Resumen Del Manifiesto De Carupano
Enviado por jherssen • 21 de Marzo de 2013 • 1.437 Palabras (6 Páginas) • 728 Visitas
A través de este documento Simón Bolívar da a conocer a los ciudadanos que ellos tenían derecho ante aquel magistrado que crímenes a su patria cometían, y que a su vez estos se veía forzados a defenderse ante el tribunal del pueblo de aquellas acusaciones que los ciudadanos tenían contra su conducta, pero dichoso era aquel que corriendo entre los escombros de la guerra , de la patria y desgracias publicas, preservan su honor intacto y se presenta inocente a exigir de sus compañeros de una decisión directa sobre su inculpabilidad.
Siendo así Bolívar elegido por la suerte de las armas para quebrantar vuestras cadenas, y ser el instrumento de que se ha valido la providencia para llenar nuestras aflicciones. Trayendo a la patria paz y la libertad, pero en pos de estos inestimables bienes han venido conmigo la guerra y la esclavitud. Victoria que fue conducida por la justicia tomando como guía las ruinas de la ilustre capital de Caracas, y arrancándolas de las manos de sus opresores. Los guerreros granadinos no marchitaron jamás sus laureles mientras combatieron contra los dominadores de Venezuela, y los soldados caraqueños fueron coronados con igual fortuna contra los fieros españoles que intentaron de nuevo subyugarnos.
Nuestra gloria y humillación han permitido que nuestros vencedores sean nuestros hermanos y que nuestros hermanos únicamente triunfen de nosotros. El Ejército Libertador exterminó las bandas enemigas, pero no pudo exterminar algunos pueblos los cuales ya habían lidiado en centenares de combates. Y no seria justo destruir los hombres que no deseaban ser libres, ni es libertad la que se goza bajo el imperio de las armas contra la opinión de seres fanáticos y amar las cadenas como los vínculos sociales.
No os lamentéis, pues, sino de nuestros compatriotas que pensaban de manera diferente por la furia y discordia de un mundo de calamidades el cual vivían, Nuestros hermanos y no los españoles han desgarrado nuestro seno, derramando nuestra sangre, incendiando nuestros hogares, y nos han condenado al destierro. Nuestros clamores debían dirigirse contra esos ciegos esclavos que pretendieron ligarnos a las cadenas que ellos mismos arrastraban; y que no estuvieran indignados de los mártires que apasionados defensores de nuestra libertad han dejado su sangre en todos los campos, han arrastrado todos los peligros, y se han olvidado de sí mismos para salvarnos de la muerte o de la indignidad.
Y que nuestros sufrimientos no nos enojen, hasta el punto de considerar a nuestros protectores y amigos como cómplices de crímenes imaginarios. Los directores de nuestros destinos y sus cooperadores, no tenían otra intensión sino la de adquirir una perpetua felicidad para nosotros, y que fuese para ellos una gloria inmortal. Mientras que la destrucción de un gobierno, se origina al perderse en la oscuridad de los tiempos; la alteración de principios establecidos; la transformación de costumbres; el trastorno de la opinión, y el establecimiento en fin de la libertad en un país de esclavos, siendo esta una obra imposible de ejecutar súbitamente, y que está fuera del alcance de todo poder humano. Es digno, noble y sublime, defender la naturaleza ultrajada por la tiranía; nada es comparable a la grandeza de este acto y aun cuando la desolación y la muerte sean el premio de tan glorioso intento, no hay razón para condenarlo, porque no es lo conseguido lo que se debe hacer, sino aquello que el derecho nos autoriza.
En vano no fueron los esfuerzos incalculables ya que lograron innumerables victorias, compradas al caro precio de la sangre de nuestros heroicos soldados. Un corto número de sucesos por parte de nuestros contrarios, ha desplomado el edificio de nuestra gloria, estando la masa de los pueblos descarriada por el fanatismo religioso, y seducida por el incentivo de la anarquía devoradora. A la antorcha de la libertad, que nosotros hemos presentado a la América como la guía y el objeto de nuestros esfuerzos, han opuesto nuestros enemigos la hacha incendiaria de la discordia, de la devastación y el grande estímulo de la usurpación de los honores y de la fortuna a hombres envilecidos por el yugo de la servidumbre y embrutecidos por la doctrina de la superstición: ¿Cómo podría preponderar la simple teoría de la filosofía política sin otros apoyos que la verdad
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