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Revolución Del 6 De Marzo De 1845.


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  551 Palabras (3 Páginas)  •  330 Visitas

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Revolución del 6 de Marzo de 1845.

El 6 de marzo debe ser entendido como la continuidad de la revolución octubrina de 1820. Nuevamente a la ciudad, provincia y su pueblo, se los convocó para la lucha. Otra vez de aquí salió el camino de la revolución. Se renovaron la consigna y grito de guerra contra la tiranía y la opresión. Otra vez, "¡Guayaquil por la patria!", fue el grito de combate. Desde aquí se inició la insurgencia que terminó con la corrupción floreana y el despotismo militar que pretendía entronizarse en el gobierno del naciente Ecuador.

En 1844 la situación de pobreza, especialmente en Guayaquil, era terrible, sumada a la fiebre amarilla que aquel año mató a miles de guayaquileños. La caída de la producción del cacao en toda la provincia ahondaba gravemente los males. En muchos lugares habían aparecido algunos brotes de resistencia violenta.

La gran mayoría de la élite guayaquileña y del país estaba en contra del régimen y se aprestaba a derrocarlo. Esta subversión día a día ganaba más adeptos. Flores estaba al corriente. Llegó a su conocimiento que Vicente Ramón Roca hacía de cabeza de los complotados entre quienes se contaban numerosos militares de los distintos destacamentos de la provincia del Guayas. En un intento de impedir que el movimiento tomase más cuerpo, cometió el error de ordenar el arresto de Roca, que no condujo a ningún resultado. El 24 de febrero fue sofocado por el general Tomás C. Wright, un movimiento en Guayaquil. El coronel Ayarza. jefe del batallón de artillería, fue relevado de su mando por sospechas dé estar comprometido en la conspiración.

La revolución civilista y de reivindicación nacional estalló en Guayaquil el 6 de marzo de 1845. Es quizá la única vez que en el Ecuador se produjo un estallido revolucionario de carácter verdaderamente general. El coronel Ayarza, con su ascendiente sobre la oficialidad y tropa del cuartel de artillería, que habían sido de su mandó por sospecha obtuvo su soporte contra el gobierno. Con el respaldo de este contingente militar, las fuerzas vivas de Guayaquil, proclamaron general en jefe a Antonio Elizalde, y mediante una comisión convocaron una asamblea popular. Esta publicó un acta de desconocimiento al mandato de Flores, y designó un Gobierno Provisorio presidido por José Joaquín Olmedo, con Vicente Ramón Roca y Diego Noboa como vocales.

Estos hombres, con entereza y decisión dirigieron el llamado Movimiento Nacionalista, Civilista y de Reivindicación Patriótica. Los tres, dice Juan León Mera, "eran hombres de valía. Olmedo era la inteligencia y la pluma que defendían y justificaban la revolución, Roca, el impulso y la sagacidad que guiaban, y Noboa, la honradez que la dignificaba".

Dominada Guayaquil, y antes de, incursionar en el resto del país, los generales Wright y Elizalde acordaron el "olvido absoluto de todo lo pasado; nadie

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