TEORIA DEL ESTADO DE HELLER
Enviado por versanz • 29 de Junio de 2015 • 589 Palabras (3 Páginas) • 274 Visitas
Setenta años después de la publicación de la Teoría del Estado de Hermann Heller{1} pretendemos, al hilo de una recensión crítica, subrayar la actualidad de sus propuestas, sopesar la pertenencia de sus planteamientos y discutir el alcance de sus conclusiones, todo ello bajo el foco de una perspectiva materialista cuyos criterios puedan servirnos de contraste ante a las aportaciones del alemán. La nuclearidad y autonomía de la forma Estado como objeto de estudio; el método socio-histórico, basado en un tratamiento dialéctico a caballo entre la empiria y la normatividad, y la búsqueda de una alternativa equilibrada a propósito del debate entre legalidad y legitimidad, marcan las pautas de esta obra inconclusa, cuya mayor virtud residiría a nuestro juicio en establecer las líneas fundamentales a las que la disciplina macropolítica ha de enfrentarse.
Tras un período en que los enfoques sociológicos predominaron en las investigaciones politológicas –ya en su vertiente conductista-cuantitativa ya en la cualitativo-prescriptiva–, ha resurgido el interés por el Estado como materia política nodal. Así, tras la tentación sociologizante y empírica por «deshacer en un entramado de relaciones interpersonales» toda noción objetiva del Estado –de la que nos advirtió Cotarelo–, se ha vuelto a reivindicar el rol del Estado en tanto actor axial de la actividad política.{2} Tal tendencia no deja de resultar paradójica, en un momento en el que, al igual que en el primer tercio del siglo XX se pone cuestión no sólo su rol central sino su propia existencia; tendencia diametralmente opuesta por cierto al auge microanalítico o positivista, cuando el Estado del bienestar gozaba de salud. No obstante tampoco es de extrañar que sea en un tal período, caracterizado por el declive de las políticas del bienestar y los embates de la globalización económica, cuando, deslegitimado y erosionado, la atención sobre el Estado renazca. En todo caso, la misma distinción entre los ámbitos de los que se ocupan política y Estado resulta todavía polémica, apareciéndonos su mutua demarcación en la antesala de toda aproximación al ámbito político. Con esta misma cuestión arranca el libro de Heller, repasando las direcciones –los programas diríamos hoy– que ha ido abriendo a lo largo de su historia la reflexión en torno a la práctica política, desde su inauguración con aquellos sofistas que instruían sobre técnicas de adquisición de poder hasta el establecimiento de la jurisprudencia dogmática a partir de la Edad Media, pasando por el momento de su cristalización en las obras de Platón y Aristóteles, con las que se configuran la ética o arte cívico, la filosofía de la historia y del Estado, y el estudio empírico comparativo –al menos de forma embrionaria. Este cuadro matricial no impide la recombinación de sus materiales, que van, según los enfoques, de Maquiavelo a Saint-Simon, hasta llegar
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