A través de los ojos de alguien más
Enviado por Khaaryu • 13 de Diciembre de 2020 • Trabajo • 1.323 Palabras (6 Páginas) • 282 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA)
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ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES
ÁREA DE HUMANIDADES
CUENTO
A través de los ojos de alguien más
AUTOR
Pablo Jesus Juan Cortez Alvarez Cier
CÁTEDRA
Lenguaje y Comunicación
PROFESOR
Edwin Pizarro
Lima-Perú
2020
A través de los ojos de alguien más
Neftalia era una nación que por su desafortunada ubicación geográfica se encontraba en medio del campo de batalla de cuatro naciones vecinas que constantemente estaban en conflicto: Rasudai, Genguisen, Cristisurk y Sandeloi. Neftalia estaba acabada, olvidada y solo reconocida como el centro de una guerra infinita donde distintos bandos peleaban con el objetivo de reclamar la victoria, la hegemonía y los recursos de las demás naciones. Resulta increíble que en esta desdichada región existiera algún habitante vivo y originario de ella; sin embargo, así lo fue. Neftalia poseía una población bastante pequeña que guardaba una relación de uno a mil en comparación con las demás naciones.
Había una única niña que formaba parte de esa minoría, una niña sin nombre porque no lo necesitaba, ningún neftaliense lo necesitaba; al fin y al cabo, solo eran vistos como insectos en una titanomaquia; después de todo, ninguna de las demás naciones veía a Neftalia como una nación con una comunidad dentro, sino como un coliseo con hormigas en la arena. La niña dormía en una acera y encima de un apolillado colchón, a pesar de su condición, se las arreglaba casi siempre para conseguir comida, ya sea robando o recibiendo caridad de los transeúntes. Neftalia fue alguna vez una nación unida, pero la guerra terminó destruyendo todo eso, terminó por acabar con la unidad de esa región y, los pocos neftalienses que aun vivían en su hogar natal, si es que a eso se le podía llamar hogar, no les importaba luchar más que por sus fines personales, por su propia supervivencia en una guerra aparentemente interminable.
Comenzaba una contienda más al norte de Neftalia, donde pelearía el soldado más capacitado de Genguisen; Khaaryu, quien no luchaba más que por dinero, un mercenario en toda su regla. Terminada la feroz batalla, Khaaryu se pone a estudiar la geografía del lugar para posibles estrategias futuras, hasta que logra avizorar a una pequeña y hermosa niña. Khaaryu, deslumbrado por su belleza, decide ir en su búsqueda esperando que sea lo que pensaba y, efectivamente, era la única niña neftaliense que quedaba viva, de cabello negro azabache y ojos acaramelados como la miel. Khaaryu solo acertó a exclamar “¡Bingo!” con tal alegría como si hubiera ganado el premio mayor de la lotería, y es que no era para menos, las niñas neftalienses con esas características eran bastante cotizadas en el bajo mundo y, a nuestro mercenario solo le importaba el lucro.
Khaaryu se la llevó sin muchas dificultades, la niña estaba cansada del infierno que había pasado por once años desde su nacimiento y ya no presentaba espíritu de lucha frente al peligro. El mercenario se contactó con algunos proxenetas genguisanos y logró venderla al mejor postor. Lo único tedioso era que tendría que cuidar de ella y mantenerla en buen estado por tres meses hasta que el comprador llegue. Le preguntó su nombre, pero no hablaba y tampoco parecía tener uno. Así que le empezó a llamar “Yalene” que significa “nadie” en genguisano.
Con Khaaryu, Yalene empezó a alimentarse como cualquier niña de once años promedio lo haría. Se bañaba a diario y tenía una cómoda cama con un techo por donde no podía pasar la fría lluvia. Era más que suficiente para Yalene, se sentía en el paraíso. Conforme iba pasando el tiempo, se fue acostumbrando a su nombre y lo asimiló como parte de su propia identidad. Cada vez que Khaaryu salía a trabajar, Yalene limpiaba la casa en forma de agradecimiento, ella estaba más que satisfecha con todo lo que le brindaba Khaaryu, empezó a sentir por él lo que nunca había sentido antes, un amor como aquel que tiene una hija por su padre.
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