Zeus y las Moiras
Enviado por karala • 11 de Noviembre de 2012 • Ensayo • 484 Palabras (2 Páginas) • 629 Visitas
Zeus y las Moiras
Las tres Moiras matando a los gigantes Agrio y Toante. Detalle de friso del Altar de Pérgamo (Museo de Pérgamo, Berlín).
Las Moiras también eran temidas y respetadas por los dioses. El mismo Zeus estaba sujeto a sus designios, según admitió una vez la sacerdotisa pitia de Delfos. Hesíodo se refería a ellas como «las Moiras, a quienes el sabio Zeus dio los mayores honores»10 (aunque ninguna obra clásica precisa hasta qué punto exacto los propios inmortales estaban sometidos a los caprichos de las Moiras, y cabría asimismo esperar que su relación con Zeus no fuese inmutable en el tiempo).
Sin embargo, un presunto epíteto del rey de los dioses, Zeus Moiragetes (‘Zeus Dador de Destino’), fue plasmado en el siglo II por Pausanias a raíz de una inscripción que contemplara en Olimpia: «Cuando se llega al punto de partida de las carreras de carros, hay un altar con la inscripción al Dador de Destino».11 También se refirió a los relieves esculpidos en el templo de Zeus en Megara, citando que «sobre la cabeza de Zeus están las Horas y las Moiras, y todos pueden ver que es el único dios obedecido por éstas». Igualmente advirtió que había un santuario de las Moiras a las puertas de Tebas, contiguo al de Zeus;12 mientras que el del dios contaba con representación escultórica, el de la tríada no.
Los griegos afirmaban variadamente que las Moiras eran hijas de seres primordiales como Nix (la Noche), Caos o Ananké (la Necesidad) —H. J. Rose escribe que Nix era la madre de las Moiras,13 al igual que de las Erinias, en la tradición órfica—, si bien algunos mitógrafos posteriores fueron tan lejos como para afirmar que las Moiras eran hijas de Zeus, junto con bien Ananké o, como Hesíodo señala en un pasaje,14 con Temis (la Justicia) o con Nix.
De los testimonios de Pausanias y de esta segunda vertiente genealógica se infiere la preeminencia de Zeus respecto de las Moiras y su potestad, lo cual no se corresponde con lo que nos ha llegado de los cultos y tradiciones más antiguos, en los que se nos presenta a las Moiras como divinidades primigenias o ctónicas al margen del devenir y de la voluntad del resto de dioses. Es probable que ello se deba a un intento de modificar los mitos originales para que encajaran con el más tardío sistema patriarcal olímpico.
Esta postura tampoco era aceptable para Esquilo, Heródoto o Platón, que consideraban a Zeus conocedor y administrador del destino de los hombres en tanto soberano del orden establecido, pero no decisor último del mismo. En efecto, tanto él como el resto de inmortales podían dispensar al ser humano dichas, aflicciones, recompensas y castigos; pero lo que cada hombre podría o no conseguir a lo largo de su existencia, el límite temporal a ésta y su finalidad predeterminada eran competencia exclusiva
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