UNO Y OEA
Enviado por JairHenrie • 13 de Marzo de 2013 • 3.555 Palabras (15 Páginas) • 375 Visitas
El Artículo 4 del Capítulo 2 de la Carta de las Naciones Unidas establece la soberanía como requisito para ser Estado miembro: “Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.” A pesar de que sólo los Estados soberanos pueden convertirse en miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),otras entidades pueden tener rango de miembro observador, lo que les da derecho a voz pero no a voto en las reuniones de la Asamblea General.
Los Estados, las instituciones, y las organizaciones inter gubernamentales(OIGs)quenosonmiembrosdelaONUpuedenrecibirunainvitaciónpermanente para participar en carácter de observador durante los períodos de sesiones y en los trabajos de la Asamblea General.
Los miembros observadores de la ONU tienen voz en todas las reuniones de la Asamblea General, pero voto sólo en cuestiones procesales.
• Ciudad del Vaticano: Es uno de los dos Estados reconocidos a nivel mundial como soberanos que no son miembros de la ONU y poseen calidad de observador. En julio de 2004, la Santa Sede recibió todos los derechos de una incorporación plena a excepción del derecho a voto.
• Estado de Palestina: Representado por la Autoridad Nacional Palestina, fue invitado por la Asamblea General a participar en calidad de observador y el 29 de noviembre de 2012 se le da la calidad de Estado observador no miembro, constituyéndose en uno de los dos Estados reconocidos a nivel mundial como soberanos que no son miembros de la ONU. Desde noviembre de 2012, la ANP posee todos los derechos de una incorporación plena a excepción del derecho a voto.
A continuación presentaremos dos documentos realizado por el Vaticano durante las sesiones como miembro observador en la ONU, así como una noticia referente a la adhesión de Palestina a la ONU como observador.
Intervenciones: Declaraciones de la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas
INTERVENCIÓN DE LA SANTA SEDE
51 ª SESIÓN DE LA COMISIÓN SOBRE EL DESARROLLO SOCIAL
(NUEVA YORK, 6-15 DE FEBRERO DE 2013)
Señora Presidenta,
Mi delegación felicita a usted ya la Mesa por su elección y espera contribuir hacia una fructífera 51 ª sesión de la Comisión.
El tema de la Comisión de prioridad para la sesión de este año, " Promover la autonomía de las personas en el logro de la erradicación de la pobreza, la integración social y el empleo pleno y el trabajo decente para todos ", llega en un momento en que se estima que 456 millones los trabajadores siguen viviendo con menos de 1,25 dólares al día y , como se señala en el informe del Secretario General, 200 millones de personas siguen sin empleo a finales de 2011. Estas cifras son un claro recordatorio de la presencia persistente de la pobreza extrema en el mundo. ¿Cómo no la situación actual despertar la conciencia de los responsables políticos, empresas privadas, individuos y familias a emprender urgentemente la promoción de una cultura del trabajo tan fundamentalmente similar a la dignidad humana?
El trabajo es, ante todo, un bien de la humanidad. Se educa al individuo a asumir la responsabilidad de sus actos. A través de la experiencia de trabajo, el individuo desarrolla un sentido de servicio a los demás y aprende a discernir que el crecimiento personal y la felicidad son los frutos de un trabajo bien hecho. La realización de una obra en la que el individuo se dedica todos sus talentos, en un espíritu de creatividad y servicio a la sociedad, es siempre una fuente de alegría y de orgullo humano legítimo.Al mismo tiempo, el trabajo contribuye sustancialmente al desarrollo socioeconómico y al bien común de la sociedad. Otorga a las personas que viven en la pobreza extrema, la alegría de vivir con dignidad.
Como derecho fundamental, el trabajo relacionado con el derecho a la propiedad y es, sobre todo, indisoluble del derecho inherente de fundar y mantener una familia. En este sentido, es oportuno y apropiado que comencemos, durante este período de sesiones, para hacer frente a los desafíos de la 20 ª aniversario del Año Internacional de la Familia en 2014. "La familia", como la Declaración Universal de Derechos Humanos señala, "es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado". [1] El Estado debe estar al servicio de la familia porque la familia es un bien en sí mismo. Todo ser humano, dotado de razón y conciencia, puede reconocer este bien tan universal.
La familia no puede ser redefinido por el capricho de ahora evoluciones sociológicas rápidos, no puede ser instrumentalizada por el Estado para fines socio-económicos, no puede ser reducido a las funciones sociales que efectivamente realizan y funciona mejor cuando está sano y cuando las políticas estatales buscan lo es bueno para los esposos y esposas, padres y madres, hijos e hijas.
Por consiguiente, mi delegación acoge con satisfacción el reconocimiento en el informe del Secretario General en esta sesión que la familia es la base de la solidaridad intergeneracional y cohesión social, y es el principal responsable por el desarrollo, la educación y socialización de los hijos (cf. A/68/61 -E/2013/3, párrafo 5). Esta realidad se manifiesta en la vida de los jóvenes de todo el mundo que dependen de su padre y de la madre para cumplir con su rol de sus primeros educadores.
La familia es el lugar dentro de la sociedad en la que las nuevas generaciones aprendan la solidaridad para con los más débiles y los ancianos, el amor, el perdón y el respeto por las normas sociales - en resumen, la forma de crecer como personas y convertirse en ciudadanos responsables.
La Santa Sede mantiene su firme compromiso de promover tanto el respeto de los derechos y responsabilidades de los padres y el desarrollo integral de la persona de los jóvenes que son necesarios para ambas generaciones para cumplir sus respectivas funciones dentro de la sociedad.
Para ello, la Santa Sede espera que la organización de su 28 ª Jornada Mundial de Río de Janeiro a finales de este año, espera reunir a dos millones de jóvenes de todo el mundo en la celebración de su fe y de solidaridad con todos los rincones del globo.
Señora Presidenta,
La sesión de este año también se cumple el 10 º aniversario de la adopción del Plan de Acción de Madrid sobre el Envejecimiento. En ese momento, el Beato Juan Pablo II recordó a los participantes en la conferencia que, al
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