Samuel Y Su Gran Pecado

Mi nombre es Samuel Gutiérrez más conocido en mi barrio como el gran

Samuel.

Nací en un rincón de ésta ciudad desde pequeño nunca tuve la

comprensión de mis padres y mientras fui creciendo mi vida cambió

radicalmente y así comienza mi historia.

Era la temática de todos los días el maltrato, el insulto, la falta de afecto

verle sufrir a mi madre y mi hermanita , hasta que un día mi madre tomó

una decisión drástica.

Transcurrieron algunas horas desde que mi padre salió y no lo vimos

regresar apoderándose de mi la angustia y el pánico de no saber qué

hacer.

Había salido a intentar buscar comida para mitigar el hambre que nos

debilitaba a mi hermanita y a mí, pero estando en la calle me vi perdido,

con mucho miedo, siendo aquel día el último que vi y pude proteger a mi

pequeña y desvalida hermana rompiendo la promesa que un día le hice a

mi madre de cuidarla y permanecer con ella siempre.

Pasé algunos días en las calles comiendo lo que por caridad me regalaban,

durmiendo en los parques cobijado con el extremo frío de la soledad de la

noche, enferme por estar en condiciones no apropiadas para un niño de 5

años, hasta que se apareció un ángel. Que llegó a salvarme. Era un buen

hombre quien rescató de la calle, me dio comida, abrigo, un hogar, lo que

era mejor me dio cariño.

Paso algún tiempo desde que conocí a la persona que cambió el sentido a

mi vida que más adelante se convertiría en un padre para mi, me dio todo

y a cambio yo era la persona indicada para regalar caramelos a los demás

para que sean felices.

Con el paso de los años conforme iba creciendo me di cuenta que aquellos

dulces que a la gente tanto le gustaba eran droga, que mi padre el rey no

era lo que yo creía, era jefe de un cartel, que luego me enseñó a robar, a

pasar por encima de quien fuera con tal de conseguir lo que se propone.

Incluso hasta utilizando armas y convirtiéndome en un sicario, pero como

juzgarlo si había sido la persona quien me dio amor de padre cuando me

encontraba solo.

Cuando yo tenía 16 años sabía perfectamente a lo que se dedicaba mi

padre el rey. Un día estando en una misión con otro cartel hubo

problemas y cruce de balas en donde mi padre salió desfavorecido y

perdió la vida, tomé la batuta y continué con el legado que el rey me

había dejado, así fui adquiriendo experiencia hasta convertirme en el Gran

Samuel temido y respetado por todos, teniendo el mundo a mis pies.

Y así pase algún tiempo disfrutando de lo que conseguía con mis amigos,

pero había en mi un vacío que no lo llenaba con las cosas materiales, a

pesar de tener todo me faltaba algo hasta que otra puerta se abrió en mi

camino.

Un día de tantos vagando por ahí conocí al sacerdote Oswaldo quien se

puso como meta regresarme del camino equivocado y convertirme en un

hombre de bien y en aquel momento el curita había firmado su sentencia

de muerte porque para mi no era más que un viejo necio que solo hablaba

incoherencias, pero con su necedad día a día fue poco a poco

cambiándome y aliviando mi alma, hasta que accedí a irme con el,

dejándolo todo y corregir mi camino.

Permanecí por algunos años con el Padre Oswaldo, quien con su cariño, su

comprensión y su vocación de sacerdote me enseño a conocer a Dios, me

sacó del abismo que me encontraba y supo demostrarme lo hermoso de la

vida, me enseño a pedir

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