Una Vez Fui Al Ché Guevara.

La situación del Auditorio Justo Sierra-Ché Guevara ha sido, durante la última semana, el tema de moda debido específicamente al desalojo-ocupación-reocupación de dicho lugar por grupos ajenos a las autoridades universitarias. Frente a estos sucesos, he decidido hacer un par de confesiones.

La primera: durante el tiempo que asistí como estudiante a Ciudad Universitaria nunca fui de los que estaban completamente informados sobre las actividades y situaciones positivas y negativas que ocurrían dentro de la misma, recuerdo algunas marchas, las clausuras en mi facultad (economía) o la vez en que mataron a una persona en el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y que se mencionó que era un narcomenudista, pero reconozco que nunca tuve el interés de conocer a fondo lo que pasaba.

La segunda: Una vez fui al Ché Guevara.

El Mercado

Desde la primera vez que pasé por la FFyL sentí descontento y disgusto por la falta de interés de las autoridades de la UNAM para mantener los alrededores de la misma libres de vendedores ambulantes y de otras personas que, se veían muy grandes para ser estudiantes de licenciatura y muy "raros" para ser profesores, y que generaban una imagen poco salubre y si muy extravagante a la facultad. Por esa situación, a partir de ese momento, renombré a la FFyL como El Mercado.

En el Mercado podías comprar de todo: comida, artesanías, antigüedades, libros, piratería común y especializada como películas "de culto", música no comercial y "ritmos del mundo" y también, por qué no, alguno que otro toque, churro o tacha, entre otros. Sin embargo al Ché lo conocí años después, y puedo decir a la luz del tiempo que mi experiencia en ese lugar fue cualquier cosa menos agradable.

Guevara y una geisha.

Asistí al Ché para ver una función del "cineclub"; la película: Memorias de una Geisha (petición de mi novia de ese tiempo), cooperación de unos $10 y una plática al final, para que no se notara que simplemente reproducían una película comercial desde un DVD pirata para obtener ingresos.

No recuerdo cuál era el nombre del "ciclo de cine", tampoco recuerdo bien de qué se habló después y casi no recuerdo la película, aunque debo suponer que se trataron temas de machismo, el papel de la mujer en la sociedad y cosas así. Lo que si recuerdo perfectamente fue la impresión que me causó entrar al auditorio.

Recuerdo haber llegado al Mercado e ingresar por un pasillo pintado de blanco hasta llegar a la puerta del recinto donde me fue cobrada la entrada; recuerdo haber entrado a un lugar enorme, vacío, olvidado. Un espacio donde se podía observar el paso del tiempo por la falta de mantenimiento, completamente lleno de polvo, con una atmósfera que evocaba cualquier otro lado, menos a una parte de la UNAM, cachivaches, basura y otras cosas que bien podían ser

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