Roma Republicana
Enviado por gemi_27 • 16 de Octubre de 2013 • 15.230 Palabras (61 Páginas) • 288 Visitas
. LA ROMA REPUBLICANA
Introducción.
En todos los enfrentamientos bélicos, Roma demostraba una sorprendente determinación, que dejaba perplejos a sus adversarios y los sumía en el desánimo.
Si los romanos resultaban siempre victoriosos es porque ningún otro pueblo deseó la victoria tanto como ellos. Sin importar las batallas perdidas, los costes materiales o en vidas humanas, Roma volvía siempre a la pelea con la experiencia de los errores cometidos. Y jamás daba por terminada una guerra hasta asegurarse de que a sus enemigos no les quedaban ni los ojos para llorar su derrota.
Conquista y Organización del Territorio Provincial.
1. Ampliación de los dominios romanos.
Los éxitos militares obtenidos contra los galos, samnitas y etruscos, tras las Guerras Samnitas permitieron a los romanos la ampliación de sus dominios.
La población del Sur de Sabina se había incorporado a Roma entre finales de la Monarquía y principios de la República. Las relaciones entre esta y Roma fueron muy estrechas, por lo que desconocemos cuales fueron los motivos que llevaron a la intervención en Sabina. En el 290 a. C dos legiones romanas entraron en la Sabina y aplastaron toda la resistencia, pasando este territorio a ampliar los dominios romanos.
Por otro lado, Roma implantó su presencia en el Adriático después de la firma de un tratado de alianza con la ciudad de Ancona y con la fundación de la colonia latina de Hadria. Los galos senones vieron en esto una amenaza para sus territorios, por lo que con la ayuda de tropas etruscas llevaron la guerra a Arretium. Finalmente en el 283 a. C los galos fueron derrotados y los romanos invadieron el territorio de los senones que se extendía entre Ancona y Rímini.
Los éxitos militares romanos contra los galos de la Cispadana habían privado a Etruria de todo apoyo militar exterior. Poco más tarde, Volsinii y Vulci pasaban a depender de Roma. Por otro lado, los ejércitos romanos estaban cambiando la condición de los lucanos de aliados a sometidos. Para apoyar este dominio sobre Lucania, Roma firmo en el 284 a. C. una alianza con la colonia griega de Turio situada en un enclave estratégico entre los lucanos y sus vecinos del sur, los brucios.
De esta manera Roma se convirtió en la única potencia de Italia con un control territorial tres veces superior al que tenía a finales del siglo IV a. C.
2. La consolidación de los pueblos romanos. (275-264 a. C.)
En el 271 Tarento se entrega a Roma bajo dos condiciones: quedar con el estatuto de ciudad libre y pagar la indemnización de guerra exigida por Roma. Una guarnición militar romana se quedó asentada en la ciudad para asegurar el cumplimiento del tratado. En el 270 Roma se adueña de la ciudad de Regio.
En el otro extremo de los dominios romanos del Adriático, Roma completó su presencia con la formación de nuevas colonias. Con esta medida, Roma disponía ahora de varias ciudades costeras dotadas de buenos puertos en el Adriático. La segunda medida de esta política adriática fue destinada a garantizar la tranquilidad de las vías naturales que cruzaban de este a oeste Italia.
Así pues la consolidación de los dominios romanos se completó con la creación de otras colonias romanas en lugares estratégicos. Acorde a esta política de apoyo a los grupos artesanales y comerciantes debe situarse la decisión del Estado de acuñar monedas de plata, denarios.
El asentamiento de los ciudadanos romanos o latinos en las nuevas colinas fueron vital para el control de los territorios y de las rutas comerciales, además era igualmente de importante como fuente de futuros reclutamientos militares. La política colonial fue paralela a la del incremento del número de ciudadanos.
3. Las Guerras Púnicas.
1. La Primera Guerra Púnica. (264-241 a. C.)
Cuando en el 272, la colonia griega de Tarento, en el Sur de Italia, cayó en manos de los romanos, Roma dominaba ya toda la península y se había convertido en uno de los estados más poderosos de su entorno. Era solo cuestión de tiempo que su camino se cruzara con el de la otra gran potencia del Mediterráneo occidental: Cartago.
La ciudad de Cartago, en la costa norte de la actual Túnez, había sido fundada en el siglo IX a. C por marineros fenicios, que construyeron este enorme puerto en el centro de las rutas comerciales que surcaban el Mediterráneo. Además de su estratégica posición para el comercio, Cartago estaba rodeada de tierras fértiles, y muy pronto los cartaginenses o púnicos, extendieron su domino hasta Sicilia. Allí tomaron contacto con los romanos, que se encontraban en plena expansión, y las dos potencias comenzaron a vigilarse con recelo.
Sicilia, rica en cereales, estaba poblada por prósperas colonias griegas, muchas de las cuales estaban dominadas por los cartaginenses. Sin embargo, una de ellas, Mesina, situada en el estrecho entre Italia y la isla, decidió llamar en su auxilio en el 306 a. C. a los romanos para que expulsaran a la guarnición cartaginesa que controlaba la ciudad. Cuando los mensajeros de Mesina llegaron al Senado se produjo una larga deliberación. Todos eran conscientes de que enviar ayuda militar a la ciudad desencadenaría un terrible enfrentamiento con Cartago, cuyas últimas consecuencias eran imprevisibles.
Al final, los romanos decidieron enviar a sus soldados en el 264 a. C, dando comienzo así a la primera de las Guerras Púnicas, tres terribles enfrentamientos entre romanos y cartagineses que decidirán el destinos de Occidente.
Roma, que poseía sólo una pequeña flota, apenas tenía experiencia en batallas navales. Así que, al principio, los cartagineses destruían con facilidad las naves que enviaban los romanos, mal dirigidas por sus inexpertos almirantes.
Pero cada derrota enseñaba a los romanos algo nuevo. Finalmente, se percataron de que su infantería era superior a la cartaginesa, y decidieron aprovechar esa ventaja. Para ello, diseñaron unas pasarelas de maderas terminas en garfios, con las que los legionarios podían cruzar hasta las naves enemigas. Los cartagineses sabían manejar mejor sus tirremes, pero sus marineros no estaban preparados para combatir cuerpo a cuerpo, y terminaron siendo derrotados.
Después de veinte largos años de guerra, en el año 241 a. C., los romanos se convirtieron en los únicos dueños de Sicilia, que pasó a ser la primera provincia romana.
La derrotada Cartago se comprometió a no atacar jamás a un aliado de Roma, y tuvo que hacer frente a unas indemnizaciones millonarias. La cuantía de las compensaciones era tan elevada, que los cartagineses no podían pagarlas con los beneficios de sus dominios en África, y decidieron expandirse por las ricas tierras de la Península
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