Teoría ética coherente
Enviado por lelek • 3 de Abril de 2013 • 542 Palabras (3 Páginas) • 314 Visitas
fdasdasdasdasdasdqwdeq2deqdqdqlógica, ni una teoría ética coherente y sistemática en el sentido en que fue
desarrollada por los sistemas éticos posteriores; no hay más que una cuestión: ¿qué es
el hombre? Sócrates sostiene y defiende siempre el ideal de una verdad objetiva,
absoluta, universal, pero el único universo que conoce y al cual se refieren todas sus
indagaciones es el universo del hombre. Su filosofía, si posee alguna, es
estrictamente antropológica) En uno de los diálogos platónicos se nos describe a
Sócrates en conversación con su discípulo Fedro. Pasean y a poco llegan a un
lugar extramuros de Atenas; Sócrates está admirado por la belleza del lugar. Le
encanta el paisaje, que celebra con entusiasmo. Pero Fedro le interrumpe. Le
sorprende que Sócrates se conduzca como un extranjero que es conducido por un
cicerone. "¿Traspasáis alguna vez los umbrales?", le pregunta; Sócrates responde,
con un sentido simbólico: "Cierto que no, mi buen amigo, y espero que sabrás
excusarme cuando escuches la razón, a saber, que soy un amante del conocimiento
y los hombres que habitan en la ciudad son mis maestros y no los árboles o la
comarca". (Platón, Fedro, 230.)
No obstante, si estudiamos los diálogos socráticos de Platón en ninguna parte
encontraremos una solución directa del nuevo problema, Sócrates nos ofrece un
análisis detallado y meticuloso de las diversas cualidades y virtudes humanas.
Pretende determinar la naturaleza de estas cualidades y definirlas: bondad, justicia, templanza, valor, y así sucesivamente, pero nunca aventura una definición del
hombre. ¿Cómo explicarnos esta aparente deficiencia? ¿Es que Sócrates adoptó
deliberadamente la vía del rodeo, un método que le permitía no más arañar la
superficie de su problema sin penetrar jamás en el meollo? En este punto, sin
embargo, más que en otro cualquiera tenemos que recelar de la ironía socrática.
Precisamente, la respuesta negativa de Sócrates aporta una luz inesperada a la
cuestión y nos proporciona la clave positiva de su concepción del hombre, cuya
naturaleza podemos descubrir del mismo modo que nos es posible develar la
naturaleza de las cosas físicas. Si describimos las cosas físicas en los términos de
sus propiedades objetivas, el hombre sólo se puede describir y definir en términos
de su conciencia. Este hecho plantea un problema enteramente nuevo e insoluble
para nuestros modos habituales de investigación. La observación empírica y el
análisis lógico, en el sentido en que fueron empleados estos términos en la
filosofía presocrática, se han mostrado ineficaces e inadecuados, porque sólo en
...