Transportes Y Llegada De Inmigrantes (Imperialismo)
Enviado por ElenaTroya23 • 19 de Abril de 2013 • 902 Palabras (4 Páginas) • 297 Visitas
G. Leonard al Consejo Municipal de Nueva York:
Sobre las condiciones de
Transporte y la llegada de los
Inmigrantes (20 de enero de 1847)*
Señores: Su comunicación del 9 del corriente, pidiéndole al departamento una "relación del número de emigrantes recibidos en el asilo, desde septiembre de 1846 hasta la fecha; el barco en que llegaron; la condición en que estaban cuando fueron recibidos en el asilo," etc., ha sido debidamente atendida; y aquí mismo les proporciono Con placer la substancia de la información que obra en mi poder.
La relación tabulada adjunta les ofrecerá los conocimientos estadísticos que buscan, y mis observaciones actuales se concretarán a la "condición" en que llegan cuando aparecen en nuestras costas.
Gran cantidad de estos infortunados emigrantes, tan pronto como dejan la cubierta de las embarcaciones, no teniendo casa a donde dirigir sus pasos, vagan por las calles en estado de completa desolación, hasta que una mano benevolente, consternada por la miseria y la desdicha que tiene ante sí, conduce las formas postra das y sus pasos tambaleantes al asilo del parque; y aquí se exhibe un cuadro tan enfermante de la miseria y el sufrimiento humanos que ninguna pluma, por elocuente que sea en la triste tenebrosidad de la descripción del infortunio, podría pintar bien para ilustrar la oscura y solemne verdad. La flaqueza deplorable de su solitaria infelicidad debe verse y sentirse para apreciarse; yeso, para encontrar que frecuentemente, entre los grupos heterogéneos, alguno, con el último hálito de expiración emanando de sus labios fríos y descoloridos, presenta una escena de asombro y angustia demasiado agonizadora para verla con cualquier otro sentimiento que no sea el horror y la compasión arrolladora. Tal vez sea natural para usted averiguar la causa de tal estado de miseria consecuente con la emigración. Usted pregunta, sin duda, si la condición de los emigrantes era tan desastrosa en su propio país. A estas preguntas no tengo conocimientos definidos que me faculten para darle una respuesta positiva; pero su propia narración de sus recursos y condición muestra, con frecuencia, que si se les reinstalara en su humilde pero comparativamente feliz suerte, disfrutada por ellos hasta en la víspera de su desafortunado embarco, que ninguna más que su propia región debe constituir el hogar natural de su restante peregrinaje en la tierra.
«Dejan sus casas» dicen «con las más brillantes perspectivas» mencionando representaciones que les presentaron del bendito estado de la vida norteamericana; con unas pocas monedas en sus bolsillos, aunque sintiéndose en el disfrute de vigorosa salud. y rodeados de su tierna e inocente prole poco se imaginaron las pruebas a las que se expondrían; pero con el tiempo descubrieron para su tristeza, y descontento
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