Triptico Cuatro efectos concretos que tendrá la construcción del muro

Fuente 2: Construyan la muralla

El hecho de que Donald Trump no esté calificado para ser presidente--y el hecho de que su programa sea aborrecible y desaconsejable--no significa que todo lo que dice sea automáticamente incorrecto. Algunas de sus ideas merecen consideración y promulgación. Una de ellas es la construcción de una muralla en la frontera sur con México.

Sus adversarios ridiculizaron la idea como una monstruosidad innecesaria y un gasto colosal de dinero. La teoría de la muralla es que impide la entrada de trabajadores no-especializados y, por ese medio, eleva los jornales de los trabajadores estadounidenses; entre ellos, aquellos hispanos que llegaron antes y que son los más vulnerables a la llegada de más contingentes de obreros hispanos, porque sus habilidades generalmente se superponen.

No se sabe cuánto costaría esa muralla. Los cálculos varían. Trump dijo que 8,000 millones de dólares. Un informe detallado de Alliance Bernstein, una firma de investigaciones, calculó entre 15,000 millones de dólares y 25,000 millones de dólares. Esas sumas parecen (y son) grandes, pero dentro de un presupuesto federal de 4 billones de dólares, son modestas.

La cuestión fundamental es la siguiente: Si tuviéramos una muralla, ¿qué obtendríamos a cambio? La respuesta: Una muralla probablemente sea la mejor oportunidad de alcanzar un acuerdo sobre una política migratoria, tema que frustró al Congreso y a los dos últimos presidentes. "Es difícil comprender la oposición [a la muralla]," como señaló recientemente mi colega, Charles Krauthammer. "Es la manera más venerable y fiable de mantener a la gente fuera." Krauthammer sostiene correctamente, que el esbozo de un trato siempre fue obvio:

--Cambiar los criterios de la inmigración legal para favorecer la capacidad de ser contratado (es decir, las habilidades) por sobre las conexiones familiares--el énfasis caería en estimular el crecimiento económico de la nación.

--Requerir que la mayoría de las empresas pertenecieran a E-Verify, el sistema gubernamental que permite que los empleadores verifiquen la categoría de inmigración de potenciales trabajadores.
--Crear un camino a la legalidad--y finalmente a la ciudadanía--para lo que se estima que son 11 millones de inmigrantes indocumentados que están en el país.

--Adoptar políticas--entre ellas la muralla--que reduzcan la inmigración ilegal en forma creíble y drástica.

Sin una muralla, es dudoso que los republicanos entren en negociaciones significativas en cuanto a la política migratoria--y sin la participación republicana, la parálisis continuará. En una reciente encuesta Pew, el 63 por ciento de los republicanos apoya una muralla y sólo el 34 por ciento se opone a ella. La desconfianza es profunda. Los republicanos piensan que a los demócratas  realmente no les importa detener la inmigración ilegal; principalmente quieren "amnistía" para los inmigrantes indocumentados que ya están aquí. En la misma encuesta Pew, el 84 por ciento de los demócratas se opone a la muralla.

Hay dos objeciones habituales a la muralla--ambas verdaderas, pero políticamente irrelevantes. La primera es que en un momento podría haber estado justificada, pero ahora no, porque el influjo de inmigrantes indocumentados mexicanos es menor y podría estar revirtiéndose. La tasa de natalidad de México--que afecta su fuerza laboral--declinó, y su economía mejoró. Puede absorber trabajadores nuevos con más facilidad. Un estudio de Pew de 2015 halló que el número de mexicanos indocumentados en Estados Unidos cayó en 140,000 entre 2009 y 2014.

Pero ésta es una cifra neta: la gente que entra menos la que se va. Aún hay cientos de miles de mexicanos y latinos que intentan cruzar la frontera sur ilegalmente todos los años. Una muralla dificultaría ese proceso y reforzaría una tendencia natural. Algunos no intentarán entrar; de los que lo hacen, menos lo lograrán. Las tragedias--morir en el desierto, ser explotados por los "coyotes"--declinarán.

La segunda objeción, es que la frontera sur no es la única manera en que entran los inmigrantes ilegales. Muchos llegan legalmente y se quedan una vez que sus visas se vencieron. En verdad, según un estudio del Journal on Migration and Human Security, esos inmigrantes son más de los que cruzan la frontera sur. Pero si se adoptara E-Verify, esos inmigrantes tendrían más dificultad para encontrar trabajo. Si pudiéramos comprar una ganga para solucionar la inmigración por 25,000 millones de dólares, o hasta un poco más, sería un negocio fabuloso. Ésa es la oportunidad que enfrenta el próximo presidente. Pero no facilitaremos nada, si estigmatizamos el único cambio--la muralla--que podría ser la base de una negociación.