ANÁLISIS LA TEJEDORA DE SOMBRAS

LA TEJEDORA DE SOMBRAS

Jorge Volpi

La tejedora de sombras es la historia de Christiana, una mujer que se ve enfrentada a una serie de cambios en su vida de casada con Will, cambios que rápidamente la llevaron a experimentar un sin número de aventuras amorosas y sexuales con diferentes hombres; los acontecimientos cobran mayor importancia cuando se fija en Harry, un hombre atractivo el cual corresponde a sus intenciones, aunque este también se encuentra casado con Josephine, tanto Christiana como Harry, comparten intereses hacia el psicoanálisis lo que les da oportunidad de tener largas conversaciones y una relación más cercana, aunque la atracción y el interés entre ellos es mutuo, en un principio no ceden a sus pasiones ya que junto con sus correspondientes parejas se conocen y tienen una relación de amistad, a ellos se le suman el hermano de Harry, Mike y su esposa Verónica, todos juntos se encuentran constantemente para ponerse al tanto de sus vidas.

Poco a poco la pasión entre Christiana y Harry empieza a crecer al punto de no contenerse a sus impulsos, así que deciden mantener una aventura a escondidas, con el propósito de algún día poder hablar con sus parejas de lo que verdaderamente sienten, algo que posteriormente pasará y que desencadenará una serie de sentimientos y emociones tan contradictorias, pero tan fuertes que dan forma a una interesante historia pasional, pero a su vez emotiva.

Por aquel tiempo en que la aventura entre Christiana y Harry tiene lugar, Christiana empieza a visitar a Jung, famoso y aclamado psicoanalista con el cuál entabla rápidamente una muy buena relación y sus sesiones son las que establecen el devenir de los hechos y las decisiones más trascendentales para la historia.

En el desarrollo de la historia a lo largo del libro, especialmente el acercamiento que tiene cada uno de los personajes con las prácticas psicoanalíticas  evidenciadas en el mismo, es posible elucidar los procesos que operan de manera inconsciente en cada uno de ellos, así pues, en el acontecer terapéutico expuesto en cada una de las sesiones con el psicoanalista, el objeto de estudio se va configurando entorno al entendimiento del ser y su existencia, a partir de una serie de vivencias, ideaciones, sueños e incluso visiones que dan cuenta de la riqueza de detalles inconscientes de cada uno de los implicados y su significación,  este reconocimiento del ser y de sus verdaderas intenciones son estudiadas desde una vertiente menos sexualizada de acuerdo a la base teórica con la cual se identifica el terapeuta.

Las determinaciones por parte de Jung y su escuela psicoanalítica, así como la significación de la existencia como objeto de estudio da cuenta de un despliegue revelador sobre la concepción del sí mismo, cuyo papel se establece como eje articulador y a su vez el fundamento de los arquetipos de un proceso de individuación como finalidad de una psicología analítica, de esta manera, se define una estructura de la psique y una energía que subyace en el individuo y que explica sus dinámicas y comportamientos, esta energía no es más que la líbido, no como una pulsión sexual sino como una energía de carácter neutro que responde a las solicitudes de cada individuo según fueran necesarias y que se manifestan de determinada manera, entre ellas el carácter sexual también tiene su lugar, pero no bajo esa figura esencial en la teoría de Freud, ante esto esa líbido no es considerada más que el interés y deseo que muestra el sujeto hacia los diversos objetos y su naturaleza. Es precisamente este deseo de individuación el que persigue cada uno de los personajes a lo largo de la historia, se entiende este como la construcción de una personalidad que al ser definida puede señalar con gran precisión la identidad del sujeto.

Como se ha enunciado anteriormente, la narración da cuenta de unos procesos terapéuticos, así como el aprendizaje de este a través de seminarios o sesiones de discusión de casos o experiencias mismas; como máxima figura de estos círculos terapéuticos aparece Carles Gustav Jung, reconocido psicoanalista de la época con una postura analítica que dista mucho del psicoanálisis expuesto por Sigmund Freud, no obstante, en sus inicios colaboraron en la teorización de un modelo de estudio a partir del cual posteriormente tomarían rumbos diferentes.

Poco se habla en el libro de la formación psicoanalítica que tiene Jung, aunque se puede inferir que la misma era de gran nivel por su reconocimiento a lo largo de diferentes países ya que constantemente llegaban personas de todas partes esperando poder ser tratadas por él, también en la historia aparecen otra serie de psicoanalistas que llevan a cabo las sesiones, todos pertenecientes a la escuela de Jung aunque no siempre consideran sus prácticas la mejor forma de tratar a los pacientes, de esta manera, en algunos pasajes de la narración se pueden evidenciar y entender los procesos de resistencia que operan en el paciente, generalmente cuando cambian de un analista a otro y encuentra que sus prácticas o el trato mismo a lo largo de las sesiones, no se corresponden con el anterior, esto sumado al sentimiento de volver a empezar de cero cada vez determinan una relación que se deteriora con el paso del tiempo y que se aleja de la ansiada cura analítica o para efectos de la búsqueda de identidad expuesta por el autor, una reticente individuación.

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