Sobre el fascismo

Sobre el fascismo

Este ensayo fue escrito por José Ortega y Gasset en 1925 y formó parte de su obra titulada El Espectador  VI publicada en 1927. Se encuentra en el tomo II de Las Obras Completas. Este artículo se divide en dos partes: Contorno y dintorno e ilegitimidad.

I Contorno y dintorno

Ortega y Gasset se dirige a Corpus Barga, poeta y periodista que termina un artículo sobre el fascismo  preguntándose precisamente ¿qué es el fascismo? Y dejando esta pregunta sin respuesta. Ortega explica que hace tiempo que no ha estado en Italia y tiene pocos datos sobre el fascismo.

El autor resalta que el fascismo tiene un carácter enigmático y contradictorio: es autoritario pero organiza la rebelión, se opone a la democracia contemporánea pero tampoco quiere restablecer sistemas políticos del pasado, quiere un Estado fuerte pero emplea medios destructivos.

Es indudable que el fascismo es un fenómeno histórico, es decir, su verdadera naturaleza está en lo que le rodea, al igual que la mitad de nuestro ser radica en lo que sean los demás. Es decir,  para definir cualquier cosa es necesario analizar tanto su dintorno o forma interior como su contorno o ambiente. Un fenómeno histórico tiene que definirse teniendo en cuenta lo que le rodea.

Al preguntarnos qué es el fascismo, debemos hacernos otra pregunta:  ¿qué hacen los liberales, los demócratas?, es decir el fascismo ha surgido por el dintorno, por la inacción del liberalismo.

Ortega compara el auge del fascismo con lo que ocurrió en el año 70 antes de Cristo cuando apareció Julio César.  Según los datos históricos, el triunfo de César es debido a que los demás le dejan triunfar ya que no hacían nada por impedir que acabara con la república.  Puede afirmarse que fascismo y cesarismo tienen en común el desprestigio de las instituciones establecidas. Este desprestigio es el síntoma más grave de la vida política europea.

II Ilegitimidad

Por su dintorno, el fascismo es un partido autoritario, antidemocrático, nacionalista, revolucionario al igual que el partido comunista y otros partidos. Otra característica del fascismo es la violencia y la ilegitimidad.

Para Ortega el bolchevismo es un movimiento alejado de la política europea y específicamente ruso. El bolchevismo acaba ilegalmente con un estado legal para instaurar otro  y le dan legitimidad  usando la violencia para asegurar su derecho. Sin embargo, el fascismo no se preocupa de tener legitimidad, gobierna con la fuerza de sus “camisas negras”, utilizando la violencia para acabar con la oposición. Gobernar sin aspirar a ser legítimo es la peculiaridad del fascismo. Es sorprendente para Ortega que un partido triunfe por el mero motivo de “hay que salvar a Italia” sin contar con ninguna otra legitimidad.

¿Cómo es posible que las demás fuerzas políticas y sociales no se opongan a la victoria de la ilegitimidad? Simplemente porque no existen fuerzas sociales legitimas que entusiasmen e ilusionen. Por tanto, el fascismo ha triunfado por el escepticismo de liberales y demócratas, por su falta de fe. La aparente fuerza del fascismo consiste en la debilidad de los demás.

Por ello, Ortega explica que el fascismo es una ideología transitoria, sin proyección de futuro ya que se basa en la debilidad de los demás.

En la vida política las minorías no pueden nunca alcanzar el triunfo, para vencer tienen que convertirse en mayorías. Solamente cuando nadie cree en las instituciones es cuando un puñado de personas pueden adueñarse del poder político. Si esto ocurre estamos ante una etapa de gravísima anormalidad. No hay salud política cuando el Gobierno no gobierna con el apoyo de las mayorías sociales.

OPINIÓN PERSONAL

Este artículo está escrito en 1925. El ascenso del fascismo había comenzado en Italia en 1919 cuando Benito Musssolini creó los Fasci de combate o “camisas negras”, grupos paramilitares violentos.  En 1921 los Fasci se transformaron en en el Partido Nacional Fascista que pretendía un Estado fuerte.  Contó con el apoyo de la pequeña burguesía, de los grandes propietarios y con el apoyo del propio rey Víctor Manuel III.

...