Techo De La Deuda Estadounidense

Sin duda alguna, en las últimas semanas, la economía en general, el mundo globalizado, ha estado en un cuadro de nerviosismo e incertidumbre completo, por el posible caos del abismo fiscal que se veía aproximar en el horizonte con la negativa de los republicanos de elevar el techo de la deuda de los Estados Unidos.

Bastaría con imaginar el panorama de un aumento generalizado de los impuestos y un tajante recorte del gasto público en áreas como la defensa, empleo y salud, esto supondría una disminución de la actividad económica en Estados Unidos que tiene consecuencias negativas sobre el resto del mundo, abriendo paso a la posibilidad de una nueva recesión y crisis, que muchos autores dan por hecho que sería algo peor que los fatídicos días de la crisis vivida en el 2008.

Si el aumento del techo de la deuda estadounidense no fuese aprobado, nos veríamos inmersos en aguas muy turbias de crisis, debido a que habría una suspensión de pagos, es decir, que no se pudiera solventar los gastos, afectando consigo los pagos de intereses de deuda pública; y todo esto vendría seguido de una rebaja en la calificación de los bonos de Estados Unidos, trayendo a la economía, una fuga masiva de capitales.

Si se presenta la insolvencia de la deuda, se generaría pérdidas directas de las empresas que tengan deuda con EEUU al igual que los inversores de cartera de esta deuda, se presentaría un aumento del riesgo en el país y un efecto dominó sobre otros países, principalmente de los que hayan invertido en cartera de los EEUU, acompañado de un pánico generalizado y un ambiente de desconfianza, y ni hablar de la caída estrepitosa que sufriría el dólar.

Sin embargo, muy salomónicamente el congreso de los EEUU decidió esta semana aumentar el techo de la deuda, que apacigua las aguas caudalosas y la tormenta, pero que a la hora de la verdad solo son paños de agua tibia.

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