Trabajo De Historia
Enviado por 77and • 29 de Septiembre de 2014 • 2.006 Palabras (9 Páginas) • 201 Visitas
Titular de cátedra: Susana Ávila. Titular II de cátedra: Adriana Kemec. Alumno: Carlos Livio Ostera. Año: 2014
Wilhelm Worringer, el arte egipcio (1957), Madrid, Revista de Occidente (1947).
La interpretación que hace Worringer del arte egipcio, centrada principalmente en la arquitectura y en la concepción del espacio arquitectónico, aunque también hay alusiones importantes a la plástica (especialmente al relieve y a la escultura de bulto redondo), pertenece historiográficamente a lo que podría llamarse ``Psicología del estilo artístico”, ``Psicología del arte” o ``Psicología de la forma artística”. Worringer, que había publicado en 1908 su célebre ensayo Abstraktion und Einfühlung (Abstracción y empatía), determinante para el desarrollo de la estética expresionista centroeuropea, aplica en su libro sobre Egipto, publicado en Alemán en 1927, categorías y principios filosóficos y estéticos ya presentes en el ensayo mencionado, con lo cual fuerza quizás en exceso una interpretación del arte y de la mentalidad del antiguo Egipto basándose en criterios conceptuales relacionados con los movimientos subjetivistas y románticos de vanguardia de principios del siglo veinte. También se percibe la honda influencia del pensamiento de Nietzsche (vida=devenir).
La hipótesis de partida más importante de Worringer es que el Egipto antiguo dinástico es una híper civilización artificial, un producto artificial, una civilización de oasis que carece de cultura y que se ha desligado casi completamente de las raíces religiosas y vitales de la época predinástica o neolítica. El antiguo Egipto no tiene conciencia espacial arquitectónica. Su concepción arquitectónica es pre-espacial. La arquitectura egipcia es de una racionalidad pura y absoluta, sin ningún temblor vital ni metafísico, en buena medida por el carácter artificioso y no espiritual de su religión. Esta interpretación contrasta grandemente con la de Oswald Spengler en la primera parte de la decadencia de Occidente (Múnich, 1917). Tampoco participará más delante de la opción de Worringer el historiador del arte de origen checo Sigfried Giedion, quien ya en el prólogo de su famoso estudio El presente eterno: Los orígenes de la arquitectura (1963), afirma que en el Egipto dinástico continúan latiendo fuertes influencias expresivas del arte rupestre de la época magdaleniense, como puede advertirse en el acento sobre contorno y la excavaciónj de relieves en la piedra, ´´relieves rehundidos que persisten en querer captar la luz, acentuándose la iluminación de uno de los bordes del contorno hundido mediante una oscura línea de sombra a lo largo del otro borde”.
La constancia del carácter popular egipcio es la misma constancia de la fuerza plástica y niveladora que reside en las condiciones particulares de la existencia egipcia. Egipto es el ejemplo máximo de oasis en la historia universal. La existencia egipcia está entretejida por un sistema de ventajas artificiales, no naturales, esto es, está condicionada por las circunstancias. La suma de las cualidades del egipcio antiguo no representa lo oriental, aunque haya en él elementos orientales. La cultura egipcia es enteramente masculina, es decir, carece de todo acento heroico y naturalista. Sólo conoce la necesidad, no el goce, de la empresa. Todo tiene un sentido práctico y utilitario. Esta masculinidad va unida a un alto aprecio de la mujer. En esta cultura, a diferencia de Oriente, la sexualidad juega un papel insignificante, indicador del alejamiento de la naturaleza.
El geógrafo Estrabón se refiere al carácter pacífico y anti guerrero de los egipcios. El exponente de la ideología vital es el escriba. Hay una ciencia egipcia, pero no una formación o educación egipcia. El saber por el saber no existe. Todo está encaminado hacia una finalidad práctica, sea la matemática o la medicina. El carácter de la ciencia es, pues, técnico. No hay tampoco moral interna, sino una técnica externa del buen comportamiento. En vez de ética, utilitarismo. Lo mismo ocurre en la literatura religiosa, en los textos de las pirámides. La finalidad es asegurar el bienestar del difunto en el otro mundo. Más que creer en un más allá, el egipcio cree en una prolongación de la vida terrenal, y para ello establece una separación radical entre ambas formas de existencia. La arquitectura funeraria y el ajuar funerario es una manera de asegurarse el imposible regreso del difunto. La clave de la cultura egipcia está en su religiosidad, aureolada por un nimbo injustificado.
La poca atención que se ha prestado a la artificiosidad de la existencia egipcia de explica porque sus convenciones culturales parten de un material de representaciones natural y enérgico. La prueba fundamental
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