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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DIVISIÓN SISTEMA UNIVERSIDAD ABIERTA Y EDUCACIÓN A DISTANCIA.


Enviado por   •  5 de Marzo de 2017  •  Ensayo  •  2.092 Palabras (9 Páginas)  •  360 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

DIVISIÓN SISTEMA UNIVERSIDAD ABIERTA Y EDUCACIÓN A DISTANCIA

“Maquiavelo”

Profesor: Dr. José Luis Hoyo

Materia: Ciencia Política

Alumno: Ricardo González del Ángel

Grupo: 9101

Maquiavelo

El Estado Renacentista y Absolutista:

El Estado Renacentista surge como resultado de una transición del orden feudal al orden moderno entre los siglos XIV y XVII; esto debido a que se requerían recursos para financiar las tierras, lo cual obligaba al rey a negociar con los sectores de la sociedad a cambio de beneficios concretos. “La guerra o su posibilidad, como escenario permanente del sistema de estados europeos… propiciará el rápido avance de unos reinos cada vez más y mejor organizados, de carácter cada vez más estatal” (De Gabriel, 2009: 41). El objetivo concreto del poder era “la paz interna del país, la eliminación del conflicto social, la normalización de las relaciones de fuerza a través del ejercicio monopólico del poder por parte del monarca, definido como soberano” (Bobbio et al., 2008: 566). Para lograr este objetivo, los reinos crearon las bases de la administración pública moderna: “la administración burocrática, el aparato fiscal y la diplomacia permanente” (De Gabriel, 2009: 51). Algunos ejemplos del Estado Renacentista fueron los reinados de Isabel y Fernando en España (1475-1515) y Enrique VII en Inglaterra (1485-1509). El Renacimiento, en el estricto sentido de la palabra, es un movimiento intelectual que trata de sacudir las disciplinas intelectuales de la edad media, para volver a la antigüedad clásica, estudiada directamente en sus fuentes por los humanistas y ya no a través de la enseñanza cristiana. Es en este momento de la historia que se derrumba definitivamente la majestuosa construcción medieval, que reposaba en la doble autoridad, el Papa en lo espiritual y del emperador en lo temporal. Se reafirman los grandes estados monárquicos unificados: Francia, Inglaterra, España, cuyos soberanos consideran, como cada vez más irrisorias las pretensiones, rivales, del Papa y del emperador. Entretanto, el descubrimiento de América y de la ruta de la India por el Cabo va a trastornar la economía mundial. Lo espiritual es trastornado poco a poco por el descubrimiento de la imprenta (J.J. Chevallier, los Grandes Textos Políticos. Desde Maquiavelo a nuestros días. Madrid, Aguilar, 1967, pp. 4-5). A diferencia de Francia, Inglaterra, España, que estaban constituidos como estados territorialmente unificados, Italia estaba dividida en múltiples focos de poder.

La palabra “Renacimiento” la utilizó por primera vez de modo sistemático el historiador francés Jules Michelet en 1858, y Jacob Burckhardt la eternizó cuando, dos años más tarde, publicó su gran obra El Renacimiento en Italia. Su uso se consolidó debido a que facilitaba la descripción del periódo de transición entre la edad media, en la que Europa era la cristiandad, y el inicio de la edad moderna. Es una época de resurgimiento cultural donde se estaba recreando parte de la grandeza literaria, filosófica y artística en la antigua Grecia y de la antigua Roma. Se trataba de volver a la gloria de la antigüedad con los logros del presente y del pasado reciente en Italia, donde la Edad Media se le consideraba el oscuro período que separaba ambas épocas. Durante mucho tiempo los historiadores han coincidido en los albores de la Edad Moderna en historia de Europa empezó a finales del siglo XV y comienzos del XVI.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527), que escribió una de las obras más controvertidas en la historia de la humanidad, el Príncipe. Maquiavelo se da cuenta de la situación tan deteriorada en que se encontraba Italia. Se daba luchas fratricidas entre Nápoles, Milán, Venecia, Florencia y los estados pontificios del Centro se disputaban la primacía, además de estar sujeta a las constantes invasiones extranjeras muchas veces traídos por alguna de esas ciudades y en especial por el papado. Se hacía necesario la unificación y la creación de un Estado fuerte. Maquiavelo escribe el Príncipe y lo dedica a Lorenzo de Medici pensando que este estaba llamado a realizar esa tarea, que llevar a cabo la liberación de unificación a su patria. Sus ideas republicanas las hace un lado ya que la República no pude cumplir ese destino, sino un príncipe absoluto es quien está llamado a lograrlo. En ese sentido el Príncipe es un texto completamente de corte absolutista. Si bien Maquiavelo prefería el bien como ciudadano, consideraba necesario que el príncipe hiciera uso del mal para conservarse en el poder, el fin justifica los medios. Con el Príncipe nace la Ciencia Política en la medida que no subordina la política a la ética, la religión, sino que tiene un objeto autónomo de conocimiento. El Príncipe comienza mencionando que todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados pueden ser hereditarios o nuevos. En los principados hereditarios el poder se trasmite con base en una ley constitucional de sucesión, y en los principados nuevos, el poder es conquistado por un señor que antes de conquistar el estado no era príncipe. En cuanto a los principados hereditarios los hay de dos especies. El príncipe es que gobiernan sin intermediarios cuyo poder es absoluto con la consecuencia de que los súbditos son con respecto a él siervos, incluso aquellos que por concesión graciosa del soberano lo ayudan como ministros; hay príncipes que gobiernan con la intermediación de la nobleza, cuyo poder no depende del rey sino que es originario. Esta segunda especie de príncipes que no tiene un poder absoluto, porque lo comparte con los varones, aunque conserva sobre todos un poder eminente. Para la primera especie de principado Maquiavelo retoma el tradicional concepto de monarquía despótica.

A Maquiavelo le interesan los nuevos principados, los cuales pueden adquirirse por virtud, por suerte o por fortuna, por las armas propias, por violencia (por maldad) o por el consenso de los ciudadanos. Estas cuatro especies se disponen en parejas antitéticas: virtud-fortuna, fuerza-consenso. Maquiavelo entiende por virtud la capacidad personal de dominar los acontecimientos y que realizar, incluso recurriendo a cualquier medio, el fin deseado; por fortuna, entiende el curso de los eventos que no dependen de la voluntad humana. Para Maquiavelo lo que uno consigue no todo es por el mérito personal ni tampoco todo por el favor de las circunstancias, sino por la combinación de una u otra causa en igual proporción. Los que se consiguen por virtud se adquieren con dificultad pero se conservan fácilmente; los otros, los logrados por fortuna, en cambio, son más peligrosos y están destinados a desaparecer. Un principado puede conquistarse por perversidades y delitos o por el favor de sus ciudadanos. El golpe hay que asestarlo de una manera tajante, este debe ser tan grande y decisivo que sea imposible de responder. El principado civil es el que se obtiene por el favor de sus conciudadanos. Como la nobleza y el pueblo siempre están enfrentados, el príncipe debe apoyarse en los unos con los otros. El que llega al principado con ayuda de los nobles se mantiene en el poder con mayor dificultad pues se sienten sus iguales y le es difícil manejarlos, con todo, son pocos y se les puede enfrentar. El pueblo lo forman muchos y no es fácil y prudente enfrentarlo. Con el mismo pueblo se vive siempre, pero no con los mismos nobles. El príncipe debe gobernar de tal manera que el pueblo siempre lo necesite a Él y al Estado. Maquiavelo es el primero en usar, en acuñar, la palabra Stato.

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