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Resumen De La Dinámica Expansionista Y La Religion Azteca De Conrad Y Demarest


Enviado por   •  13 de Mayo de 2012  •  3.629 Palabras (15 Páginas)  •  2.423 Visitas

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Religión e imperio

Dinámica del expansionismo azteca

Geoffrey W. Conrad y

Arthur A. Demarest

Resumen de los aspectos y características fundamentales de la dinámica expansionista y la religión azteca.

Las manipulaciones de los conceptos y rituales religiosos tradicionales desempeñaron un importante papel en la ascensión y caída del imperio azteca, las nuevas religiones de estado otorgaron a los mexica una decisiva ventaja sobre sus competidores y les facilitaron la conquista de extensos territorios en un tiempo notablemente breve. Sin embargo esos mismos factores ideológicos originaron tensiones culturales internas, económicas y políticas imposibles de solucionar, en menos de un siglo los problemas habían llegado a una situación crítica, y lo que los españoles derribaron era un estado que se autodestruía por dentro. Si el sol no fuera alimentado con la vigorosa sangre de los guerreros, estaría demasiado débil para su diaria pugna contra las fuerzas de la oscuridad, y el universo sería destruido. Hoy el sol brilla con fuerza, evidentemente es apto para el combate. Pero, ¿y el de mañana? ¿Y el de la próxima semana? ¿Y el del año que viene? La amenaza de destrucción nunca cesa, y la demanda de sangre es inexorable. Es precisamente esta ideología religiosa el motor del expansionismo azteca y a su vez el germen irremediable de su decadencia.

Una ideología es, en este sentido, un conjunto de ideas interrelacionadas que proporciona a los miembros de un grupo una razón de existir. La ideología dice a esos miembros quiénes son y les explica sus relaciones con los demás, con la gente ajena al grupo, con el mundo natural y con el cosmos. Es importante destacar la obsesión mesoamericana por legitimar su poder a través de una prestigiosa herencia, la elite necesita justificar su gobierno mediante vínculos históricos y únicos con el pasado a través de mitos fundacionales basados en una ideología sustentable y creíble.

Sociedad, religión y expansión.

La cultura azteca está marcada por ciclos de desarrollo de expansión y derrumbe, estos ciclos comienzan con la civilización olmeca en el preclásico, seguido por el primer centro urbano, Teotihuacán que dirigió desde el 100 al 600 d.c, un basto centro económico y de perenigración que le permitió su ascensión al poder. A partir del 900 d.c, ya en el posclásico, una amalgama de pueblos nómades, guerreros, agricultores del norte y del resto de las poblaciones de Teotihuacán formaron la siguiente hegemonía expansionista del México Central, el “imperio tolteca”, del cual los azteca recogieron su más importante manifestación divina, el dios Quetzalcóatl. La desintegración de la hegemonía tolteca puede ubicarse en el 1200 d.c.

Durante los siglos XIII y XIV (1300, 1400 d.c), el Valle de México se había fragmentado en ciudades-estado rivales y en frágiles alianzas, cada una de las cuales luchaba militar e ideológicamente, proclamándose heredera de los toltecas. Pero a comienzos del siglo XIV aparecieron dos confederaciones no muy sólidas que parecían abocadas a un enfrentamiento más importante. En el noroeste los tepanecas, cuya alianza se centraba en la ciudad de Azcapotzalco, y en la orilla oriental del lago Texcoco otro grupo heterogéneo, los acolhuas. En medio de este panorama de crecientes alianzas vagaba un insignificante grupito, los mexicas, en busca de una tierra propia. De origen incierto, los mexica finalizaron su peregrinaje con la fundación de su capital, Tenochtitlan, en una isla deshabitada de la parte occidental del lago Texcoco, en la primera mitad del siglo XIV. Trece años después fundaron la ciudad de Tlatelolco y se convirtieron en vasallos de la poderosa alianza tepaneca, actuando como guerreros ocasionales al servicio de este pueblo. Los tepanecas adiestraron a los guerreros mexicas para su posterior papel de imperialistas militares y proporcionaron un modelo de sociedad enormemente estratificada que alentaría las ambiciones de la naciente clase guerrera.

Los aztecas no establecieron un sistema formal de monarquía hasta 1370, aproximadamente, cuando el consejo de jefes de calpulli solicitó de la ciudad estado de Culhuacán que les concediese un príncipe de sangre tolteca, y así fue designado el primer tlatoani (“el que habla o da órdenes”) Acamapichtli. A comienzos del siglo XV, el papel de los mexicas como vasallos y aliados de la hegemonía tepaneca había provocado numerosos cambios en la estructura política, social y económica de los aztecas, fortaleciendo su papel de guerreros y tributarios. Las causas de la repentina ascensión de los mexicas al poder imperial en 1428 es sumamente difícil de averiguar ¿había un propósito oculto azteca de acabar con la preponderancia tepaneca? Es muy posible, ya que entonces es cuando se inicia la grandeza de México-Tenochtitlán. Durante esta época podemos hacernos una idea de las principales características de esta sociedad; la existencia de una institución, el calpulli como centro de vida mexica, unidad básica de pertenencia social constituido por cierto tipo de grupo de parentesco o clanes, sus miembros poseían en común las tierras del calpulli, cada barrio calpulli poseía su propia escuela y su propio templo, había también diferencias entre ellos, algunos eran más prestigiosos, ricos y poderosos que otros, dependiendo de la cantidad de sus tierras, el jefe del calpulli era elegido por una asamblea general de los hombres del común, los macehuales y asesorados por un consejo de ancianos, la jefatura era en gran medida hereditaria. La característica más importante del calpulli era su flexibilidad, en donde había posibilidades de una movilidad social. La tolerancia organizativa del calpulli con respecto a la movilidad social resultó también esencial para la movilidad individual en épocas posteriores, cuando la ideología imperial ofrecía la recompensa de mejor condición social y mayor riqueza a quienes se destacaran en la guerra y el comercio. El calpulli resulta ser la unidad social básica de los mexicas.

Los aztecas compartían los dioses y los rituales de las otras sociedades del México Central, el complicado panteón posclásico incluía divinidades de la fertilidad y la agricultura, como el dios de la lluvia Tláloc, así como fusiones de dioses héroes tolteca-chichimecas como Quetzalcóatl. En la época imperial el pueblo mexica tuvo una divinidad nacional, su belicoso dios tutelar Huitzilopochtli, “el colibrí del sur”, los mitos imperiales posteriores contarían cómo los mexicas se establecieron en Tenochtitlán guiados por éste.

Aparte del militarismo y la obsesión por la genealogía, los mexicas heredaron de los toltecas su espeluznante ritual religioso, los sacrificios humanos, los mismos adoptaban aspectos

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