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Sindalismo Cultural: En El El Salvador


Enviado por   •  1 de Mayo de 2015  •  2.391 Palabras (10 Páginas)  •  236 Visitas

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En El Salvador el movimiento sindical está íntimamente ligado al movimiento popular. El movimiento popular está formado por trabajadores asalariados vinculados al sector capitalista de la economía, por trabajadores no asalariados, cooperativistas del sector agropecuario, minifundistas, trabajadores del sector público, estudiantes, micro y pequeños empresarios del sector de manufacturas, comercio y servicios, miembros de organizaciones humanitarias y religiosas, habitantes de zonas marginales del rea urbana, etc...

En 1985, la población económicamente activa ocupada se estimó en 660.992 trabajadores. De ese total, trabajaban bajo relaciones salariales de manera permanente o temporalmente únicamente el 48%. Esta situación se refleja en la baja proporción de la población activa ocupada, que se encontraba oficialmente organizada en sindicatos a nivel nacional. El Ministerio de Trabajo registró en 1989 103 sindicatos que afiliaban a un total de 72.769 trabajadores.

Existían tres centrales sindicales: La Confederación General de Sindicatos (CGS) que agrupa a 18 sindicatos pertenecientes a tres federaciones con un total de 32.515 afiliados; la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) a la que pertenecen tres federaciones con 21.416 afiliados, y la Confederación General del Trabajo(CGT) que posee sólo dos sindicatos con un total de 1750 afiliados. Estas tres centrales sindicales agrupan al 75% de los trabajadores afiliados.

Otras agrupaciones eran la Asociación de Sindicatos Independientes de El Salvador que posee la representación de tres sindicatos y de 3.137 afiliados; la Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, Transportes y Otras Actividades (FESINCONSTRANS) con 13 sindicatos y 2.880 afiliados; la Federación Sindical Revolucionaria (FSR) con cuatro sindicatos y 1.719 afiliados y la Federación de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños (FESTRAS) con tres sindicatos y 1.315 afiliados.

Finalmente, existían 21 sindicatos independientes que, en su conjunto, aglutinan a 8.037 afiliados.

PRECEDENTES

Sin embargo, en un país de gobiernos represivos y de marginación social, el movimiento obrero y popular salvadoreño se ha mantenido flexible y vital, con una gran voluntad y una capacidad organizativa excepcional.

El proceso de integración regional del Mercado Común Centroamericano facilitó el desarrollo numérico de la clase obrera en Guatemala y El Salvador. Se intentó aprovechar este proceso para crear formas organizativas unitarias. En octubre de 1965, se crea la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), que adopta la iniciativa de crear una Central única para los trabajadores y se acelera el movimiento reivindicativo de los trabajadores. En octubre de 1966, se consigue la jornada de 8 horas. La huelga general de 1967 marca el momento de máxima influencia social del movimiento sindical de oposición. Entre 1957-58 y 1967, son los trabajadores urbanos quienes encabezan la protesta y la oposición social al sistema. A partir de ese momento, y sobre todo con la ruptura del MCCA en 1969, el movimiento sindical decae, al menos hasta 1975. En el periodo intermedio, la acción reivindicativa más importante fue la protagonizada por los maestros. Los maestros comienzan un periodo reivindicativo en junio de 1967, que da lugar al nacimiento de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) y convierte a este sector en el principal bastión de la oposición al régimen imperante. En los primeros meses de 1968 los maestros inician una huelga que dura 56 días. En El Salvador el tener unos estudios representa un gran privilegio, por ello los maestros son uno de los sectores más estructurados e influyentes de la sociedad salvadoreña, y están sometidos a un férreo control del gobierno. Los maestros, con estas huelgas consiguieron un gran éxito, casi obtuvieron todos sus objetivos, y a partir de ese momento se convirtieron en el mejor grupo de oposición al régimen y fueron los canalizadores del gran descontento social.

La Iglesia Católica, a raíz del fuerte impacto del Concilio del Vaticano II, llevó a cabo una importante actividad de organización, sobre todo en los trabajadores del campo, creando la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS). En 1969, esta organización contaba con unas 20 ligas, de unos 500 miembros cada una, y entró cada vez más en una dinámica que la aproximaba a las luchas de otros sectores (obreros, maestros,...) de oposición al régimen.

Por estos años, la administración de EE.UU., a través del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL), comienza a organizar, en clara oposición a la actividad de la FECCAS, a grupos de campesinos, fundando en 1969 la Unión Comunal Salvadoreña (UCS). Pero gracias a la pujanza del movimiento reivindicativo esta organización escapará de las influencias de los EE.UU., incorporándose a las manifestaciones populares de masas.

La década de los 70 comienza con las primeras acciones armadas de las organizaciones revolucionarias, con un proceso de organización que lleva, a partir de 1974 y 1975, a dar el protagonismo a las organizaciones populares Frente de acción Popular Unificada (FAPU) y Bloque Popular Revolucionario (BPR), dos de las organizaciones populares de masas más importantes de toda la historia de El Salvador. Su desarrollo e influencia se extiende cada vez más, dando por primera vez un protagonismo a los sectores populares que asusta hasta el límite a la clase dominante. Desde mediados de los setenta, hasta la insurrección del 81, las luchas populares adquieren cada vez más un carácter político y confrontativo, reclamando la participación de los marginados. El perfil reivindicativo sindical pasa a un segundo plano. Las propias organizaciones sindicales y campesinas pasan a incorporarse a los frentes FAPU y BRP, en una reivindicación global.

En 1973, a partir de una escisión de los sindicatos controlados por el gobierno, se organizó la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), surgida por la contradicción entre los intereses de los trabajadores y el sindicalismo bajo control patronal, pronto pasa a constituirse en un referente fundamental del sindicalismo de izquierdas, siendo desde 1975 una de las principales organizaciones fuera del control de la patronal y agrupando, durante los años de gobierno de Duarte, a alguno de los principales sindicatos de la oposición.

LA GUERRA CIVIL

En 1984, tras los años de la represión y el inicio de la guerra civil, se reactiva el movimiento reivindicativo de los trabajadores con diversas huelgas en los servicios públicos, banca y otras ramas. Diversos sectores,

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