ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Actitud De Vencedor


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  48.366 Palabras (194 Páginas)  •  332 Visitas

Página 1 de 194

Actitud de

VENCEDOR

JOHN C. MAXWELL

Un Sello de Editorial Caribe

Capacidad es lo que le permite hacer algo.

Motivación es lo que determina lo que usted hace.

Actitud es lo que determina cuán bien lo hace».

Lou Holtz

Entrenador del equipo de fútbol de Notre Dame

BETANIA es un sello de Editorial Caribe,

una division de Thomas Nelson, Inc.

© 1997 Editorial Caribe

P.O. Box 141000

Nashville, TN 37214-1000

E-Mail: caribe@editorialcaribe.com

Título en inglés: The Winning Attitude

© 1993 por John C. Maxwell

Publicado por Thomas Nelson Publishers

Traductor: Guillermo Vásquez

ISBN: 0-88113-413-9

Reservados todos los derechos.

Prohibida la reproducción total o parcial

de esta obra sin la debida autorización

de los editores.

Impreso en EE.UU.

Printed in U.S.A.

7 a Impresión

www.caribebetania.com

Actitud de vencedor es dedicado al

Dr. Tom Phillippe,

Amigo, colaborador en el evangelio

y ejemplo de una buena actitud en la vida.

Contenido

Reconocimientos

I. Considere su actitud

1 Es un pájaro…Es un avión…¡No! ¡Es una actitud!

2 La actitud, ¿qué es?

3 La actitud, ¿por qué es importante?

II. Construya su actitud

4 Es difícil volar con las águilas cuando se tiene que vivir con los pavos

5 Verdades fundamentales sobre la construcción de la actitud

6 Materiales que se usan en la formación de la actitud

7 Las costosas equivocaciones que la gente comete al construir una actitud

III. Cómo se estrella su actitud

8 ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Mi actitud está perdiendo altura!

9 Cuando nos estrellamos por dentro

10 Cuando nos estrellamos por fuera

IV. El cambio de actitud

11 Suba, suba y vuele lejos

12 La decisión está en usted

13 Las oportunidades a su alrededor

14 El Dios sobre usted

Canales para el cambio

Guía de estudio

Acerca del autor

Reconocimientos

Deseo expresar mi agradecimiento por este libro a mis padres, Melvin y Laura Maxwell, por proveerme una existencia hogareña caracterizada por actitudes saludables hacia la vida. Actitudes positivas captadas más por el ejemplo que por la enseñanza, me rodearon desde el día que nací.

Mi esposa, Margaret, me brindó sabio consejo, y nuestros hijos, Elizabeth y John Porter, me dieron muchas ilustraciones. La familia Maxwell trata de vivir los principios de este libro.

Aprecio la participación de mis colaboradores de la iglesia Skyline Wesleyan en la preparación de este libro. Sus opiniones, preguntas y sugerencias fueron lo más importante en las reuniones del personal de los martes. Barbara Brumagin, mi asistente administrativa, siguió especialmente de cerca este proyecto.

Gracias a Paul Nanney por su amistad y por las emocionantes experiencias de vuelo que añadieron mucho a este libro.

Sección I

Considere

su actitud

1

Es un pájaro…

Es un avión…

¡No! ¡Es una actitud!

Haya pues en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús ( Filipenses 2:5 , Biblia de las Américas).

Era un hermoso día en San Diego, y mi amigo Paul quiso llevarme a volar en su avión. Como era nuevo en California del Sur decidí ver mi nueva tierra desde una perspectiva distinta. Me senté en el asiento del copiloto mientras mi amigo terminaba de revisar sus instrumentos. Todo estaba bien, así que Paul encendió los motores y nos dirigimos hacia la cabecera de la pista. Cuando el avión se elevaba me di cuenta que su nariz estaba más alta que el resto del fuselaje. También me llamó la atención que, aunque el paisaje que teníamos abajo era esplendoroso, Paul observaba continuamente el tablero de instrumentos.

Como no soy piloto, decidí convertir el vuelo de placer en una experiencia de aprendizaje.

—Todos esos cuadrantes —comencé—, ¿qué te dicen? Veo que observas unos más que otros. ¿Qué es este?

—Ese es el indicador de actitud —respondió.

—¿Cómo puede un avión tener una actitud? —En vuelo, la actitud de la nave es lo que llamamos la posición del avión en relación con el horizonte.

Como mi curiosidad ya se había despertado, le pedí que me explicara más.

—Cuando el avión asciende —dijo—, tiene una actitud nariz arriba, porque la nariz de la nave señala más arriba del horizonte.

—Eso es correcto —continuó mi instructor—. Los pilotos prestan atención a la actitud del avión porque eso indica su comportamiento.

—Ahora puedo entender por qué el indicador de actitud está en tan visible lugar en el tablero de instrumentos —manifesté.

Paul, comprendiendo que era un estudiante ansioso, continuó:

—Como el comportamiento del avión depende de su actitud, es necesario cambiar su actitud para cambiar su comportamiento.

Lo demostró elevando la nariz del aparato. El avión ascendió con seguridad y la velocidad disminuyó. Cambió su actitud, y eso cambió su comportamiento.

Paul concluyó su lección diciendo:

—Puesto que la actitud del avión determina su comportamiento, los instructores enseñan «actitud de vuelo».

Esa conversación me hizo pensar en las actitudes de la gente. ¿La actitud de un individuo, no norma su comportamiento? ¿No tiene un «indicador de actitud» que continuamente evalúa sus perspectivas y sus logros en la vida?

¿Qué pasa cuando la actitud está produciendo resultados no deseables? ¿Cómo puede cambiarse la actitud? Y, si la actitud cambia, ¿cuáles son las ramificaciones hacia las personas que le rodean?

Mi amigo Paul tenía un manual de instructor sobre «Actitud de vuelo», la relación entre la actitud del avión y su comportamiento. Nosotros, también, tenemos un manual sobre la actitud de vida… la Biblia.

El apóstol Pablo, escribiendo a la iglesia de Filipo, colocó ante esos cristianos un indicador de actitud. «Haya, pues, en vosotros esta misma actitud que hubo también en Cristo Jesús» ( Filipenses 2:5 , Biblia de las Américas).

Cristo nos da un perfecto ejemplo. Su elevada norma no fue dada para frustrarnos sino para revelarnos áreas en nuestras vidas que necesitan mejoramiento. Cuando estudio Filipenses 2:3–8 , traigo a mi mente las actitudes saludables que Jesús poseía.

Era desinteresado. «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (291 Kb)
Leer 193 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com