Un Angustioso Sueño

¡UN ANGUSTIOSO SUEÑO!

Eran las 3:08 horas, abrí los ojos y me di cuenta que todo había sido un sueño, que toda esa angustia había sido mentira. En aquel sueño, yo llegaba a mi casa, no había nadie, cuando de repente mi perrita Lucy acudía a mí como si hubiera pasado algo. En aquel momento el corazón se me aceleró como si se me fuera salir del pecho, me empecé a poner nerviosa y de lo único que fui capaz, fue de sacar de mi bolso mi teléfono móvil y llamar a mi padre. El teléfono comunicaba, me asuste más aun, entonces llamé a mi madre y tampoco cogía el teléfono. Fui a casa de mi vecina, llamé al timbre, no abría la puerta, solo se oía como maullaba su pequeño gatito. Me paré unos segundos a pensar que hacer, de repente salí corriendo hacia la tienda de la esquina, llegué y estaban todas las puertas abiertas, entré a la tienda, no veía a nadie, empecé a gritar, no me contestaba nadie, cogí una botella de agua y salí corriendo. Corrí durante horas sin saber hacia dónde iba y no veía a nadie, ni un coche, ni una anciana, ni siquiera un vagabundo…

Me senté en un banco y empecé a pensar que yo era la única persona que había en la ciudad. Después de unos días viviendo en la calle me di cuenta que los únicos que vivíamos en el mundo éramos los animales y yo. Cuando había decidido qué hacer con mi vida, me desperté muy asustada, no sabía si era un sueño o era realidad. La casa estaba muy silenciosa, me levanté y fui de puntillas a la habitación de mi hermana, al verla empecé a llorar de alegría porque vi que todo había sido un sueño, la desperté y cuando me vio llorar se asustó, entonces le conté mi sueño. Ella me hizo un sitio en la cama y me acurruqué con ella, era imposible dormirme, solo pensaba en que esa pesadilla no se hiciera realidad.

A la mañana siguiente cuando me levanté, mi madre estaba en la cocina preparando el desayuno, me abracé muy fuerte a ella. Empecé a llorar, ella me preguntó qué era lo que me pasaba, le contesté que tuve una pesadilla y ella me dijo que respirara hondo y se lo contara. Nos sentamos en la cocina, mientras desayunaba, le conté mi sueño, que yo era la única persona que existía en el mundo y estaba muy asustada.

Mi madre me explicó que no tuviese miedo, que los sueños no se hacen realidad. Por la tarde nos fuimos de compras, me encantaba ver tanta gente por la calle, saludaba a todo el mundo y la gente se extrañaba de que una niña les saludara. De camino a casa mi madre me pregunto qué porque saludaba a tanta gente si no los conocíamos, yo le dije que era muy feliz por no estar sola en este mundo.

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