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Enviado por   •  30 de Junio de 2013  •  Informe  •  3.255 Palabras (14 Páginas)  •  310 Visitas

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La segunda fase del gobierno militar y la transición al gobierno civil, 1975-1980

El control del estado traspasado a la junta militar dio paso a la segunda fase de la revolución militar, que estaba compuesta en su mayoría por los jefes de las FFAA. Con el fin de legitimarse como tal, la junta mantenía informada a la oficialidad de todo acto que se llevara a cabo, por otro lado redujo notablemente el poder del jefe del estado y aisló a los miembros del grupo militar. Los objetivos de esta junta tenían un carácter mas inclinado a las FFAA que a la sociedad en general, ya que sus preocupaciones se centraban en problemas de defensa y seguridad nacional.

Cuando se destituyó a Velasco Alvarado, todos pensaron que se volvía al gobierno constitucional, siendo los más contentos los grupos izquierdistas y las agrupaciones de clase baja, regresando los deportados y finalizando el control de los periódicos, empezando la segunda fase con una gran aceptación. Morales Bermúdez reflejaba una imagen titubeante entre los diferentes intereses del régimen y plasmado en diversos problemas importantes como la crisis económica, provocando la oposición de las masas sobre todo cuando se puso en práctica dos paquetes de medidas para la crisis económica. El gobierno trató de ayudarlo pero esto no resultó suficiente, y se limito a llevar a cabo su política de “represión selectiva”. Sin embargo, por otro lado esta segunda fase se caracterizó por el énfasis a la economía abriéndose a los intereses capitalistas y apoyando un programa de recuperación económica, dando pasos a la liberalización.

A principios de 1976 el gobierno puso el primero de nueve paquetes de recuperación económica. Por otro lado, el general Jorge Fernández Maldonado fue ascendido a comandante en jefe del ejército y ministro de guerra y primer ministro pero esto fue opacado al destituir a los directores de designación estatal de los medios de comunicación, de carácter autónomo. Morales Bermúdez pidió en esos momentos que la gente aceptara una tregua política para evitar conflictos con características similares a los del resto del Cono Sur, fomentando el nacionalismo y llevando a cabo estrategias para buscar el apoyo del APRA y dividiendo a la oposición. Pro otro lado Haya de la Torre respondía sugiriendo elecciones generales y la vuelta del gobierno constitucional reencontrándose así con el apoyo popular.

Toda esta situación fomentó la aparición de la política de partidos en el país y por otro lado, el regreso de Beleaúndez fue para aumentar el apoyo de Haya de la Torre. El rechazo de los esfuerzos de Morales y Fernández por buscar un consenso entre los militares y las fuerzas políticas fueron propiciados por grupos derechistas que buscaban una “tercera fase”.

En 1976 el régimen inició los pasos para la obtención de empréstitos internacionales principalmente de Bancos Estadounidenses, con las condiciones que estos impusieran, entre ellas, la apertura a inversiones extranjeras, sobre todo en la pesca y la minería.

A mediados del mismo año, se declaró que todas las huelgas, sobre todo minería y pesca, eran ilegales lo cual fomentó la unificación de sindicatos y grupos izquierdistas con el propósito de convocar a una huelga general. El gobierno respondió con medidas represivas hacia estos sectores a la vez que buscó resolver los problemas de la deuda externa.

En julio del mismo año, se produjo otro incidente en el que oficiales liderados por Bobbio, se levantaron en Lima y exigieron la destitución de Maldonado y otros generales velasquistas de la primera fase. El mando militar dejo todo bajo control destituyendo a los oficiales rebeldes.

Por otro lado, la izquierda y el movimiento social siguieron creciendo y protestando en desacuerdo con el gobierno. Buscaban el regreso del gobierno constitucional tratando de acusar de distintas faltas a los militares. Morales Bermúdez, para calmar esta situación devolvió la industria pesquera a empresas privadas y permitió la libertad de prensa.

Al cumplir los requisitos que se le habían pedido, el gobierno pudo recibir 400 millones de dólares pero al comprar aviones soviéticos provocó la intervención del Fondo Monetario Internacional. El país tuvo dos problemas principales en ese momento: enfrentar una crisis económica internacional y enfrentar los conflictos sociales internos. Los oficiales discutían sobre cómo solucionar el problema de la crisis económica y hacer frente a la oposición. Morales propuso entonces una solución institucional que permitía la transición al gobierno civil y la retirada de los militares en el conflicto político. En 1977 se presentó el Plan Tupac Amaru con el cual se plasmarían estos acuerdos. El mismo año, la esposa del presidente Carter de EEUU en su visita a Perú señala que apoyaría a los militares si estos restauran la democracia.

Las conversaciones entonces, del gobierno, el APRA y el PPC reanudaron sus conversaciones. Los grupos izquierdistas y obreros por otro lado, presionaban para abolir las medidas económicas que afectaban a las clases bajas. El APRA y el PPC aprovecharon estas circunstancias para promover su campaña a favor de la democracia recibiendo un amplio apoyo.

Sin embargo el traspaso no fue inmediato, por lo que los militares trataron de seguir con las medidas de recuperación económica, para quedar con una buena imagen después de dejar sus cargos. En 1977 el ministro de Economía es reemplazado y Piazza toma su lugar pero no pudo reducir las compras de material bélico por tanto no pudo disciplinar a los ministros militares. Como consecuencia, el 19 de julio de 1977 se establece una huelga general que contó con el apoyo del APRA y parte del mundo empresarial. El gobierno reaccionó permitiendo el despido de los obreros instigadores de las huelgas y eliminó la estabilidad del empleo; esto lo aprovecharon los privados para eliminar a los obreros conflictivos.

Después de realizar estas medidas, el gobierno convocó a elecciones para una asamblea constituyente en mayo de 1978.

La convocatoria de las elecciones alentó la movilización política, la rivalidad entre los partidos y de la división de los que se oponían al gobierno militar al principio pareció que la iniciativa de los militares se vería saboteada por la abstención de Belaunde Terry y los grupos izquierdistas. Pero el acceso que se dio que se dio a los partidos políticos y a los medios de comunicación controlados por el gobierno, los debates entre viejas y nuevas figuras políticas con diferentes puntos de vista y programa para resolver los problemas del país, lo que hicieron que la población se interesara en forma creciente por las elecciones.

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