Tunja: Restauración De La Memoria

Durante el II Congreso Internacional de Arquitectura, efectuado en la Universidad Santo Tomás-Seccional Tunja, la gran inquietud de los conferencistas fue la inminente necesidad de recuperar la identidad a partir de la preservación del patrimonio material e inmaterial.

Se dice que un monumento es aquello que guarda la memoria y permite evocar un acontecimiento específico de la historia de un pueblo. Muchos tratan de salvaguardar los lugares que conservan los recuerdos de una comunidad, pero por alguna extraña, económica y muy seguramente política razón, el patrimonio se convirtió en materia y material del olvido.

El Alzheimer histórico parece confundir de tal manera a nuestros gobiernos, que se piensa en el patrimonio como un asunto ubicado en un rinconcito de la memoria de los historiadores (varios octogenarios), pero rara vez se encuentran personas sanamente interesadas en las zonas que esconden un pasado colectivo. Uno de los mayores enemigos del patrimonio, paradójicamente, resulta ser el gobierno.

En lugares tan ricos como Boyacá, por ejemplo, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, coinciden únicamente en la identificación de 9 atractivos turísticos de interés nacional, que son: el Lago de Tota, la Estación de Ferrocarril deChiquinquirá, las Capillas Doctrineras de Cucaita, Tópaga y Sáchica; el Convento de Santo Ecce Homo; el Puente de Boyacá y el sector antiguo de Villa de Leyva y Tunja, según datos que arroja la investigación sobre gestión interjurisdiccional para el turismo cultural en Boyacá, liderada por la arquitecta Martha Cecilia Torres. Igualmente, al consultar el documento de bienes de interés cultural del ámbito nacional, del Ministerio de Cultura, se encuentra que Boyacá tiene poco más de 60 bienes materiales, de los cuales pocos tienen condiciones físicas dignas para ser aprovechados.

Parece ser entonces, que un departamento con 123 municipios, riqueza histórica, artesanal y cultural, vale por unos pocos edificios que se desmoronan con el paso de los coches, ante la mirada impávida de cientos de personas. ¿Dónde queda entonces el resto de lugares, la herencia indígena, el legado hispánico y los famosos tesoros escondidos? Simplemente son desconocidos y subvalorados por la Nación y, en ocasiones, por los líderes de la cultura del Departamento.

Edificaciones como la Casa de Teja o de Postas del Puente de Boyacá, o las casas y construcciones antiguas incluidas en el perímetro de Tunja en los siglos XVI, XVII Y XVIII –de acuerdo con la Ley 163 de 1959-, más que orgullo, generan un sentimiento dprofunda melancolía, pues se evidencia la desidia frente a las cuestiones históricas, siempre que no generen rentabilidad para unos pocos miopes ávidos de capital, que no han notado las

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