Resumen Luciérnagas En El Mozote
Enviado por Dony674 • 31 de Mayo de 2014 • 947 Palabras (4 Páginas) • 3.355 Visitas
Yunque y Martillo.
Cuando el coronel Monterrosa aterrizo con su helicóptero en ese lugar (Perquín) en diciembre de 1981, encontró un pueblo controlado a duras penas por el gobierno. Cuatro meses antes, la guerrilla había emergido de los cerros que rodean Perquín y había tomado el puesto local de la guardia nacional, dando muerte a cuatro y capturado a otros cinco. “Entre los guerrilleros habían algunos, muy jóvenes pero también habían unos muy viejos”.
El coronel Monterrosa había reflexionado exhaustivamente sobre el papel de los civiles y la guerra de guerrillas, y la necesidad de articular una política contrainsurgente. También medito sobre las frustraciones de ese sangramiento conflicto que el ejército salvadoreño estaba librando y perdiendo. Cuando los soldados de su batallón Atlacatl llegaron en helicóptero a Perquín ese martes de diciembre, los oficiales tenían en sus bolsillos listas de nombres para entregárselas a los guardias nacionales. Mientras los capitanes del Atlacatl organizaban sus tropas, los nombres de la guardia marchaban por el pueblo tocando puertas. Eran hombres fornidos, equipados de altas botas negras y uniformes verde olivo, con rifles automáticos en sus espaldas y machetes –tan filosos como navajas de afeitar- colgando en sus cinturones.
“En esos días si ellos llegaban a tu casa pidiendo que fueras con ellos a hacer un volado, vos terminabas muerto” – habitante de Perquín.
Cuando la guerra se trasladó al campo, el gobierno norteamericano no pudo negar por más tiempo que tenía un gran problema entre manos. Los oficiales salvadoreños demostraban ser completamente incapaces de librar una guerra rural de contrainsurgencia. Con un total de trece mil hombres, el ejército enfrentaba a una guerrilla que tenía –sobreestimándola- la tercera parte de su tamaño. Una fuerza armada cuya oficialidad cargaba con una estructura política inútil y un sistema que no proporcionaba incentivos. Los cuarteles más importantes desde el punto de vista militar eran, para los oficiales salvadoreños, los más indeseables. Como resultado de esa persecución, esos puestos se asignaban a militares que políticamente eran menos influyentes y, muchas veces poco famosos.
“la guerrilla siempre lleva sus masas a la batalla”. Famoso dicho del ejército.
A finales de 1980, el ejército había comenzado a utilizar la táctica que el profesor William Stanley llama “asesinar por zona”. Uno de los primeros de estos operativos se llevó a cabo en octubre y comenzó con una reunión de oficiales en Perquín. Un oficial que estuvo presente en la reunión me contó: “El coronel Castillo explicó que era necesario detener la revolución comunista y dar un ejemplo en ese lugar, así no tendríamos el mismo problema en otras partes del país. Nos aconsejó tomar en cuenta que la mayoría de los pobladores allí eran guerrilleros. La idea era rodearlos y crear el tal Yunque y Martillo, es decir, empujar
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