Viollet Le Duc
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Eugène Viollet-le-Duc 1
Eugène Viollet-le-Duc
Retrato de Viollet-le-Duc en Dictionnaire Raisonné de
L'Architecture Française. Du XIe au XVIe siécle, A.
Morel editor, París, 1868.
Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (París, 27 de enero de 1814 -
Lausana, 17 de septiembre de 1879) fue un arquitecto, arqueólogo
y escritor francés. Representa una de las más importantes figuras
de la escuela racionalista francesa, que rechazó la enseñanza de la
Escuela de Bellas Artes, sustituyéndola por la práctica y los viajes
por Francia e Italia.
Se dedicó principalmente a la restauración e invención de
conjuntos monumentales medievales como la Cité de Carcasona o
el Castillo de Roquetaillade, siendo muy criticado por el
atrevimiento de sus soluciones y añadidos no históricos, y la
pérdida de autenticidad de mucos monumentos. Sus restauraciones
buscaron más que recuperar mejorar el estado original del edificio,
con un interés centrado más en la estructura y en la propia
arquitectura que en los elementos decorativos. Utilizó el estudio
arqueológico en el examen crítico inicial de los edificios, como
paso previo para conocer su realidad y defendió el uso del hierro y
la coherencia de la arquitectura gótica, en contra del eclecticismo.
Más importante es su aportación teórica, en la que defendió el uso
de una metodología racional en el estudio de los estilos del pasado, contrapuesta al historicismo romántico. Sus
teorías ejercieron una gran influencia en artistas posteriores, como Guimard, Gaudí, Horta o Vilaseca.
Biografía
Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía, desde muy joven se interesó por la Arquitectura de la Edad
Media y aunque fue discípulo de Aquiles Leclère, rechaza ingresar en la escuela de Bellas Artes deliberadamente
para autoformarse recorriendo Francia e Italia con un bloc de notas en mano. En 1834 se casó con Elisabeth Cabrera.
En 1836 partió hacia Italia donde visitó Sicilia y se dedicó al estudio del arte griego y romano, regresando a París en
1837 para recorrer Francia y estudia sus monumentos más sobresalientes. Su erudición le valió el nombramiento en
1840 de inspector de los trabajos de restauración de la Sagrada Capilla bajo la dirección de Félix Duban. Ese mismo
año la Comisión de Monumentos históricos, de la mano de Prosper Merimée, le encargó la restauración de la iglesia
de Vezelay a la que seguirían otros trabajos que tuvieron gran resonancia.
En 1842 logró mediante concurso la restauración de Nuestra Señora de París junto con Lassus. Fue nombrado
arquitecto de la abadía de San Dionisio en 1846, inspector general del servicio diocesano en Francia en 1853 y
profesor de Historia del Arte y Estética de la Escuela de Bellas Artes, recién reorganizada por Vaillant, en 1863
aunque dimitió al año siguiente.
Supervisó todos los edificios medievales franceses que fueron restaurados siguiendo los principios arquitectónicos
que se derivaban de sus formas (Castillo de Roquetaillade).
Entre otros reconocimientos fue nombrado oficial en 1858 y comendador en 1869 de la Legión de Honor y miembro
de la Real Academia de Bellas Artes de Bélgica en 1863.
En los comienzos del sitio de París en 1870 organizó la legión auxiliar de ingenieros y con el grado de teniente
coronel recibió el encargo del servicio exterior. Gran amigo de Napoleón III, se declaró librepensador provocando la
reacción del clero y obligándose a dimitir de sus cargos de inspector general diocesano y arquitecto de las catedrales
de Amiens, Clermont, Reims y París.
Eugène Viollet-le-Duc 2
Teoría de la restauración
En sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador primitivo; entender el
espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma. Trata de devolver al edificio su forma original (forma
prístina), o como él entiende que debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es
posible reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. Llegó a decir en su "Diccionario razonado de la
arquitectura francesa", 1868: "El estilo es a la obra de arte, lo que la sangre es al cuerpo humano". Sostiene la
necesidad de prescindir de actitudes subjetivas en la restauración, precepto que él mismo incumplía a menudo. Sus
intervenciones sobre los diversos monumentos franceses se caracterizaron siempre por la primacía del estilo gótico,
considerado superior por Viollet desde el punto de vista tanto técnico como estético. La llamada "unidad de estilo"
perseguía resaltar los aspectos medievales del edificio intervenido, lo cual obligaba a eliminar o al menos alterar los
elementos "inferiores" o secundarios añadidos con posterioridad en los momentos renacentista, barroco o neoclásico.
Lo cierto es que en muchas ocasiones, las intervenciones violletianas provocaron la desaparición de interesantes
añadidos de indudable calidad y valor histórico artístico, así como causaron la ruptura del proceso vital de la
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