Subjetivismo Metodológico En El Humanismo

El objetivo del presente informe es realizar una breve reseña del texto de P.O. Kristeller, analizando de este modo el rasgo fundamental que de alguna manera daría forma a lo que entendemos por Humanismo Renacentista.

Para nuestro autor, definir el humanismo renacentista a partir de una serie de postulados filosóficos, vendría a ser una tarea imposible, pues el trabajo de los humanistas renacentistas se más en la erudición y literatura que en la filosofía propiamente tal, además de sostener un sin número de ideas carentes de un denominador común (Kristeller, 1996). Sin embargo, si no existe un cuerpo de ideas filosóficas que nos permitan definir nuestro fenómeno de estudio ¿Cuál sería ese común denominador donde se reúnen un gran número de intelectuales etiquetados hasta la fecha como humanistas?

Pues bien, a pesar de esta limitación, para el filósofo alemán debiésemos “… buscar su común denominador en un ideal educativo, erudito y estilístico, así como en la extensión que abarcan sus problemas e intereses, más que a cualquier conjunto dado de opiniones filosóficas o teológicas.” (Kristeller, 1996; p. 16). Es decir, el rasgo esencial del humanismo, lejos de encontrarse en el fondo, se encontraría en la forma, en la metodología llevada a cabo a la hora de abordar sus temas de estudio. De ahí que la mayoría de los humanistas renacentistas, para comunicar sus ideas, al igual que Petrarca, se valieran de poemas, discursos, obras históricas, cartas y la filosofía moral (Kristeller, 1996). Lo que habría ocurrido en este fenómeno de estudio sería una suerte de revolución paradigmática respecto a la metodología empleada, la que a su vez daría cuenta, entre muchas cosas, de una nueva actitud hacia el objeto de estudio como especificaría nuestro filósofo alemán. Esta nueva actitud se ve reflejada en la metodología misma, pues como afirma Burckhardt, haciendo alusión al periodo anterior al Renacimiento “…el hombre sólo se reconocía a sí mismo como raza, como pueblo, como bando, como corporación, como familia o bajo cualquiera otra de las formas de lo general.” (Burckhardt; citado por Huizinga, 1920; p. 118), pero el hombre levantaría la cabeza con plenitud de poder subjetivo, convirtiéndose en individuo espiritual y reconociéndose como tal (Opt. Cit.). En efecto tanto los poemas, discursos, obras históricas, cartas y la misma filosofía moral, tienen un carácter eminentemente personal, subjetivo e individualista.

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