Riqueza de la arquitectura mexicana

La riqueza de la arquitectura mesoamericana

Para aproximarnos a comprender los conceptos del diseño de la arquitectura mesoamericana primero es necesario señalar que esta constituía un mosaico étnico-cultural que comprendía, fundamentalmente, del centro de México hasta Honduras y parte del Salvador. Su desarrollo ocurrió entre 1500 a.C. a 1500 d.C, y las principales zonas geográficas que abarcaba eran el altiplano central, la región maya, el valle de Oaxaca y la costa del Golfo.

Su organización socio-política-económica era teocrática, politeísta y sus festividades religiosas (ritos y mitos) se organizaban de acuerdo a los ciclos naturales. Acerca de la cultura precolombina no sabemos mucho, y lo que se conoce sobre todo viene dado la afortunada sobrevivencia de algunos códices y crónicas, por lo que el posible uso y funcionamiento de los centros ceremoniales mesoamericanos muchas veces es hipotético.

En algunos sus estructuras están en ruinas debido al abandono de sus antiguos pobladores y al paso del tiempo otros han sufrido transformaciones y saqueos y han sido restaurados solo en parte, por lo que es imposible conocer la total conceptualización de soluciones. No obstante, gracias a que eran grandes constructores y por ser buenos urbanistas y arquitectos podemos obtener ciertas conclusiones. A nivel urbano la ubicación de los centros obedecía al aspecto mítico, al contexto natural y astral por la necesidad de realizar un paralelo entre el macrocosmos y el microcosmos. Por ejemplo, Teotihuacan se piensa que era el lugar de los dioses, y con los mayas, por su importancia, la casta sacerdotal se presentaba divinizada.

La técnica constructiva aplicada en los edificios consistía en la sobreposición de basamentos, hechos a base de piedra y argamasa o por la consolidación de masas de tierra. No contaban con instrumentos de metal, pero si con mucha mano de obra.

El estudio del diseño de la arquitectura mesoamericana debe estudiarse sobre todo a través de sus conjuntos urbanos totales y no solo por sus centros ceremoniales, pues aquellos obedecían a un gran proyecto. También es recomendable su estudio analizando topografía, vegetación, sus elementos defensivos (murallas y fosos), y su composición. Esto es, sus ejes (geométricos, naturales o cósmicos) que, sin duda, permitieron el sembrado especifico de las pirámides en cada una de las ciudades, y que los templos se interrelacionaran a través de las terrazas acrópolis

Normalmente los ejes se trazaban con dirección norte-sur, con pequeñas desviaciones por cuestiones astronómicas. Asimismo, es necesario ver la forma y composición de las pirámides que, con muy pocas variables como tablero- talud, escalera-alfarda, templo-crestería, estelas, todas ellas constituyen en un alarde compositivo único, y una multiplicidad de soluciones increíbles, como lo es la llamada bóveda maya.

Por último, tenemos los palacios que, según sea el caso, pueden estar formados por basamento, parte baja, cornisa y crestería. También hay que señalar que en estos centros ceremoniales existían los juegos de pelota, y sus edificaciones se resolvían a manera de “I” o “H” y su ritual significaba el juego entre la vida y la muerte del sol.

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