Tratado Zavaleta
Enviado por allets • 27 de Marzo de 2013 • 3.816 Palabras (16 Páginas) • 428 Visitas
Para dar fin a la revolución iniciada el 2 de diciembre de 1832, los generales Gómez Pedraza, Santa Anna y Bustamante firmaron el Convenio de Zavaleta. Gómez Pedraza había propuesto un primer convenio que lo reconocía presidente desde 1829, convocaba a nuevas elecciones, desconociendo las realizadas en septiembre y amnistía general. El Congreso declaró inconstitucional el Convenio y el general Melchor Muzquiz renunció a la presidencia interina. Ante tal situación Gómez Pedraza, Santa Anna, Ramos Arizpe y González Angulo decidieron nombrar una comisión que firmara el convenio, con el general Bustamante. El Plan desafió a la representación nacional y concedió al ejército el papel de garante del orden.
El general en gefe, generales, gefes y oficiales de la primera división del ejército libertador que suscriben, presentan á la faz de la augusta nación y al mundo todo un testimonio auténtico de sus sentimientos, y la norma de su conducta en las circunstancias difíciles de la época presente: al hacerlo desean exponer los motivos que los determinan á ello, conociendo demasiado que si ésta es una obligación sagrada en circunstancias comunes, lo es infinitamente mas en coyunturas peligrosas, cuando se toman resoluciones originales en la historia nacional, y cuando se hacen grandes sacrificios. Bien quisieran los que suscriben tener el tiempo necesario para dejar á la posteridad un manifiesto dilatado; mas se acomodan á la urgencia y las circunstancias, hablan como soldados sobre el campo de batalla.
Dejemos lo pasado: la historia tiene bastantes datos para hacer justicia á quien la tenga, para analizar tantas inculpaciones que estuvieron en boga, para publicar muchos delitos que quedaron ocultos, y para encomiar una infinidad de acciones virtuosas dignas de mas dichosos tiempos. La atmósfera cargada de los gabinetes al impedirá los de dentro ver los objetos en su verdadero punto de vista, es obstáculo tambien á los de afuera para distinguir las líneas rectas que allí se tiran. El calor de las pasiones, el diverso interés de los partidos, y la distinta manera con que cada hombre vé los objetos políticos, todo hace que la verdad quede como en un caos, y que falsos coloridos desfiguren siempre las personas y las cosas. El momento y la ocasión presente, fugaz como todas aquellas de que dependen los grandes bienes, debe ocupar nuestra atención.
Dos partidos han agitado á la república hasta acercarla á su disolución: y los desgraciados militares en la necesidad de obrar continuamente y obrar con rapidez y decisión, han podido preocuparse en aquella elección siempre difícil entre los sacrificios debidos á la subordinación y á las libertades públicas. Hubo un tiempo en que la cuestión de la independencia nacional era para el ejército y para todos los mejicanos un caos de luz y de tinieblas, de bienes y de males: el año de 21 fue ya la independencia un punto luminoso: el ejército la hizo y la ha sostenido desde entonces sin titubear. Con la sinceridad que en ello ha empleado jura también que la libertad de los pueblos y el sistema federal, han sido igualmente á su vista otros puntos luminosos, cuyo establecimiento, si bien es verdad que ha costado ardientes disputas y dividido al mismo ejército, mucho tiempo ha que este los tiene adoptados como bases inalterables de su conducta y objetos de su culto. Pluguieso al cielo que tan claros así hubieran sido hasta ahora los motivos de discusiones públicas, y que el principio de cada una de ellas se hubiera podido ver el voto nacional de un modo claro y decidido; mas esto no es dado sino después de haber hecho mil males en lugar de uno solo con que se creía obviar la ruina pública: desgraciadamente ese voto parece que no puede escribirse sino con sangre ó lágrimas.
Este división que se compone de ciudadanos, que este título forma su orgullo, y que si se honra con la memoria de mil servicios á la paz y al orden público en ocasiones peligrosas, ha tenido igual gloria en prestarlos á la libertad, y no hará jamás un punto de honor el contradecir las verdaderas decisiones nacionales por los adelantos de las luces, aunque la resolución le sea costosa, no solo á su amor propio, sino á sus comodidades y goces.
Sabido es que esta división (permítasenos decirlo) ha sido un modelo de decisión y de valor desde que se formó. Que creciendo su ardor con los obstáculos, apenas comenzaba á organizar los efectos de un triunfo tan grande como lamentable, cuando coló á estos países á cumplir sus deberes, porque aunque era ya testigo de bastante popularidad en el cambio proclamado por el general de división D. Antonio López de Santa-Anna, veía en ambos estremos graves males, y que so-lo debla elegir entre ellos lo que mas conciliara el decoro nacional. Se presentó á todos los riesgos: se llegó hasta las puertas de la capital de este estado, siguiendo á los que tenia por contrarios, v casi en el ardor de un crudo combate se le presentó aquel medio que tanto había deseado: vé fulgente el angel de la libertad, teniendo en su mano el signo de la concordia. y no dudando que debía oírlo, queda convencida de que el verdadero honor debe ser dócil y prestarse a transacciones racionales.
Recibimos y adoptamos un proyecto juicioso de pacificación nacional, formado por los Ecsmos. Sres. Presidente de los Estados-Unidos Mejicanos, y el general en gefe D. Antonio Lopez de Santa-Anna, que adoptado felizmente por el Ecsmo. general en gefe, generales, gefes v oficiales que componen la división del Sr. Bustamante, fué remitido á las cámaras de la unión, y al gobierno, pero gratuitamente se ha supuesto que por este y por aquellas que ecsigiamos unidos ya con nuestros compañeros de armas, una indispensable y literal aprobación, coartando la libertad de dictar otras medidas de acomodamiento. Se han desoido absolutamente por esta equivocación los clamores de tantas víctimas de la guerra civil, y negándose por parte de Méjico toda esperanza de restablecer la marcha constitucional sin abrir ningún otro camino para ella, que en todo caso vá á concluir con el período bienal de la ecsistencia de las cámaras, se vé ya precisada esta división por los principios y por la humanidad á adherir-se a] medio mas análogo á la misma constitución para que todos volvamos á entrar bajo su influjo saludable.
Este resultado del amor á la libertad y al Orden, y del deseo de la estincion de los partidos, es el que tenemos el honor de presentará los estados soberanos, protestando sobre todo, que si en algo parece que se les imponen reglas, es solo por la necesidad de iniciar, y aun comenzar luego a proceder en un asunto que no admite combinaciones ni demoras, y que tiene por objeto restablecer el Orden constitucional federal en un término que se aprocsima demasiado, el primero de abril: nunca por el deseo de imponer leyes,
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