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ANALISIS ''LA FORMA DE LA ESPADA''


Enviado por   •  14 de Julio de 2015  •  1.246 Palabras (5 Páginas)  •  1.492 Visitas

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El cuento está narrado en primera persona, por lo que el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado son la misma persona. Y esta persona, como se descubre al final, es Borges. El autor se hace personaje, se recrea a sí mismo en la ficción.

El primer párrafo introduce al Inglés de la Colorada, el personaje que va a transformarse en un segundo narrador, cuyo discurso va a estar enmarcada por la del sujeto del enunciado (el personaje Borges). Este relato enmarcado (enunciado por el Inglés) se distingue claramente, por las comillas que lo encierran, del que lo enmarca.

"Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco (…) que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo. Su nombre no importa; todos en Tacuarembó le decían el Inglés de la Colorada (…)". Así comienza el cuento, con una cicatriz, y ya se intuye una relación con la espada del título. Luego del primer punto y coma, este misterio se disuelve para entrar en la descripción del personaje, basada al principio en rumores ("he oído que"), siguiendo con "no faltó quien dijera que" y con "dicen que", para terminar con la fuente legítima de su propio recuerdo sensorial: "(…) Recuerdo los ojos glaciales, la enérgica flacura, el bigote gris. (…) Es verdad que su español era rudimental (…)".

El narrador cuenta que estuvo obligado a refugiarse en los campos de "La Colorada" la última vez que recorrió los "departamentos del Sur", por una crecida del río Caraguatá. Creyendo inoportuna su visita, recurrió al patriotismo para congraciarse con el Inglés, su anfitrión, y elogió el espíritu de Inglaterra. Pero el Inglés, sin darse cuenta de que estaba revelando un secreto, dijo que era irlandés y no inglés. Después bebieron ron, y una vez borracho Borges mencionó la cicatriz. Así el Inglés decidió contarle la historia de su cicatriz, pero con la condición de "no mitigar ningún oprobio".

Aquí comienza el mencionado relato enmarcado de este personaje que deviene narrador –dentro de la ficción– de la historia de su cicatriz. Su historia se remonta hacia 1922, cuando conspiraba –como muchos otros– por la independencia de Irlanda. Una tarde les llegó un afiliado de Munster, "un tal John Vincent Moon". El Inglés lo describe como "flaco y fofo a la vez; daba la incómoda impresión de ser invertebrado". Discutiendo de noche, por las calles, los sorprendió un tiroteo. Se metieron en una calle de tierra, y un soldado les ordenó detenerse. El Inglés apuró sus pasos. Pero Moon no lo seguía, "la pasión del miedo lo invalidaba". Entonces derribó al soldado y mandó a su compañero que lo siguiera. Les dispararon, y una bala rozó un hombro de Moon, quien "prorrumpió en un débil sollozo".

Se hospedaban en la quinta de un general, que "abundaba en perplejos corredores y en vanas antecámaras". Cuenta que tenía un museo y una biblioteca, con libros y "cimitarras de Nishapur, en cuyos detenidos arcos de círculo parecían perdurar el viento y la violencia de la batalla". Se repite la palabra "arco" de la primera frase del cuento, y se mencionan "cimitarras", que son sables curvos. La relación entre "la forma de la espada" y la cicatriz en forma de arco se estrecha ahora con la aparición de las cimitarras. Datos sueltos característicos del género policial, que cobran importancia recién al final del cuento.

Al día siguiente los esperaban sus compañeros, y Moon "conjeturó que tenía fiebre" a partir de la superficial herida. "Su cobardía era irreparable".

Pasaron nueve días. "El décimo la ciudad cayó en poder de los Black and Tans". El Inglés había salido, y al volver escuchó que Moon hablaba por teléfono y lo delataba, indicando que lo arrestaran a

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