y la historia popular con la elitista; vinculando la historia social y cultural con el análisis de estructuras profundas políticas de alto nivel (poder y guerra); y recuperando la religión, la ética y la política como factores centrales del cambio histórico. Se Debe procurar una microhistoria como método de historiográfico que posibilita la reconstrucción de la historia de las culturas. La interpretación de las culturas no es un tema que atañe solo a antropólogos, el proceso de interpretación es un acto estético, comprometido con la historia y con el lenguaje. En otras palabras la interpretación requiere profundamente de una lectura integral de la información, y para el caso del historiador, de una critica fontal rigurosa donde no solo se le hagan preguntas a las fuentes, sino que también se les permita hablar ,y por supuesto, que se entre en dialogo con el silencio que las mismas fuentes producen. Para una lectura integral se requiere que el investigador intente definir las intenciones del autor, relacione las convenciones de contexto entre tiempo y espacio o análisis sincrónicos para ubicar el texto en las normas lingüísticas de su tiempo; una lectura integral o interpretación

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