Tlaquepaque

Historia de Tlaquepaque

Hace casi 500 años, todavía unido al orden mesoamericano, regido por los ciclos de la siembra y el misterioso capricho de dioses ancestrales, Tlaquepaque, Tlallipac, acudió a su más importante cita con la historia. Sucedió el día 25 de marzo de 1530, cuando la cruz y las espadas de los conquistadores españoles se elevaron victoriosas, reclamando para su causa las tierras del Reino de Tonalá y las de todos los pueblos tributarios.

A partir de entonces, esta tierra cuyo nombre significa “lugar sobre lomas de tierra barrial”, comenzaría un diálogo profundo, a un tiempo contradictorio y prolífico, entre el mundo precolombino de las tribus originales y el traído por la Corona española. Un diálogo que ha poblado de símbolos sagrados, magia y entidades fantásticas el alma de los tlaquepaquenses y que únicamente los lenguajes del arte y la tradición alcanzan a describir en su justa medida.

Durante el periodo colonial Tlaquepaque fue conocido como San Pedro y pasó a formar parte del Virreinato de la Nueva Galicia. Consecuente con el don laborioso de los nativos, en esta tierra la corona incentivó el trabajo artesanal e introdujo nuevas técnicas provenientes de Europa y otras partes del mundo, posicionando a esta localidad como un importante proveedor de pisos, tejas y ladrillos. De esta forma, para el siglo XVIII, mientras acaudalados españoles y criollos construían aquí sus neoclásicas casonas de veraneo, los artesanos locales eran reconocidos en todo el virreinato por su destreza en la elaboración de bellas piezas de alfarería.

El imparable desarrollo de las disciplinas artesanales haría posible que a principios del siglo XIX –ya instituido el actual nombre de San Pedro Tlaquepaque- surgieran los primeros artistas escultores en barro, quienes, con singular elocuencia inmortalizarían en estatuillas y retablos escenas costumbristas del México decimonónico. Tal sería la trascendencia de estas obras, que San Pedro Tlaquepaque ganaría gran prestigio a nivel nacional e internacional, distinguiéndose hasta nuestros días como uno de los principales centros artesanales del país.

Características climáticas

El clima del municipio es semiseco con invierno y primavera secos, semicálido sin estación invernal definida. La temperatura media anual es de 20.7 °C, y tiene una precipitación media anual de 919 milímetros con régimen de lluvia en los meses de junio a agosto. Los vientos dominantes son de dirección sureste. El promedio de días con heladas al año es de 5.2.

Topografía.

El municipio se encuentra enclavado en la porción central de la altiplanicie jalisciense, que presenta una topografía más o menos regular. La mayor parte de su territorio es plano, con algunos lomeríos y pocas tierras altas cerriles. El punto más alto del municipio es el Cerro del Cuatro que junto con el Cerro de Santa María se localiza al suroeste

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