Los Sueños
Enviado por milenadelc • 16 de Junio de 2012 • 645 Palabras (3 Páginas) • 269 Visitas
Los que en seguida son conducidos al cielo son los que han nacido de nuevo, habiendo así en el mundo sido preparados para el cielo; los que-han sido regenerados y preparados hasta tal punto, que sólo les falta descartar la suciedad, natural con el cuerpo, son conducidos en seguida por los ángeles al cielo; he visto algunos que han sido elevados seguidamente después de la muerte.
El Cielo es una de las opciones que el ser humano tiene para la otra vida. En realidad es la opción para la cual fuimos creados, pues Dios desea comunicarnos Su completa y perfecta felicidad, que además es eterna, es decir, para siempre llevándonos al Cielo, la patria hacia la cual caminamos, nuestro verdadero hogar, el sitio de la felicidad perfecta y total.
Lograr una descripción adecuada de lo que es el Cielo, con nuestras limitadas categorías humanas de tiempo y espacio, con la limitación de ideas y de lenguaje, es imposible. San Pablo, quien según sus escritos pudo vislumbrar el Cielo, sólo puede referir que "oyó palabras que no se pueden decir: cosas que el hombre no sabría expresar, ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman"
Así es el Cielo: indescriptible, inimaginable, insondable, inexplicable, para el ser humano, pues somos limitados para comprender y describir lo ilimitado de Dios ... y el Cielo es básicamente la presencia de Dios en forma clara, "le veremos tal cual El es" (1a. Jn. 3,2).
Al morir, nos despojamos del cuerpo, que es el peso que nos ata a la tierra. Dejamos, entonces, todo lo que es físico, orgánico: enfermedades, cansancios, dolores, achaques, etc. Adicionalmente queda atrás todo lo desagradable que hemos pasado en la tierra: malestares, penurias, agravios, persecuciones, dolores, enfermedades, inconvenientes, aflicciones, obstáculos, maldades, desagrados, contrariedades, rivalidades, competencia, tribulaciones. En una palabra: queda atrás todo sufrimiento.
Al llegar al Cielo, el alma siente enseguida, instantáneamente, un consuelo, una reparación, un desagravio a sus sufrimientos terrenos. "Vuestra tristeza se convertirá en gozo" (Jn. 16, 20).
Si el día de nuestro nacimiento nacimos para esta vida terrenal, llegar al Cielo es nacer a la gloria; es nacer a la vida eterna. Nuestra alma al presentarse al Cielo tiene un solo pensar, un solo sentimiento que es el Amor de Dios.
También podemos imaginar algo del Cielo, si nos concentramos en el gozo que allí tendremos.
Nos dice la Sagrada Escritura que el Cielo consiste en "conocer a Dios" (Jn. 17, 3 - Mt. 5,8), pero también en gozar de El: "Entra en el gozo de tu Señor" (Mt. 25, 21; "para que vuestro gozo sea perfecto" (Jn. 15, 11).
El gozo del Cielo es un gozo de Amor: el amor más grande que podamos
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