Rev de independencia

La colonia disfrutaba de tranquilidad cuando en junio de 1808 llegó la noticia de que Carlos IV había abdicado a favor de su hijo Fernando. Apenas se preparaba la celebración del evento cuando una nueva noticia alteró los ánimos: la corona había quedado en poder de Napoleón. Aunque los novohispanos habían jurado fidelidad a Fernando VII, el ayuntamiento de México consideró que por ausencia del rey la soberanía se había revertido al reino, lo que hacía indispensable convocar una junta de ayuntamientos para decidir su gobierno.Ese 16 de septiembre el cura llamó a misa, una vez reunidos los feligreses los convocó a unirse y luchar contra el mal gobierno. Peones, campesinos y artesanos con todo y mujeres e hijos, aprestaron hondas, palos, instrumentos de labranza o armas y siguieron al cura.Esa misma noche, las huestes ocuparon San Miguel el Grande y unos días después, en Celaya, aquella muchedumbre nombró a Hidalgo Generalísimo y a Allende Teniente General. En el santuario de Atotonilco, Hidalgo dio a ese ejército su primera bandera: una imagen de la Virgen de Guadalupe. Dos semanas más tarde, los insurgentes estaban a las puertas de Guanajuato. El intendente decidió atrincherarse en la alhóndiga de Granaditas con los vecinos ricos y sus caudales. Hidalgo dio la orden de ataque y tras una larga lucha la muchedumbre invadió la alhóndiga y con furia se lanzó a una cruenta matanza y saqueo que Hidalgo y Allende no pudieron contener. Para fines de octubre, las huestes de Hidalgo estaban en el monte de las Cruces, a las puertas de la ciudad de México, donde el 30 de octubre aquella muchedumbre heterogénea se enfrentó y derrotó a mil criollos realistas. Hidalgo ordenó la retirada, sin que sepamos por qué. La etapa de las victorias había terminado, los insurgentes se enfrentaron con el ejército realista en Aculco donde fueron derrotados. Allende marchó rumbo a Guanajuato, mientras el cura siguió camino a Guadalajara. La ciudad recibió entusiasmada a Hidalgo. Éste organizó su gobierno, promovió la expansión del movimiento, ordenó la publicación del periódico El despertador americano, decretó la abolición de la esclavitud, del tributo indígena y de los estancos, y declaró que las tieras comunales eran de uso exclusivo de los indígenas. Allende no tardó en llegar derrotado, las tropas de Calleja avanzaban hacia Guadalajara. El desastre se consumó el 17 de enero de 1911 en Puente de Calderón. 
Una traición facilitó que Allende, Aldama, Hidalgo y José Mariano Jiménez fueran aprehendidos y conducidos a Chihuahua donde fueron procesados y condenados. Las cabezas de los cuatro jefes fueron enviadas a Guanajuato y se colocaron en las esquinas de la alhóndiga. Sin embargo, el movimiento había herido de muerte al virreinato al romper el orden colonial y afectar la economía y administración fiscal. Parecía que el orden se había restaurado, cuando tuvo lugar, en 1817, un intento liberador encabezado por Fray Servando Teresa de Mier y Francisco Xavier Mina, quien se introdujo hasta el Bajío donde fue derrotado por los realistas y fusilado. Mier fue encarcelado. Los diez años de lucha habían transformado a la Nueva España. En medio del descontento de los insurgentes republicanos, Iturbide se coronó en julio de 1822, aunque con menos facultades que cuando fue presidente de la regencia. El temor de las provincias frente al centralismo de Iturbide, más la imposición de préstamos forzosos, produjo un malestar que, en diciembre, aprovechó Antonio López de Santa Anna para desconocer a Iturbide y exigir el establecimiento de un gobierno republicano. Iturbide abdicó y se embarcó rumbo a Italia.
Fracasado el intento monárquico, el país se encontró sin ejecutivo. El congreso reinstalado nombró un triunvirato formado por Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete para ejercer como Supremo Poder Ejecutivo. Pero el poder real estaba en las manos de los grupos privilegiados: la oligarquía criolla, la Iglesia y el ejército. Faltaban años de lucha para transformar esa realidad social.

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