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Tragedia. Los griegos


Enviado por   •  26 de Mayo de 2015  •  Informe  •  1.479 Palabras (6 Páginas)  •  158 Visitas

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Los griegos fueron los creadores de la tragedia. En un principio, le confirieron un profundo sentido religioso, ya que la obra trágica nació como representación del sacrificio de Dionisios (Baco) y formaba parte del culto público.

Los teatros debían edificarse en las inmediaciones del templo del dios. Los actores y cantores eran considerados por los sacerdotes, personajes inviolables y sagrados."Nunca se aparta de esta casa el coro de las Erinias, que en ella se ha embriagado de sangre humana"

De esta tragedia nos interesa destacar dos temas, en cierta manera complementarios, que darán forma a esa visión trágica de la vida que, como dice Lezky, aparece objetivada dentro de la tragedia. Nos referimos por un lado a la influencia de lo divino en la vida, principalmente el destino y por el otro a la cuestión del "linaje maldito" expresadas en las desgracias y calamidades heredadas a través de las sucesivas generaciones de una estirpe. De esta manera las acciones y las pasiones de cada individuo se remontan más allá de este, como una fatal proyección del pasado en el presente. En consecuencia, vemos como en la suerte de los personajes se confunden y conspiran, su propio destino y el de su linaje, para arrastrar al individuo al abismo de su existencia (hamartía).

Para G. Murray las tragedias de Esquilo provienen siempre de alguna Hybris, entendiéndola como el deseo soberbio que se manifiesta en la insolencia y el exceso de la voluntad humana. Pero ¿Qué implica pensar esta desmesura desde la concepción trágica del mundo sostenida por Esquilo?

Siguiendo a Cantarela, el problema religioso en Esquilo consiste en elevar el politeísmo arcaico a la concepción de un Dios omnipotente que es la representación de la justicia y, por lo tanto, norma de la vida moral. Este Dios soberano es Zeus quien conforme a sus designios y su sabiduría rige el destino de todos los hombres. Es principalmente a través de esta unión entre Zeus, la justicia (Diké), y el destino (Moiras) con lo que el poeta justifica su concepción del mundo en la cual los acontecimientos humanos aparecen indisolublemente ligados a lo divino. "La sabiduría humana consiste en someterse al poder divino, en reconocer sus propios límites". La transgresión, que es propia de la Hybris, destruye este orden tratando de imponer lo humano sobre lo divino y definiendo en esta oposición la posibilidad de una visión trágica de la vida.

El camino de lo divino a través del mundo se refleja en el accionar humano "obrando, cae el hombre en la culpa, toda culpa encuentra su expiación en el sufrimiento, pero el sufrimiento lleva al hombre a la comprensión, y la comprensión al conocimiento". El contraste entre la coacción del destino y el "libre albedrío" del ser humano encuentra su solución en la figura de Zeus que interviene para reestablecer el orden llevando al hombre a sus propios límites.

"A aquel dios que encamina a los mortales a la sabiduría y dispuso que en el dolor se hiciesen señores de la ciencia. Hasta en el sueño mismo el penoso recuerdo de nuestros males está destilando sobre el corazón y aún sin quererlo nos llega el pensar con cordura. Don del dios, que sentado en augusto trono rige con diestra vigorosa la nave de nuestros destinos."

Se destaca también que el destino de los personajes no se contempla de manera aislada y particular sino dentro de la suerte conjunta de sus predecesores, como la consecuencia natural de los sucesos ocurridos anteriormente. Esquilo retoma el mito de Agamenón cuya casa arrastra un pasado de crímenes e intrigas que está presente, de forma latente, en la conciencia de los personajes y que, a veces, se manifiesta explícitamente en la palabra de estos, lo cual determina lo que sucederá, la convicción de lo inevitable de las cosas. Esta idea se hace manifiesta a través de las palabras de Casandra en diálogo con el coro:

"Un coro hay que hace su habitación bajo este techo, y jamás le abandonará; tropa de hermanas, Erinnias, que a una voz cantan desapacible y temerosa canción de maldiciones. Cobran nuevos bríos bebiendo sangre humana, y permanecen en este palacio sin que haya quién sea poderoso a alejarlas de él. Fijas en esta casa como en su natural asiento, celebran con himno de muerte el primer crimen que engendró tantos crímenes, o lanzan airados gritos de execración contra el impío que violó el lecho de su hermano (...) jura antes que nada que yo conozco bien las antiguas maldades de este palacio"

La maldición del linaje de Agamenón recaerá también sobre éste (y sobre sus descendientes),

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