Troya

Pocas historias han capturado la imaginación de decenas de generaciones lectoras de la forma en que lo ha hecho “La Ilíada“. La Ilíada es una obra literaria perteneciente al género épico; considerada: el poema más antiguo de la literatura occidental. Consta de quince mil seiscientos noventa y tres versos, divididos en veinticuatro cantos o rapsodias, que narran los acontecimientos ocurridos durante cincuenta y un días del último año de la guerra de Troya. La autoría de esta obra es incierta; mas suele atribuírsele al poeta “Homero”. Estamos ante una de las historias más influyentes de todos los tiempos; una historia llena de sucesos extraordinarios, grandes batallas, héroes, humanidad y divinidad en relación cercana, una historia que inspiró a los cineastas norteamericanos en el año 2004 para producir una película bajo la dirección de Wolfgang Petersen. La película fue nombrada Troya, y será el tema que nos ocupe de aquí en adelante.

La historia comienza cuando los príncipes de Troya se reúnen con los espartanos en el palacio del rey Menelao – interpretado por Brendan Gleeson - para firmar un tratado de paz entre las naciones, evento que inició un festejo de tres días para celebrar el fin de la tortuosa batalla. Al terminar los festejos, los troyanos emprenden el camino a casa, pero el hecho que desencadenaría el desastre ya había acontecido; Paris (Orlando Bloom), príncipe de Troya, tenía un romance con Helena (Diane Kruger), reina de Esparta, y la llevaba consigo a la ahora condenada ciudad. Héctor (Eric Bana), príncipe de Troya y hermano mayor de Paris, se da cuenta de la situación y presto se la comunica a su padre, el rey Príamo de Troya (Peter O’Toole), quien conviene en respetar los designios del amor y esperar en el destino la absolución del pecado cometido por su vástago.

En el reino de Esparta, Menelao se da cuenta de la afrenta del joven troyano y estalla en cólera; le cuenta lo sucedido a su hermano, el rey de Grecia, Agamenón (Brian Cox), y le pide su apoyo para efectuar su venganza con la destrucción de Troya. Agamenón no está dispuesto a enviar a sus hombres a combatir sólo para satisfacer la sed vengativa de su hermano, pero es fácilmente persuadido, pues en el fondo, uno de sus más grandes sueños siempre había sido la conquista de Troya. De esta forma, Menelao y Agamenón convienen en preparar sus vastos ejércitos y zarpan hacía la, hasta ahora, invicta ciudad troyana, con la flota más grande jamás vista. Cuentan con brutales y preparados soldados, pero sobre todo, cuentan con Aquiles (Brad Pitt), el legendario héroe semi-divinizado, líder de los mirmidones.

La ciudad de Troya se preparó con tiempo para la inevitable batalla, conscientes de la capacidad de los griegos, construyeron trincheras a lo largo de la playa y comenzaron a afinar sus más avanzadas tácticas militares. El temido día por fin llegó. Cerca del mediodía, la guardia troyana vislumbró naves enemigas en el horizonte. Apresuraron los preparativos; los civiles que se encontraban fuera de la ciudad, prestos ingresaron en la inmaculada fortaleza, cuyas murallas no habían sido traspasadas jamás. Héctor, al ver la increíble cantidad de milicia que se aproximaba, desechó en definitiva sus esperanzas de una solución diplomática

La nave de los mirmidones, que eran comandados por el sobrehumano Aquiles, conformaba la vanguardia de las tropas invasoras, fueron los primeros en llegar a la

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