TEMA 5. CRISIS DEL MODELO DE DESARROLLO E INCONFORMIDAD SOCIAL.
Enviado por JoelCharming • 17 de Mayo de 2013 • 2.064 Palabras (9 Páginas) • 855 Visitas
El movimientos estudiantil mexicano del 1968 fue un movimiento reformista, que readecuo muchos aspectos de la organización social y política de México, que “modernizo” a la sociedad mexicana dentro de su continuidad sin llegar a revolucionarla podemos decir ahora, años después de aquellos acontecimientos. Pero así como desde la perspectiva histórica no se puede comprender un determinado momento de la acción y los pequeños instantes en que las cosas podrían haber cambiado de manera más profunda, tampoco desde el presente de puede saldar las cuentas con esos pequeños pedazo de historia. En 1968 con la finalidad de que la gente sintiera temor y aceptara las decisiones del gobierno aunque no se estuviera de acuerdo con ellas, también en el magisterio ocurría algo semejante, ya que sus líderes no permitían la democracia en sus filas y apoyados por el gobierno hacían las cosas a su conveniencia y la del propio gobierno estando en contubernio, además existía el charrísimo sindical, de esta manera debido a “la anulación de los derechos democráticos e individuales consagrados en la constitución”10, la oportunidad de manifestar sus ideas y pensamientos se vio reducida y solamente en las escuelas superiores se tenía la oportunidad de discutir y expresar su desacuerdo con lo que estaba sucediendo en el país, lamentablemente a los estudiantes les tocó vivir el capítulo más negro en la historia de nuestro país por buscar que existiera una verdadera democracia, esto sirvió para que el magisterio o una parte de él , se viera en la necesidad de apoyar este movimiento, pues vivía una situación de antidemocracia sindical, por lo cual el MRM siguió luchando por lograr una mayor apertura dentro del sindicato de maestros por medio de movilizaciones y paros.
El movimiento estudiantil del 68, en el cual miles de jóvenes salieron a las calles a luchar por derechos democráticos que los gobiernos autoritarios de la burguesía no les respetaban. Es el periodo en que el corporativismo obrero tenía bajo su control a más de 3 millones de trabajadores, cuando las organizaciones juveniles habían sido captadas, ya sea por soborno o por represión, por el partido en el poder (PRI) y cuando a nivel internacional, ante los fulgores de la revolución en Francia, se había llegado a tocar la cabeza de algunos dirigentes estudiantiles.
La fuerza y velocidad con que se desenvolvió la movilización sorprendió no nada más al gobierno, sino al mismo movimiento. Todas las escuelas de la UNAM, el Poli, Chapingo e incluso muchas de las escuelas privadas en el DF fueron puestas bajo control de los comités de huelga formados a partir del decreto de la huelga indefinida.
El apoyo de los trabajadores no tardó en llegar, los sindicatos democráticos como el SME o las corrientes sindicales que previos años atrás habían dado luchas por la democracia sindical apoyaron de forma entusiasta este movimiento. Sin embargo este apoyo no paso de ahí, un apoyo, cuando lo ideal hubiera sido la formación de un pliego petitorio único para engarzar la lucha conjunta de los trabajadores y jóvenes. El apoyo debió de convertirse en lucha única.
La respuesta del Estado desde el primer momento fue la represión. La misma noche del 26 de julio se habló de mil detenciones, esto era el preludio de un trágico final. Sin embargo, como sucede en muchas ocasiones, la represión lo único que consiguió fue que el movimiento tomara más fuerza y que los estudiantes se levantaran como gigantes para contestar las agresiones.
Esta dinámica de represión y resguardo, la necesidad de empujar la lucha más allá de los estudiantes y la necesidad de contar e informar toda la basura que los medios de comunicación lanzaban contra el movimiento dio como resultante la necesidad de un órgano de dirección que pudiera ser el portavoz del movimiento. El CNH se conformó a partir de representantes elegidos por asamblea de cada una de las escuelas en huelga, este también tomaba las decisiones sobre los lineamientos a seguir del movimiento y además planteaba el punto de vista general de la lucha.
La fuerza del movimiento a violencia del Estado en más de un enfrenamiento dejó claro que los golpes no harían que la huelga terminara. Los estudiantes más jóvenes conformaban brigadas de información que en varias ocasiones, y bajo la presión de las circunstancias, se transformaron en brigadas de autodefensa. Los Comités de Lucha dieron muestras de valentía exquisita cuando en una plaza o en los camiones el ejército o el cuerpo de granaderos los quería detener. Pero el ejemplo más emblemático es la defensa que hicieron los jóvenes del Casco de Santo Tomás.
Los alrededores de esta escuela se convirtieron en un campo de batalla la tarde-noche del 23 de septiembre, no se sabe exactamente los muertos que resultaron de esta batalla pero, sin lugar a dudas, no solo hubo bajas por parte del estudiantado.
El golpe fue devastador, pocas semanas después el CNH votó el levantamiento de la huelga y la desarticulación de esta instancia para conformar y fortalecer, según fuera el caso, los comités de lucha por escuela.
Estos acontecimientos, que ahora se dicen o se escriben pronto, fueron los causantes de las libertades democráticas y de expresión de las que ahora gozamos. El movimiento de los estudiantes fue la inspiración del movimiento obrero que durante la década de las setentas dio una batalla por la democracia sindical conocida como la “Insurgencia Obrera”.
Pero lo más importante que dejó este movimiento fue la experiencia a futuras generaciones. Esos aciertos y errores que se cometieron los tenemos que comprender para no repetirlos. Quien no conoce la historia está condenado a repetir los mismos errores, esta es una ley de la misma historia.
En el siguiente documento ahondaremos sobre la dinámica de este movimiento, sus orígenes y las resultantes de la represión ejercida por el Estado y sacaremos las lecciones necesarias para enfrentar las próximas batallas y salir victoriosos. Quienes escribimos este documento somos parte ahora mismo de la única organización que ha sobrevivido el paso de los 40 años: el Comité de Lucha Estudiantil de la ESIME (CLESIME). Este es, pues, un pequeño tributo a todos nuestros muertos que a diario pisan las aulas de las universidades exigiendo levantar su bandera, así también para todos aquellos compañeros que con su esfuerzo y dedicatoria han mantenido vivo este local tan maravilloso. Por nuestra parte queda el compromiso
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